En el Santiago Bernabéu, el sábado jugó un gran equipo de futbol contra otro gran equipo, pero no de futbol, sino del Barça. Esta frase, que podría parecer un absurdo, en realidad no lo es. Hasta 8 jugadores blaugrana que intervinieron el sábado contra el Real Madrid, no solo proceden de la Masia, si no que en la mayoría de casos solo han vestido una camiseta durante, ya no su carrera profesional, que en algunos casos es un suspiro y se limita a unos pocos partidos, si no toda su vida. Toda.
Estamos hablando de chavales que, desde que tienen uso de razón, si han pateado un balón lo han hecho siempre y sin excepción representando al FC Barcelona. ¿Cuánto pesa eso? Y sobre todo… ¿Qué hambre, qué fuerza y qué apego supone a la hora de competir, partirte el pecho literalmente enfundado en unos únicos colores que han vivido contigo lloros o risas, triunfos o derrotas?
Pobre Mbappé
Seamos sinceros, no es justo. Eso es dirimir fuerzas con ventaja, mucha ventaja. Talento al margen, mientras un referente defensivo del Madrid, Rudiger por citar uno, ha vestido la zamarra de Borussia Dortmund, Stuttgart, Roma, Chelsea y Real Madrid, Cubarsí ha jugado en el Barça, Barça, Barça y ahora en el Barça… “Qué cabrón”, como diría aquel… Con razón jugaba al ratón y al gato con el pobre Mbappé y le hizo sentir una y otra vez el calvario de vivir en esa zona prohibida en la que el VAR te pinta la cara de ridículo, especialmente si segundos antes has celebrado el tanto burlándote del portero rival haciendo el símbolo de la “picadita”.
En fin, prepárense, al paso que vamos, igual que limitan la participación en la liga de extracomunitarios, si seguimos con esta osadía y desparpajo, si seguimos jugando combinando risas y sonrisas, si seguimos disfrutando más de la amistad, que de la profesión, estamos a nada de que la RFEF nos limite la participación del número de canteranos en el terreno de juego al mismo tiempo, especialmente si jugamos en la ciudad de Madrid. Y es que… Jugar con ventaja les duele y además es feo. Muy feo.