La crisis y violencia en Haití desata una ola migratoria «desesperada» a EE. UU.

  • La Guardia Costera estadounidense ha interceptado en el mar a 1,577 indocumentados haitianos desde que comenzó el actual año fiscal

En poco más de siete días casi 500 haitianos han sido interceptados a su llegada a las costas de Florida a bordo de abarrotadas embarcaciones, una señal inequívoca de una crisis migratoria a la que Estados Unidos solo responde con deportaciones, según denuncian organizaciones de esa comunidad en Miami.

Es una «huida desesperada» del caos y la violencia rampante que reinan en Haití, donde hay un «gobierno de facto y criminal que es apoyado por Estados Unidos», denunció a Efe Marleine Bastien, la fundadora y directora ejecutiva de la organización con sede en Miami Family Action Network Movement (FANM).

El 14 de marzo 123 haitianos fueron aprehendidos por efectivos de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés), con ayuda de la Guardia Costera y otras agencias federales y locales, tras su desembarco a una zona residencial en los Cayos de Florida (EE. UU.).

Esta operación se dio luego de que las autoridades interceptaran el pasado 6 de marzo a 356 haitianos frente a las costas de Cayo Largo, otra ciudad de este conjunto de islas en el extremo sur del estado. Como en el caso anterior, los haitianos se hallaban a bordo de una atestada y frágil embarcación.

«La gente en Haití quiere vivir en paz, pero están huyendo porque su país ha sido transformado en un infierno», dice Bastien tras advertir que las frágiles embarcaciones abarrotadas de haitianos «seguirán viniendo».

La dirigente comunitaria demandó a la Administración del presidente Joe Biden que conceda a los haitianos un estatus de asilo político en vez de optar por la deportación una vez que alcanzan las costas estadounidenses.

Crisis política y violencia  

Desde el pasado 1 de octubre de 2021, es decir cuando empezó el actual año fiscal, los efectivos de la Guardia Costera estadounidense han interceptado en el mar a 1,577 indocumentados haitianos, una cifra ya superior al total de 1,527 de todo el periodo fiscal anterior.

Los datos van de la mano con la crisis política suscitada en la nación caribeña tras el magnicidio del presidente Jovenel Moïse, ocurrido el 7 de julio del año pasado en su residencia en la capital Puerto Príncipe.

Sobre el actual primer ministro de Haití, Ariel Henry, recaen sospechas por su presunta vinculación en el asesinato de Moïse, y de ahí las críticas de Bastien a que el Gobierno estadounidense trabaje con el actual líder haitiano.

«(Henry) está implicado en el asesinato y está apoyado por EEUU», lo que contribuye a la inestabilidad de Haití, criticó la activista, que aludió también a la crisis económica, con una inflación de un 24 %, y al incremento de los secuestros y asesinatos por parte de las cada vez más poderosas pandillas.

Un informe del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas reveló en febrero pasado que estos grupos criminales se han apoderado de más territorio y han ocasionado «un impacto catastrófico en la economía de Haití», además de suponer una amenaza a los derechos fundamentales de los once millones de ciudadanos de ese país.

El documento refleja que entre los meses de septiembre y diciembre del año pasado en Haití han sido asesinadas más de 500 personas, incluidas 40 mujeres.

La seguridad es lo primero

«Día tras día allí, solo escuchas rondas y rondas y rondas de balas, como rifles semiautomáticos, entre los oficiales de policía y los pandilleros», dijo a la radio pública del sur de Florida WLRN Regine Theodat, una haitiana-estadounidense que migró a República Dominicana luego de que la pandilla 400 Mawozo asesinara a su esposo en Croix-des-Bouquets.

Bastien señaló que muchas de las armas en posesión de las pandillas provienen de Estados Unidos y por eso le pidió abordar esta cuestión al secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, durante un encuentro que sostuvo el año pasado en Miami con miembros de la comunidad haitiana local.

«Lo primero que tienes que hacer es detener el flujo de armas, porque si quieres ayudar la seguridad es lo primero», señala la directiva de FANM, cuya sede se ubica en el barrio de La Pequeña Haití de Miami, donde se asienta la mayor comunidad de haitianos en Estados Unidos.

Acciones de apoyo  

La crisis migratoria haitiana, que se extiende también a la frontera sur de Estados Unidos y a México, ha motivado reacciones de congresistas en Washington, como es el caso del senador por Florida Marco Rubio.

Miembros del equipo del senador de origen cubano estuvieron el martes en la ciudad de Hialeah, al oeste de Miami, ayudando a inmigrantes haitianos, así como a cubanos, venezolanos y ucranianos, a iniciar los trámites para el Estatus de Protección Temporal (TPS).

«Debemos asegurarnos de que quienes buscan refugio sean tratados con dignidad y de conformidad con el estado de derecho. Hemos visto una y otra vez el trato discriminatorio de los inmigrantes haitianos y de raza negra en nuestras fronteras: esto debe terminar», dijo recientemente la congresista por Florida Sheila Cherfilus-McCormick, hija de haitianos emigrados a Estados Unidos.

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