El Ayuntamiento de Barcelona ha comunicado este martes a los organizadores de la Copa América de vela que no quiere repetir como sede de la competición deportiva y tecnológica porque ya ha conseguido los objetivos que perseguía. La reunión que mantuvieron el teniente de alcalde de Economia, Hisenda, Promoció Econòmica i Turisme, Jordi Valls, y el consejero delegado de America’s Cup Event (ACE) y director de Emirates Team New Zealand, Grant Dalton, dejó las cosas tan claras que, poco después, el equipo defensor lanzó un comunicado en el que descartaba la capital catalana por falta de espacio para crecer en el puerto.
Desde el domingo, una vez los neozelandeses levantaron el trofeo de la Jarra de las Cien Guineas y se proclamaron vencedores de la 37ª edición, arrancaba la negociación. No obstante, Barcelona ya había lanzado mensajes que evidenciaban que no pretendía acoger la siguiente, prevista probablemente para el 2026. Valls había explicado a este diario que las razones por las que la ciudad optó a hospedar la cita global en 2021, que ahora no se dan.
No ser «sede permanente»
El teniente de alcalde piensa que se ha recuperado el «reconocimiento internacional» que entonces se había perdido, fruto de la pandemia y del ‘procés’. Esta proyección ha beneficiado tanto a Barcelona como a la propia Copa América, en la que han participado 2,56 millones de personas, según datos de ACE. El consistorio trasladó a Dalton que está satisfecho con la celebración pero que su voluntad está lejos de quererse convertir en «sede permanente» del evento.
Entre los propósitos que Barcelona también considera alcanzados está la reconexión de la ciudad con el mar; la popularización de la vela, con programas como el Viu la vela; la aceleración de la economía azul o la aceleración de obras en el litoral, tanto en el Port Vell como en el Port Olímpic.
Sin inversión local
Todo esto ya se ha cumplido, piensa el gobierno municipal. Por eso cuando el martes Dalton abrió el ‘baile’ para hablar de futuro la respuesta fue tajante. Para que la Copa América sea posible en un territorio es imprescindible que las administraciones inviertan, algo que Barcelona no está dispuesta a hacer ahora.
Esto provocó que, poco después, el equipo neozelandés informara en una nota de que sus necesidades de crecimiento de los próximos años no se adaptan a esta nueva realidad de la capital catalana.
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