Dipo Faloyin, nacido en Chicago hace 35 años, creció en la megalópolis de Lagos, capital de Nigeria, donde se desarrolla una vibrante vida cultural y artística todavía muy desconocida en Occidente. Por ello en su libro ‘África no es un país’ (Capitán Swing) se rebela contra los estereotipos que dominan la visión del continente desde fuera: safaris, puestas de sol, hambre y guerras.
-¿Por qué este título?
– Muchas personas, cuando piensan en África, se imaginan dos cosas: los safaris, por un lado, y que sea un país por otro. No se imaginan que África está compuesta por 54 países, se hablan más de 2000 idiomas y viven 1.400 millones de personas. Se utilizan frases como en ‘África pasa tal cosa’ y en África meten a todos los países. Justamente, el libro trata de mostrar que África es más que este estereotipo simplista que se ve en la televisión, que hay mucho más en este continente. Espero que mi libro introduzca a los lectores en las realidades diferentes del continente y que no tengan tantos prejuicios.
–Pero África no es una excepción… a Europa también se la trata en su conjunto, como entidad. Y Latinoamérica, por poner otros ejemplos.
– Sí, pero creo que África es justo el lugar donde las culturas individuales no son apreciadas. En relación con Sudamérica, podemos hablar de Brasil o de Argentina y la gente entiende que hay diferentes culturas en estos países. Pero eso no ocurre con relación a África. Europa es apreciada por sus culturas individuales, y tampoco pasa con África. Yo siento que la gente no se interesa por África en toda su complejidad y en toda su diversidad
–Usted escribe que África es a menudo más tratada como una idea que como un lugar. ¿Cuál es esta idea?
-Pues la idea que ha sobrevivido en las últimas décadas es que África es un problema. Es un problema que necesita solución. Luego está este concepto de que las personas africanas no están tan civilizadas como las personas de Occidente. Cuando me refiero a idea quiero decir que África se percibe como algo muy distante del resto, muy extraño. Yo espero que la gente deje de ver África a través de la idea con la que han crecido sino que vayan allá y experimenten las características individuales de cada país y sus culturas.
-¿Qué responsabilidad tiene el cine y la literatura occidental en esta idea de África?
-Mucha cultura popular representa a África a través de estas ideas muy simplistas. Vemos fotografías de África a través de los safaris, vemos a los africanos como personajes de fondo, que no tienen cultura y tradiciones particulares. Describen un único traje africano, un único acento africano, sin profundizar en las especificidades de cada país. Y esto ha sido muy dañino para el continente, porque se nos introduce a las diferentes culturas a través de la cultura popular y en este caso no representa la diversidad de África.
-¿Qué le diría usted a un fan de la icónica película ‘Memorias de África’?
-Pues le diría que es imposible amar a África a través de esa película. Es como una representación muy minúscula de África. Quizás te gusten mucho los safaris y ciertas visiones de un lugar, pero es imposible amar África a través de esa película o amar Europa por ver una película española. No representa el continente. No puedo decir ‘Amo España, porque veo una película polaca’. África necesita mucho más que una película para ser representada. El continente no puede ser entendido a partir de una película de un país en concreto.
–¿Tiene usted alguna sugerencia para fomentar otra aproximación a África?
-Sí, no creo que haya una sola manera de acercarse a África. Son diferentes países y estos países han sido creados a través de diferentes contextos. Es importante revisar la historia para entender cómo han llegado a ser los países que son en la actualidad.
-Usted en su libro se muestra también muy crítico con iniciativas filantrópicas o de cooperación, con diversas campañas que se han hecho en África. Concretamente, usted es implacable con la campaña de Live Aid que se hizo en los años 80 para recoger dinero contra el hambre en Etiopía. ¿Por qué?
-Sí, es obvio, Ellos hablan en de África, describen África de una forma destructiva y oscurantista. Por ejemplo la canción esa ‘Do they know it’s Christmas’ , habla de los miedos, de que solo hay miseria, que no hay agua corriente, que el agua que hay en África viene de las lágrimas de las personas y que lo único que pueden hacer las poblaciones africanas es mantenerse con vida. Y creo que es un lenguaje muy oscuro y muy peyorativo para describirnos.
-En España, está de moda ir a hacer de ‘voluntario’ a los países africanos. ¿Qué les diría a esos jóvenes que practican lo que aquí ya se conoce como turismo de cooperación?
– Bueno, si hacemos este tipo de trabajos mi consejo es asegurarte siempre que te lideren personas que viven ahí, que sean locales, que te hablan de su necesidad directa. También se ha tratar a las personas con dignidad y respeto, porque creo que es algo que ha faltado en el pasado. Creo que es importante no tratar a las personas como han sido tratadas por los colonos blancos. Que la gente que vaya ahora no dé por sentado que tiene todas las respuestas y que la población local no tiene ninguna respuesta para su propio destino.
-Usted hablado mucho de los estereotipos que hay sobre África y sí que es cierto. Pero no es menos cierto que también es un continente con muchos de sus países devastados por la pobreza, guerras, y por hambre...
-Cierto, pero también hay que contar las historias de estas personas que están empujando África hacia adelante y permitirles que ellas cuenten sus propias historias. También hay que entender que muchos contextos de pobreza y de conflictos quizás son resultado de decisiones que no hemos tomado las poblaciones africanas. Creo que es muy importante que cuando conversamos acerca de África, introduzcamos el contexto histórico y demos espacio a las personas locales para que cuenten su propia historia en primera persona.
-¿Qué responsabilidad tiene el colonialismo en la situación de algunos países africanos?
-El impacto del colonialismo fue primero crear países que no eran países en sí mismos. Eran arreglos comerciales totalmente ficticios, con unos cimientos muy inestables, con políticas contrapuestas, se separaron grupos étnicos, grupos afines. Y esto generó confusión, caos y violencia en su raíz. Y es algo que la gente parece no comprender o no ver. Y hemos de asegurarnos que nos damos cuenta del daño que el colonialismo hizo en estas comunidades y que estos países heredaron una situación nefasta sobre la que crecer y que han hecho muchísimo trabajo los últimos 50, 60 años para mejorar las condiciones de sus países.
– Cree que las potencias coloniales han pedido suficientemente perdón por su pasado en África?
-Yo creo que hay falta de reconocimiento de las consecuencias del colonialismo y todo lo que hemos heredado. Y creo que es algo que es realmente difícil, para nosotros pueblos africanos de manejar, de entender. Yo he intentado intentado explicar a través de mi libro que no se trata de palabras, se trata de reconocer el daño del colonialismo. Ahora estamos hablando de todo el arte que se nos robó. Para mí, no son palabras, son acciones, por ejemplo, que nos devuelvan nuestro arte.
– La penetración actual de Rusia y China en el continente, ¿es una forma de colonialismo moderno?
– No, no. Es muy diferente a la lógica colonial. Lo que vemos ahora son diferentes países haciendo alianzas con diferentes países. Estas alianzas no son forzadas, no son impuestas. A lo largo del continente, lo que vemos son países soberanos tomando decisiones económicas propias. No sabemos como funcionará en el futuro. Ya veremos. No lo podemos saber, pero son diferentes las dinámicas.
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