- El presidente del Tribunal Constitucional de España considera que las reformas constitucionales deben hacerse con el mayor respaldo ciudadano
Pedro González-Trevijano, presidente del Tribunal Constitucional de España es bien conocido por estas latitudes. Colaboró con los trabajos de la Constitución dominicana de 2010 y desde la asociación integrada por todos los tribunales constitucionales y las distintas salas de justicia de Iberoamérica sigue de cerca la actualidad constitucional del continente.
En mayo, República Dominicana acogerá la XIV Conferencia Iberoamericana de Justicia Constitucional. Un buen encuentro que se celebra en el marco del décimo aniversario del Tribunal que preside en el país el Dr. Milton Ray Guevara.
—Este encuentro trata un tema que toca de cerca al ciudadano. ¿Cómo ha incidido en el terreno constitucional la pandemia?
Sí, realmente. El título del encuentro es “La jurisdicción constitucional en Iberoamérica: ciudadanía y libertad.Problemática del Covid-19”. Creo que en el terreno constitucional ha incidido a un nivel importantísimo. Hay un cierto antes y después en la comprensión de la actuación de los poderes públicos y del papel de la justicia constitucional, que ha supervisado en determinados países las acciones que han tomado los ejecutivos y parlamentarios.
— ¿El problema han sido los controles impuestos?
Claro, no todos los países han tenido la misma problemática; aquí en Santo Domingo no ha habido recursos frente a las restricciones de derechos adoptadas por el Gobierno, cosa que sí ha sucedido en Latinoamérica, España y Francia. En cuanto a reclamación de constitucionalidad, la comprensión de los derechos fundamentales durante el Covid no es la misma que en la normalidad. En algunos casos las limitaciones iban más allá de lo que permitía la Constitución y en otras sí se ajustaban. Haremos un examen post covid en el encuentro.
—América Latina vive un cambio de ciclo político. ¿También se esperan cambios constitucionales?
Ciertamente se ha visto la disrupción de determinados movimientos políticos. En algunos países hay abiertos procesos de revisión y reforma de su constitución y esto siempre afecta. Una constitución no es un texto normativo sino que tiene un contenido sustantivo y si no lo tiene… pues es una careta. Una constitución tiene que reunir algunos requisitos indispensables. Hay un contenido intangible que es la protección de derechos fundamentales y es indispensable garantizar un principio de colaboración y finalmente, un régimen constitucional que pueda convocarse a elecciones, evidentemente libres y no solo eso, sino que debe proteger a los electores y minorías. La Asociación analiza pormenorizadamente cuáles son las revisiones, con el deseo de que la reforma sirva para acomodar a las constituciones y personas pero que no se pongan prácticas autoritarias. Se están abriendo unos procesos de reforma sobre el papel de la Justicia, sobre si es mejor atribuir a una sala de la corte suprema o si en algunos países se hacen excepciones…
—Usted participó en los trabajos preparatorios de la Constitución dominicana de 2010…
Fue un momento interesante, yo era rector de la Universidad Rey Juan Carlos. Conocí al presidente Fernández, que con la constitución anterior no se podía presentar a las elecciones. Fue a impartir de una conferencia en el Antiguo Instituto de Estudios Políticos y Constitucionales sobre la problemática de constituciones iberoamericanas. Tuvimos una charla muy amigable y me manifestó su deseo de intentar aprobar una constitución democrática ciudadana. Eso pasaba, a su modo de ver, por redefinir la institucionalización de la participación ciudadana. Cuando él ganó las elecciones me puso al frente de un grupo de juristas -y siendo muy respetuoso y sin entrometerme en la decisión política porque esa es del pueblo soberano-, asistimos a un grupo de catedráticos y magistrados que podrían hacer los contenidos y líneas fundamentales de la constitución de acuerdo con un criterio actual.
Fue un proyecto muy satisfactorio y un proceso de participación ciudadana en el que se escuchó a todo el mundo. República Dominicana tiene una Constitución comparable a cualquier país de su entorno y muy bien valorada.
—El presidente Abinader impulsa otra reforma, todos los presidentes tocan algo. ¿Es habitual en otros países que siempre se toque la Constitución?
Con carácter general, todas las constituciones están de una forma u otra, transidas de una inefectiva tensión dialéctica, porque al final, la Constitución es la norma que disciplina las relaciones políticas de los pueblos y se supone que si es la norma, debe tener una estabilidad y hay que darle la oportunidad de que pueda desarrollarse. Pero también es verdad que las generaciones nuevas tienen derecho a reformular estos proyectos.
—¿Dónde está el equilibrio?
¿Dónde está la inteligencia política? En encontrar la estabilidad política, entre respetar una constitución sin desvirtuar sus líneas modulares y principios básicos y simultáneamente acomodar las nuevas exigencias. Aquí hay que buscar la prudencia y osadía. Con carácter general, cuando se explican estos procesos, se deben respetar unas actuaciones. Estas reformas deben articularse en un clima de distensión política, no en procesos confusos o de conflictos. Al final esto es un compromiso y si la situación es tensa, pues es difícil llegar a acuerdos.
—¿Existe una receta para reformar una constitución?
Comprenderá que solo puedo hablar en sentido general. Las reformas, a nuestro entender, deben hacerse con el mayor respaldo ciudadano y con el respaldo de las fuerzas políticas aunque sea difícil y sabiendo que tambien hay momentos en los que si todos participan… es difícil.
—Se pone de ejemplo a menudo la Constitución española de 1978 como ejemplo de consenso.
Nosotros veníamos de una dictadura y todos los partidos se sumaron al pacto. Creo que finalmente se deben responder ciertas cosas como ¿qué vamos a reformar?, ¿por qué vamos a reformar? y ¿para qué se reforma? Si se responde a esto puede fluir mejor el proceso.
—¿Es necesaria una reforma constitucional para hacer cambios?
Cada vez que abres un proceso de reforma, estás poniendo en entredicho muchas cosas y más si no tienes mucho tiempo. En España llevamos 42 años con la constitución y no se ha cambiado más de dos veces y no en asuntos realmente sustanciales, sino más bien técnicos. Es algo pequeño pero lo ideal es mantener lo bueno que tiene la constitución y acomodar los otros puntos, adaptarlos al nuevo contexto.