Shirov, el ‘Da Vinci’ del ajedrez: «Si en el deporte se sanciona a Rusia, también hay que sancionar a Israel, Irán o Líbano»


Cuando uno se sienta frente a una eminencia pone en alerta todos sus sentidos escudriñando sus gestos y analizando cada palabra en busca de cualquier atisbo de genialidad. Sin embargo, aquel tipo desgarbado de casi 1,90 estaba allí repanchingado incapaz de clavar en su interlocutor su mirada azul ni de articular palabra alguna. A escasos 50 metros del puente romano de Córdoba y a no más de 200 de la Mezquita, el reloj marcaba las 16:40 horas cuando se acercó la camarera a la mesa. Y entonces ocurrió:

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