El apoyo cerrado a Israel del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, tras el ataque de Hamás del pasado 7 de octubre le está pasando factura en la política interna. Las voces de la izquierda y de dentro del Partido Demócrata que reclaman un alto el fuego y una mayor asistencia humanitaria a Gaza se multiplican. La popularidad del presidente ha caído en picado entre sus propios votantes. El apoyo a Gaza y las críticas a Israel se concentran sobre todo en los…
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El apoyo cerrado a Israel del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, tras el ataque de Hamás del pasado 7 de octubre le está pasando factura en la política interna. Las voces de la izquierda y de dentro del Partido Demócrata que reclaman un alto el fuego y una mayor asistencia humanitaria a Gaza se multiplican. La popularidad del presidente ha caído en picado entre sus propios votantes. El apoyo a Gaza y las críticas a Israel se concentran sobre todo en los jóvenes y las minorías, dos nichos de votantes claves para los demócratas, lo que ha encendido las alarmas a poco más de un año de las elecciones. El propio Biden ha modulado ligeramente el mensaje en sus últimas intervenciones públicas ante el creciente daño a la población civil, acaso también consciente del giro en la opinión pública.
El pasado domingo, por ejemplo, Biden habló con el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu. En el resumen de la conversación facilitado por la Casa Blanca se señalaba que el presidente de Estados Unidos “subrayó la necesidad de aumentar inmediata y significativamente el flujo de ayuda humanitaria para atender las necesidades de la población civil de Gaza”.
El impulso de la ayuda humanitaria era una de las reclamaciones de buena parte de los parlamentarios de su partido. Poco después de comenzar el conflicto, 55 congresistas demócratas enviaron una carta a Biden y al secretario de Estado, Antony Blinken, en la que expresaban su preocupación por la situación humanitaria en Gaza, reclamaban restaurar los suministros de comida, agua y energía que Israel había cortado y pedían respeto a la ley internacional por parte de Israel. “Creemos firmemente que la respuesta de Israel debe tener en cuenta a los millones de civiles inocentes de Gaza que son víctimas de Hamás y sufren las consecuencias de su campaña terrorista”, afirmaban. Dos días después, un grupo de 12 demócratas al que luego se han sumado otros cinco, presentaba una resolución con un “llamamiento a una desescalada y un alto el fuego inmediatos en Israel y la Palestina ocupada”.
Encabezaba esa resolución la única congresista de origen palestino, Rashida Tlaib, que tras la explosión del hospital Al Ahli al Arabi en Gaza interpeló directamente a Biden en la red social X (antes Twitter): “Presidente, esto es lo que pasa cuando te niegas a facilitar un alto el fuego y ayudar a reducir la escalada. Su enfoque de solo guerra y destrucción me ha abierto los ojos a mí y a muchos palestinos y musulmanes estadounidenses como yo. Recordaremos su postura”, tuiteó.
Apoyo de Obama
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El propio expresidente Barack Obama dio voz a esa postura del ala progresista del Partido Demócrata: “Es posible que personas de buena voluntad defiendan los derechos de los palestinos y se opongan a determinadas políticas del Gobierno israelí en Cisjordania y Gaza sin ser antisemitas”, escribió en un artículo. Obama se preocupó de señalar que Biden había pedido respetar la ley internacional y facilitar el acceso de ayuda humanitaria, al igual que lo hicieron 130 congresistas que enviaron una nueva carta al presidente el 20 de octubre urgiendo la creación de corredores humanitarios y pidiendo que se garantizase la seguridad de los civiles.
La semana pasada, nueve congresistas demócratas rechazaron apoyar una declaración de solidaridad con Israel que fue apoyada por 412 votos a 10 en la Cámara de Representantes. Y 10 senadores demócratas, incluido el independiente Bernie Sanders, sin llegar a pedir un alto el fuego, sí que han reclamado “pausas humanitarias” en la guerra.
Además de las voces dentro de su propio partido, el descontento de parte de los votantes izquierdistas con el apoyo de Biden a Israel se puede apreciar en manifestaciones en la calle, en la actividad en los campus universitarios y en las manifestaciones públicas de activistas, organizaciones no gubernamentales y sindicatos.
Entre los grupos más activos han estado las asociaciones árabes y musulmanas. Algunos de ellos han amenazado con retirar su apoyo a Biden a menos que tome medidas inmediatas para garantizar un alto el fuego en Gaza. El Consejo Nacional Musulmán Demócrata, que incluye a líderes del Partido Demócrata de estados muy disputados que pueden decidir las elecciones, como Michigan, Ohio y Pensilvania, ha instado a Biden a utilizar su influencia con Israel para negociar un alto el fuego este mismo martes. En una carta abierta titulada “Ultimátum de alto el fuego 2023″, los líderes musulmanes se comprometieron a movilizar a “los votantes musulmanes, árabes y aliados” para que “nieguen su respaldo, apoyo o voto a cualquier candidato que apoye la ofensiva israelí contra el pueblo palestino”. Y este martes, el secretario de Estado, Antony Blinken, fue interrumpido varias veces por ciudadanos que pedían el fin de la guerra con las manos pintadas de rojo mientras comparecía en una audiencia en el Senado.
Aunque el apoyo a la ayuda a Israel es mayoritario entre la población, los votantes de 18 a 34 años desaprueban (un 51% en contra frente a un 39% a favor) que Estados Unidos envíe armas y equipamiento militar a Israel en respuesta al ataque terrorista de Hamás, según una reciente encuesta de la Universidad de Quinnipiac. En el conjunto de la población, el apoyo al envío de armas es mucho mayor entre los republicanos —79% a favor y 19% en contra—, que entre los demócratas —59%-29%—, y los independientes —61%-32%—, otro motivo de preocupación para Biden.
La aprobación del presidente por parte de los votantes demócratas ha pasado en un mes del 86% al 75%, un retroceso récord de 11 puntos en el mes del conflicto en Oriente Próximo, según una encuesta de Gallup, firma demoscópica de referencia. El trabajo de campo se desarrolló entre el 2 y el 23 de octubre. Inmediatamente después del ataque de Hamás del 7 de octubre, Biden prometió un apoyo “sólido e inquebrantable” de Estados Unidos a Israel, y posteriormente visitó el país el 18 de octubre para reiterar ese mensaje. La explosión del hospital en Gaza impidió a Biden mostrar una imagen conciliadora en su visita a Oriente Próximo. Se reunió con Netanyahu, pero la cumbre con aliados árabes que había planificado en Amán (Jordania) como contrapeso se canceló.
“Aunque la encuesta no está diseñada para permitir estimaciones estadísticamente fiables para ningún subconjunto del período de tres semanas de sondeo, los resultados diarios sugieren claramente que la aprobación de Biden por los demócratas cayó bruscamente tras los atentados del 7 de octubre de Hamás y la promesa de Biden de pleno apoyo a Israel ese mismo día”, señaló Gallup en un comunicado. La caída de popularidad entre los suyos ha hecho descender el índice de aprobación del presidente al 37% entre la población en general, igualando el mínimo de su presidencia. A principios de este año, otra encuesta de la propia Gallup mostró que, por primera vez, las simpatías de los demócratas por los palestinos superaban a las que tienen por los israelíes. Para Biden, el equilibrio es difícil, y aumenta el riesgo de que deserten votantes clave para su reelección.
Unidad republicana
Los republicanos no tienen ese problema. Su base electoral está completamente comprometida con el apoyo a Israel y sus principales líderes, también, como puso de manifiesto el pasado sábado la reunión anual de la Coalición Judía Republicana (RJC, por sus siglas en inglés). Por la convención del grupo de presión judío conservador desfilaron Donald Trump, Ron DeSantis, Nikki Haley, Mike Pence y el resto de aspirantes republicanos a la presidencia. El blanco de sus críticas fueron las universidades por permitir las manifestaciones a favor de Palestina.
“Lo que muestra esto es lo enfermas que están las universidades porque han sido presa de la ideología, han sido capturadas y corrompidas por la agenda woke [progresista]”, aseguró Ron DeSantis, el gobernador de Florida, que ha prometido cancelar la visa a estudiantes extranjeros que se sumen en su Estado a manifestaciones en favor de los árabes.
Otra prueba de la posición de los republicanos es que la primera iniciativa que tramitó el recién elegido presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, fue la citada declaración de solidaridad con Israel, de la que solo se desmarcó un congresista de su grupo. Los republicanos quieren aprobar una ley de ayuda a Israel que deje al margen a Ucrania, en lugar de la petición de fondos para ambos países que propuso Biden, que también incluía fondos para ayuda humanitaria a Gaza.
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