Kais Saied ha ganado las elecciones presidenciales en Túnez con el 90,7% de los votos, según las cifras publicadas este lunes por la Autoridad Electoral. Con este resultado, se asegura un segundo mandato y tiene via libre para continuar cinco años más en el palacio presidencial de Cartago. Sus partidarios empezaron a celebrarlo el mismo domingo, pocas horas después del cierre de los colegios electorales, y animados por la encuesta de la televisión tunecina que ya vaticinaba la victoria de Said. Salieron a la calle con fotos del presidente y banderas del país, también se pudieron escuchar consignas a su favor y música. Los comicios han estado marcados por el alta abstención, solo el 28% de los tunecinos con derecho a voto participaron en las presidenciales, 20 puntos por debajo de los comicios de 2019. Los otros dos candidatos que se presentaron han mostrado su malestar y han denunciado irregularidades.
La reelección de Saied ha sido el epílogo de una victoria que dentro y fuera del país todos daban por hecho. Unos comicios sin ambiente electoral ni prácticamente campaña, marcados por la resignación de la oposición, que lleva denunciando desde 2021 que el presidente ha ido acaparando cada vez más poder. Además, critica que también ha llevado a cabo una campaña de represión contra oponentes políticos, periodistas y activistas críticos con el rumbo del país. Los comicios han estado marcados por la ausencia de todo candidato con posibilidades de disputar la presidencia a Saied, según los expertos, bien porque están en la cárcel o porque la Autoridad Electoral no aceptó su candidatura. Precisamente, desde la oposición denunciaron que no es un organismo neutro y que el presidente nombró a dedo sus integrantes.
Si hace cinco años los tunecinos pudieron elegir entre 26 candidatos, esta vez solo había dos personas que disputaban las elecciones a Saied y uno de ellos lo hacía desde la cárcel. Son Zouhair Maghzaoui, del partido nacionalista Movimiento del Pueblo, que ha obtenido un 2% de votos, y Ayachi Zammel, antiguo diputado y empresario, que ha quedado segundo con un 7,3%. Este último se encuentra en prisión después de ir encadenando condenas judiciales, la última, la semana pasada. La justicia le impuso 12 años de cárcel por irregularidades en su candidatura, algo que su entorno calificó de persecución política. Ambos han denunciado irregularidades durante las elecciones. El domingo por la noche, también criticaron que el sondeo de la televisión pública, que daba a Saied el 89% de votos, era una manera de «falsear» el proceso electoral.
Desapego político
El país que encendió las primaveras árabes en 2010, se encuentra en un momento incierto, especialmente tras estos dos últimos años, en los que Saied, suspendió el Parlamento y al primer ministro, además de aprobar una reforma de la constitución para dotar a la presidencia de mayores poderes. La situación social y económica está marcada por la inflación y una tasa de paro juvenil que roza el 40%. Precisamente, según los datos oficiales, solo el 6% de los jóvenes menores de 35 años votó el domingo, fruto del desapego.
La Autoridad Electoral dejó fuera de las listas a 14 de candidatos, entre ellos, Mondher Zenaïdi, exministro; Abdellatif Mekki, el antiguo dirigente del partido islamista Ennahda, e Imed Daïmi, también próximo a los islamistas. El Tribunal Administrativo aceptó los recursos de estos tres candidatos contra su exclusión y pidió que fueran readmitidos en la carrera electoral. Algo que provocó el rechazo de la Autoridad Electoral, que no ejecutó la decisión del tribunal. Según critican desde la oposición y el mundo académico, este organismo está controlado por el presidente. Precisamente, en la reforma electoral aprobada de manera urgente a finales de septiembre, lo que se hizo fue considerar al Tribunal Administrativo como incompetente para arbitrar el proceso electoral.