Las Asambleas de Compromisarios han tendido a ser un trámite para las sucesivas juntas directivas. A veces ocurren sobresaltos. Como el año en que Josep Maria Bartomeu levantó de la agenda del día una votación sobre el cambio de diseño del escudo a la vista de cómo se había agitado la platea. O la edición más reciente en que Joan Laporta no logró recuperar por dos papeletas el control del movimiento de peñas en una votación entre cuatro gatos. No es lo habitual. Las revueltas son escasas y nunca por los números. Las cuentas, en general, resultan poco sexis para las socios compromisarios. Quizá es diferente en la Asamblea de este sábado, convocada para las 10.30 horas de forma telemática. Cuesta recordar un cierre económico tan conflictivo como el del curso 23-24.
¿Por qué hay tantos socios que piden que se reformulen las cuentas del ejercicio 23-24?
Se arqueron cejas de incredulidad cuando la directiva presentó 12 millones de beneficios ordinarios y 91 en pérdidas totales. Y corrió la indignación entre aquellos más comprometidos con la fiscalización de la gestión al conocerse las advertencias de la auditora de que las pérdidas computadas deberían ser superiores. En el centro del meollo está esa estructura llamada de mil maneras (dejémoslo aquí como Barça Vision, calificado como «un pufo» por Vctor Font) encargada de explotar, con la ayuda de socios comerciales, los activos digitales del FC Barcelona a través de diversos formatos como NFTs, tokens y metaverso.
La junta directiva valoró el año pasado Barça Vision en 408 millones, y así se lo imputó en las cuentas, pero los socios aparecen y desaparecen, y la sociedad apenas ha generado 70.000 euros. Los impagos, según la directiva, alcanzan los141 millones, pero vende -lo hace constantemente- de que hay varias empresas interesadas en apuntarse al proyecto. «Es una mina de oro», llegó a decir el presidente Joan Laporta.
Lo ha hecho Aramark, un proveedor de hostelería que se ha garantizado así el cátering del nuevo Camp Nou. Algunos lo han calificado de ingeniería financiera; otros, de humo. Víctor Font, “de la operación más ficticia de la historia del fútbol”. La auditora, cuya palabra debería ir a misa, no ha querido reflejar una cifra de cuál deberían ser las pérdidas reales. Más de 91, seguro, pues considera que el valor de Barça Vision no es de 408 millones.
¿Qué recomienda la oposición?
Sí al Futur, de Víctor Font, Som un clam de Joan Camprubí Montal y los siete grupos de opinión emitieron el miércoles un comunicado conjunto por primera vez en que aconsejaban a los socios compromisarios a reclamar la reformulación de las cuentas y fijar para más adelante una nueva asamblea. “No supone ningún riesgo para el club”, subrayaron. En caso de que Laporta y su junta hagan caso omiso, lo cual puede darse por seguro, apuestan por votar que ‘no’. Los firmantes advirtieron que «no atender al criterio de la empresa auditora afecta y acabará afectando a la reputación de la entidad y puede generar problemas a futuro, y porque no podemos conformarnos con no hacer las cosas bien, ya que, cuando no se actúa bien, es la entidad quien puede acabar pagando».
Aparte del cierre económico del ejercicio económico 23-24, ¿qué más se someterá a votación?
Los compromisarios deberán aprobar también el presupuesto de la presente temporada, en el que consta un millón de ingresos menos que en la 22-23 (893) y cinco millones de beneficio. Para ello se cuenta con otra palanca, que es la renovación del contrato con Nike, pese a que no concluye hasta 2028. Aún no está cerrado el acuerdo pese a los muchos meses de negocaciones.
El club ha presupuestado 22 millones en traspasos ya realizados (Julián Araújo y Mika Faye). En el anterior ejercicio se vendieron futbolistas por valor de 81 millones (Dembélé, Marc Guiu, Kessié, Nico, Abde y Chadi Riad). Cifras que figuran en el apartado de ingresos ordinarios, como ya hiciera en su día Josep Maria Bartomeu. Un movimiento contable siempre polémico.
Hay previstas dos votaciones más, en principio menores: la ratificación del Síndic de Socis y Sòcies y la distinción como miembro de honor de la sección de balonmano de Valero Rivera.
¿Por qué la asamblea es telemática y no presencial o híbrida?
Laporta ha optado por una sesión telemática, pese a que la pandemia es un recuerdo lejano. Amparado en la Llei de l’Esport decretada durante los tiempos extraordinarios del covid (aún vigente en Catalunya, no así en el resto del Estado), Laporta esgrime que la fórmula favorece la participación y supone un ahorro en gastos de organización. Pero el año pasado solo se acreditaron 656 compromisarios, de las más bajas que se recuerdan. «Hace la asamblea más universal porque se pueden conectar desde todos los lugares, desde Japón o Polonia… A mí me da igual, sea presencial o telemática», dijo el presidente el jueves en el podcast de Barça One.
¿Quién puede participar presencialmente de la Asamblea?
En esta edición hay convocados 4.331 compromisarios. Pero solo los mil socios más antiguos, los llamados senadores, los expresidentes -cabe contar con la intervención “siempre presidencialista” de Joan Gaspart– los miembros de la Junta Directiva, los miembros de las comisiones estatutarias del club y los presidentes de las Federaciones Territoriales de Penyas podrán estar presentes en el Auditori 1899. La oposición en pleno ha reclamado en balde que la Asamblea sea híbrida -presencial y telemática- para favorecer la participación. La fórmula dificulta que en la platea se genere un caldo de cultivo de rebelión, muy importante en esta edición de cuentas confusas.
¿Se darán explicaciones sobre el Espai Barça?
Sí. Consta un apartado en el que la directiva deberá tratar de aclarar la confusión que aún genera el retorno al Camp Nou, pese a la rueda de prensa reciente de la vicepresidenta Elena Fort y Joan Centelles, director ejecutivo del Espai Barça. Entonces no se quiso precisar la fecha y se jugó al equívoco. Aún será en un 60% de la capacidad y la directiva considera que ya ayudará sobremanera a recomponer la economía del club. Y, según Laporta, el retorno será «a finales de enero o inicios de febrero» de 2025.
El Estadi se completará en verano de 2026. Su coste es de 1.450 millones y la junta siempre lo ha separado de la columna de deuda porque considera que tiene su propia dinámica de autofinanciación. Es posible que vuelvan a pedirse explicaciones sobre qué sucede con el Palau Blaugrana, que constaba en el pack financiero que aprobó la Asamblea en su día.