Cómo montar tu propia red de 1 Gbps en casa: qué opciones hay y cómo desplegarlas

Las redes para pequeñas empresas y domésticas a 1 Gbps son apetecibles si necesitamos mover grandes volúmenes de datos entre nuestros equipos.

Una red Gigabit Ethernet cableada es segura, estable y nos ofrece una velocidad de transferencia sostenida muy alta.

Las conexiones a Internet mediante fibra óptica a 1 Gbps ya están aquí. Algunos operadores, como Orange, Vodafone o Yoigo, ya ofrecen a sus clientes la posibilidad de acceder a la Red con esta velocidad de transferencia, aunque no siempre se trata de una conexión simétrica, una circunstancia a la que los usuarios debemos prestar atención.

La velocidad de bajada de los datos sí asciende a ese prometido 1 Gbps, o, al menos, debería hacerlo, pero la subida con frecuencia es más lenta, oscilando habitualmente entre 100 y 300 Mbps. Aun así, se trata de un problema relativamente menor para quien tiene la suerte de poder acceder a una de estas conexiones.

Y es que, desafortunadamente, en la geografía española aún existen muchas demarcaciones que deben conformarse con conexiones mucho más lentas, a menudo sobre líneas ADSL por debajo de los 20 Mbps de bajada.

Las redes domésticas a 1 Gbps tienen sentido

La llegada de las tan cacareadas conexiones de fibra óptica a 1 Gbps da sentido a las redes domésticas capaces de ofrecer una velocidad de transferencia entre dispositivos equivalente, de manera que nuestra velocidad de acceso a Internet no quede deslucida por una tasa de transferencia entre el router y nuestros dispositivos muy inferior.

No obstante, este no es en absoluto el único escenario en el que las redes domésticas a 1 Gbps tienen sentido. Cabe la posibilidad de que nuestra conexión a Internet sea más lenta, o, incluso, que esté muy por debajo de ese Gbps del que estamos hablando, y, aun así, nos venga de maravilla contar con una red en nuestra casa capaz de ofrecernos una velocidad de transferencia entre nuestros dispositivos muy alta.

Un ejemplo que ilustra esta situación a las mil maravillas. Si tenemos un NAS, bien conectado directamente a nuestro router, bien enlazado a un conmutador de red, y movemos con frecuencia grandes volúmenes de datos entre distintos dispositivos de nuestra red, como podrían ser un PC y el NAS, nos encontraremos en disposición de sacar mucho partido a un red doméstica de alta velocidad.

En general, al margen de la velocidad de nuestra conexión a Internet, resulta muy apetecible tener una red doméstica de alta velocidad siempre que necesitemos transferir un gran volumen de datos entre dispositivos locales y nuestro enlace con la Red no esté involucrado en el proceso, especialmente si es relativamente lento.

La opción más estable: una red cableada a 1 Gbps

Si nuestra prioridad es desplegar una red doméstica que nos ofrezca las mejores prestaciones, la máxima fiabilidad, la más alta seguridad y una estabilidad a prueba de bombas, la mejor opción está muy clara: una red cableada de tipo Gigabit Ethernet.

Eso sí, el mayor problema, y, probablemente, el único, al que tendremos que enfrentarnos si no contamos con una preinstalación ya resuelta, es que puede no resultar fácil llegar con el cable hasta todas las ubicaciones en las que necesitamos colocar una toma de red. Aunque hay estrategias que suelen funcionar en las que voy a profundizar unos párrafos más adelante.

Antes de continuar debemos tener algo muy importante en cuenta. Si queremos que la comunicación entre dos dispositivos de nuestra red se efectúe a una velocidad cercana a 1 Gbps no solo necesitamos una «autopista» capaz de permitir el tráfico a esta velocidad, sino también que los dos elementos de red involucrados, que también se conocen como nodos, puedan administrar el tráfico a esa tasa. Esto significa, sencillamente, que las controladoras de red de esos dispositivos deben ser de tipo Gigabit Ethernet 10/100/1000BASE-T.

ARTÍCULOS RELACIONADOS A ESTE NOTICIA

Deja tu comentario