La Navidad anticipada de Nicolás Maduro en Venezuela tiene sabor a jamón y petróleo


Una semana después de que una serie de falsos abetos comenzaran a parpadear en las calles de Caracas, después de varios apagones por fallos eléctricas, Nicolás Maduro hizo una encendida defensa de la celebración de las Navidades en octubre. «En Miami, en Colombia y España especulan: ¿por qué Maduro adelantó las Navidades? No es la primera vez, imbéciles, ya lo hemos hecho antes. La adelantamos y estamos felices». Maduro renovó en la noche del lunes durante su programa televisivo el desafío a la Conferencia Episcopal de Venezuela. El obispado recordó el carácter universal de los festejos y que «el modo y el tiempo de su celebración competen a la autoridad eclesiástica». Pero el presidente defendió su potestad y que el tradicional pernil (guiso de jamón de cerdo), la ensalada de gallina, el pan de jamón y las hallacas, el popular pastel de maíz relleno de carne o pescado, llegue a las mesas con casi tres meses de antelación para quienes puedan comprarlo. «Adelantamos las navidades porque es la vacuna más hermosa que hemos conocido para disipar las malas energías de demonios y demonias que quieren llenar a Venezuela de violencia e incertidumbre, de odio e intolerancia». Lo que el Palacio de Miraflores festeja no es solo la controvertida reelección presidencial sino la inflación más baja del último cuarto de siglo, la inversión extranjera, especialmente en el sector petrolero, y un crecimiento del 4,2% en 2024. A su criterio, en Venezuela existe «un clima económico favorable» pese a que «trataron de implosionar» al país.

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