Una semana después de que una serie de falsos abetos comenzaran a parpadear en las calles de Caracas, después de varios apagones por fallos eléctricas, Nicolás Maduro hizo una encendida defensa de la celebración de las Navidades en octubre. «En Miami, en Colombia y España especulan: ¿por qué Maduro adelantó las Navidades? No es la primera vez, imbéciles, ya lo hemos hecho antes. La adelantamos y estamos felices». Maduro renovó en la noche del lunes durante su programa televisivo el desafío a la Conferencia Episcopal de Venezuela. El obispado recordó el carácter universal de los festejos y que «el modo y el tiempo de su celebración competen a la autoridad eclesiástica». Pero el presidente defendió su potestad y que el tradicional pernil (guiso de jamón de cerdo), la ensalada de gallina, el pan de jamón y las hallacas, el popular pastel de maíz relleno de carne o pescado, llegue a las mesas con casi tres meses de antelación para quienes puedan comprarlo. «Adelantamos las navidades porque es la vacuna más hermosa que hemos conocido para disipar las malas energías de demonios y demonias que quieren llenar a Venezuela de violencia e incertidumbre, de odio e intolerancia». Lo que el Palacio de Miraflores festeja no es solo la controvertida reelección presidencial sino la inflación más baja del último cuarto de siglo, la inversión extranjera, especialmente en el sector petrolero, y un crecimiento del 4,2% en 2024. A su criterio, en Venezuela existe «un clima económico favorable» pese a que «trataron de implosionar» al país.
La población observa con cierta indiferencia los rituales estatales de Navidad que comenzaron el 1 de octubre. Ese día, el Gobierno recibió el mejor regalo posible: la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) del Departamento del Tesoro de Estados Unidos renovó automáticamente la licencia número 41 que permite a la petrolera Chevron realizar sus operaciones en Venezuela. La extensión hasta abril próximo de ese beneficio ha provocado extrañeza y confusión en el antimadurismo, que reclama a Washington medidas económicas drásticas contra el Palacio de Miraflores. Por el momento, se han sancionado a 14 funcionarios electorales, judiciales y de las fuerzas de seguridad por los comicios del 24 de julio que fueron adjudicados al candidato oficial sin la presentación de las actas que reclaman Brasil, Colombia y buena parte de la comunidad internacional.
Más que festejar el nacimiento de Jesús, alrededor de Maduro se ha brindado por el permiso a Chevron para seguir operando, al menos hasta que cambie la administración política en la Casa Blanca. Caracas confía en que no habrá modificaciones. La llamada licencia 41, en vigencia desde noviembre de 2022, posibilita a esa empresa operar en territorio venezolano como socia de la estatal PDVSA, con un ritmo de extracción diario de unos 120.000 barriles de crudo por día (bpd) que solo se pueden vender directamente en Estados Unidos.
Sanciones sin fecha precisa
Joe Biden permitió la presencia del gigante petrolero norteamericano en Venezuela cuando el madurismo y la oposición dialogaban en México con el propósito de crear las condiciones para unos comicios transparentes. Las expectativas no se cumplieron. El jefe de misión de EEUU para Venezuela, Francisco Palmieri, dijo horas atrás que Maduro debe «reconocer» que la «oposición democrática ganó más votos» el 28 de julio y «comenzar un proceso de diálogo» que permita «llegar al 10 de enero», el día que comienza la nueva gestión presidencial, con una renovación política. Palmieri, quien se desempeña además como embajador en Colombia, aseguró que Washington continuará «evaluando» nuevas medidas contra «los que son responsables de la situación». Estados Unidos, añadió el diplomático, «fijará más sanciones» en los momentos apropiados.
De petróleo todavía no se habla y no parece ser parte de una agenda de la Casa Blanca a medio plazo. De acuerdo con la Cámara Venezolano-Americana de Comercio e Industria (VenAmCham) la exportación de petróleo de Venezuela subió con fuerza tras la vuelta de Chevron. En el primer semestre de este año llegaron a los 1.209 millones de dólares. Venezuela vendió, gracias Chevron, 311.000 bpd de crudo a Estados Unidos, ocupando el tercer lugar como proveedor. Sectores de la oposición consideran que a estas alturas el lobby de esa empresa norteamericana ha sido muy eficaz para poder permanecer en el país sudamericano a pesar de su conflicto interno.
La crisis internacional y sus efectos en el mercado global de los hidrocarburos, así como el peligro de mayores complicaciones en Oriente Próximo que afecten el tráfico de los miles de millones de barriles diarios que atraviesan el estrecho de Ormuz, controlado por Irán, Omán y Emiratos Árabes, coloca a Venezuela en una posición que Maduro intenta aprovechar a nivel global. De hecho, las importaciones españolas de crudo procedente de Venezuela han llegado en 2024 a los niveles de 15 años atrás. El total de lo transcurrido este año arroja una cifra de 2,1 millones de toneladas.
El precio del petróleo Brent perforó la barrera de los 80 dólares y esa alza también puede arrastrar al crudo más pesado que se extrae en Venezuela. Por lo pronto la vicepresidenta Ejecutiva de Venezuela, Delcy Rodríguez, se reunió este lunes con el secretario general de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP+), Haitham al-Ghais, para discutir las perspectivas del mercado energético.
Mayor endurecimiento
En este contexto, el madurismo lanzó sus «conversaciones» con sectores minoritarios de la oposición. «Somos un país que ha desarrollado una cultura de diálogo y entendimiento avanzada», dijo. «Cuando sectores de la derecha se han ido por el camino golpista les ha ido muy mal. Han sido aplastados, pulverizados, pero le hacen daño al país».
Alrededor de Maduro no se toman por ahora seriamente el anuncio de Edmundo González Urrutia de volver a ese país como «presidente electo». El exdiplomático asoció su retorno a los fastos oficiales de este mes. «Si el presidente Maduro adelantó la Navidad, no sería raro que yo pueda adelantar mi regreso también». El Gobierno sabe que la Navidad en octubre es una ficción política con acotada feligresía. Lo mismo piensa sobre una tentativa de regreso del candidato opositor que tuvo que marchar a un exilio semanas atrás, y que ha calificado de «temporal». Las declaraciones se conocieron en momentos que se recrudece la represión interna y que María Corina Machado y la oposición en general resolvieron abandonar las calles para llevar a cabo lo que definen como una política de «resguardo».
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