Normalizar el éxito no es fácil, pero sí necesario. Ese era el gran reto para Aitana Bonmatí después de ser coronada como la mejor futbolista del mundo por segundo año consecutivo. El disfrutar de la cima sin que pese más la responsabilidad que la ilusión. Y lo está consiguiendo. Tres días después de la gala aparece en la Ciudad Deportiva con sus dos Balones de Oro en los brazos. Ya está acostumbrada al peso del reluciente trofeo, pero lo que significa aún es enorme. La centrocampista lo relativiza y normaliza, apoyándose en su entorno que siempre la protege.
«Ahora mismo le doy mucha normalidad, ¿no? Seguramente una persona que viene de fuera lo ve como algo extraordinario, pero yo, desde dentro, le doy mucha normalidad y no pienso más allá. Seguramente cuando pasen unos años, retirada, mire atrás y le dé mucho más valor a todo esto», confiesa la mejor futbolista del mundo, que intenta darle demasiadas vueltas a la dimensión de lo que está logrando. «Cuando era pequeña también lo veía desde fuera. Desde el sofá de casa veía a Messi levantar Balones de Oro. Y era algo increíble. Pero una vez estás dentro le das normalidad y naturalidad», añade.
Han pasado unos días de la gala y a diferencia del año pasado, Aitana recuerda muchos más momentos. Los nervios eran menores, pese a que no le dijeron quién iba a ganar antes de la entrega del trofeo. «El año pasado yo creo que estaba más nerviosa. Esta vez quizás en el día sí que tenía nervios, pero durante los días anteriores estuve muy tranquila. De hecho, estuve en una casa con los amigos en la Garrotxa. El año pasado, a pesar de que lo sabía, era la primera vez que me tenía que plantar allí y hablar ante la creme de la creme del mundo del fútbol. Era algo nuevo por mí«, confiesa.
Que el trofeo se lo entregara Natalie Portman, actriz y propietaria de Los Angeles City FC, fue un momento que Aitana siempre recordará. «No tuve tiempo de charlar con nadie. Es muy agobiante aquello. No tienes tiempo de disfrutarlo realmente como te gustaría, porque es muy a full. Pero fue un orgullo también para mí que este año me lo diera Natalie. El año pasado me lo dio Djokovic. Figuras muy importantes en su mundo cada una, ¿no? Son cosas que recordaré siempre«.
La gala fue intensa, pero también hubo tiempo de disfrutarlo con sus amigos o momentos en los que la expedición el Barça estuvo junta. Con Lamine Yamal, ganador del premio Kopa, o Dani Olmo estuvieron un rato charlando. Entre risas, Lamine le preguntó a Aitana si su nombre estaba grabado en el Balón. Ella se lo enseñó y le ofreció que lo cogiera. Lamine prefirió no hacerlo. Ya dicen que nunca hay que tocar un trofeo antes de ganarlo.
Discurso en catalán
La noche fue preciosa. Una Aitana resplandeciente se subió al escenario cuando todos los focos apuntaban hacia ella. Su discurso, en el que dio las gracias a todos los que la rodean y puso en valor el trabajo colectivo del equipo, ha provocado muchas críticas al haber pronunciado una parte en catalán.
«Es mi lengua, es la lengua con la que me siento más cómoda. Creo que no nos tenemos que estar justificando cada vez que hablamos en catalán, porque cuando yo hablo en inglés nadie dice nada. Nos tenemos que preguntar qué problema tenemos con el catalán. Sé que he recibido críticas, pero no me sorprende porque es una cosa que ya doy por hecha si hablo en catalán. No cambiaré. Es más concienciar a la gente de que el catalán no tiene que hacer daño a nadie«, reivindica Aitana, que no piensa cambiar. «Por lo que sea, el catalán no es muy bien recibido en algunas zonas, pero yo no cambiaré. Al final, respondo de la manera en que me siento más cómoda en una gala en la que necesito expresarme de la mejor manera».
Saber disfrutar de los momentos
El avión de vuelta de París aterrizó en Barcelona pasadas las 4 de la mañana. El entrenamiento del día siguiente fue agotador, pero Aitana disfrutó de cada momento y lo que vino después. El verse con sus amigos, descansar en casa y disfrutar de la vida de pueblo después del glamour de la gala que la volvió a coronar como la reina del fútbol. «No he hecho mucha cosa, la verdad. Este año me lo he tomado algo más en calma porque también una se tiene que cuidar y encontrar momentos para hacerlo todo. Esto es una cosa que estoy aprendiendo. Gestionar todo lo que se tiene que hacer después de ganar premios o temas de espónsors. Todo tiene que tener su tiempo. Una se tiene que cuidar y tiene que descansar«.
Tomarse el tiempo necesario para asumir las cosas no es fácil. Y menos en la vorágine de vida que tiene Aitana Bonmatí entre el fútbol, los compromisos con patrocinadores y todo lo que conlleva ser una referente mundial. «Me pongo como objetivo poder disfrutar de estos momentos únicos que pasan volando, ¿sabes? Son efímeros. Pero durante el día, hay muchas cosas y a veces cuesta, la verdad. Pero esto no quiere decir que no me quedan buenos recuerdos del día. Sé cómo quiero ser y cómo quiero actuar. Tengo un buen entorno, tanto a nivel familiar y amigos como a nivel de trabajo. Soy bastante responsable, tengo personalidad y sé cómo quiero ser. Pero tener un buen entorno me ayuda a tener las cosas más fáciles».