18 años después, Israel ha vuelto a poner pie en el Líbano. Este martes, el Ejército del Estado judío ha iniciado la invasión de la frontera sur de su país vecino, un ataque terrestre acompañado de bombardeos aéreos «contra objetivos e infraestructuras terroristas de Hizbulá«, si bien también ha golpeado el campo de refugiados palestinos de Burj al Barajneh. La incursión israelí, descrita como «limitada» por parte de sus fuerzas armadas, llega después que el pasado viernes descabezasen a la poderosa organización política y paramiliar chií con el asesinato de su líder, Hasán Nasrallah, una escalada bélica que amenaza con convertir la guerra de Gaza en un conflicto regional.
El asalto israelí al territorio libanés, el cuarto histórico y el primero desde 2006, está forzando a cada vez más países a mover ficha. El primero en hacerlo ha sido Estados Unidos, el gran valedor internacional del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu. Aunque el presidente estadounidense, Joe Biden, ha pedido un alto el fuego «ahora», Washington conocía los planes de Tel Aviv y había dado luz verde a la ofensiva terrestre en territorio libanés. «Dejé claro que EEUU apoya el derecho de Israel a defenderse», ha señalado el secretario de Defensa estadounidense, Lloyd Austin. El Pentágono anunció el lunes el envío de «unos cuantos miles» de soldados a Oriente Próximo para garantizar la seguridad de Israel.
La posición de la Casa Blanca contrasta con la creciente presión internacional para que Israel cese sus ataques en la región. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha condenado la invasión lanzada por Israel recordando que «cualquier incursión en el Líbano constituye una violación de la soberanía y la integridad territorial libanesas, y una violación de la resolución 1701 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas«. Su fuerza de mantenimiento de la paz en el Líbano, comandada actualmente por España, fue informada de los planes militares israelíes.
Medidas de evacuación
España ha sido uno de los países más vocales en contra de la invasión israelí del Líbano. El ministro español de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, ha pedido a Israel que cese su operación terrestre en el sur de su país vecino, mientras que el Gobierno de Pedro Sánchez estaría ultimando un plan para evacuar a los 1.000 ciudadanos españoles que se encuentran en el país.
Cada vez más países occidentales están optando por activar planes para la posible evacuación de sus ciudadanos. Canadá ha reservado 800 plazas en vuelos comerciales ante una situación «cada vez más peligrosa y volátil» y Reino Unido ha fletado un vuelo comercial para los británicos que opten por abandonar el Líbano. Francia, por su parte, está movilizando un portahelicópteros al extremo oriental del Mediterráneo con el mismo fin, informa Reuters.
Otros países como Emiratos Árabes Unidos, Qatar o Japón han mostrado su «grave preocupación» con una invasión que, temen, pueda arrastrar a Oriente Próximo a un conflicto a gran escala y han pedido un alto el fuego inmediato. Dubái incluso ha ordenado la entrega de un paquete de ayuda al Líbano de 100 millones de dólares. «Ahora más que nunca, necesita nuestro apoyo inquebrantable para salvaguardar la integridad y la seguridad del país. Apoyar al pueblo hermano del Líbano no es sólo un deber moral, sino una necesidad imperiosa», ha remarcado el ministro catarí de Asuntos Exteriores, Mohammed bin Abdulaziz al-Khulaifi.
Aliados de Hizbulá
Tanto los aliados de Hizbulá como los enemigos de Israel también están tomando cartas en el asunto. Rusia y Turquía han condenado este nuevo frente del conflicto, con Ankara denunciando que se trata de un intento ilegal de ocupación de un territorio soberano.
Siria ha condenado un «brutal» ataque aéreo israelí en Damasco que, según el régimen de Bashar al Asad, habría matado a tres civiles. En un comunicado, el Ministerio sirio de Asuntos Exteriores ha pedido a la comunidad internacional «poner fin a este caos israelí que está incendiando toda la región y amenazando la paz» y ha recordado que tiene «derecho legítimo a defender su tierra (…) por todos los medios garantizados por el derecho internacional».
Por su parte, los hutíes, el movimiento insurgente chií de Yemen, han lanzado ataques con drones contra puestos militares en ciudades de Israel y podrían estar detrás de un ataque contra un barco comercial en el Mar Rojo, el primer asalto a este tipo de navíos en semanas, según ha informado Associated Press.