Antes, era un incordio. Al aficionado del Barça, y al abonado (solo se apuntaron 17.000), le suponía un engorro ascender la montaña olímpica de Montjuïc para ver a su equipo. Ahora, en cambio, el ‘efecto Flick’ ha allanado esa ascensión de tal manera que ya ha batido, y en apenas dos meses, el récord de asistencia con la visita del Bayern. Y con respecto a la temporada pasada, y en el mismo período (seis partidos), ha aumentado una media de 3.000 espectadores más por partido y la cifra total se sitúa en 30.242.
Tuvo ese sustancial incremento su gran techo cuando hasta 50.312 aficionados se reunieron en el recinto olímpico para ver el espectacular triunfo europeo sobre el Bayern Múnich, que generó más atención que la depresiva visita del Paris SG (fueron solo tres espectadores menos, 50.309) en que el equipo de Xavi era despedido de Europa.
El doloroso triunfo del Madrid, con los dos goles de Bellingham y la posterior denuncia autocrítica de Gündogan de que había visto cosas en el vestuario azulgrana que no le gustaban, trajo menos gente (50.112) que la reciente exhibición del equipo bávaro.
Es como si Montjuïc estuviera ahora mucho más cerca para el aficionado culé. Antes la aventura era subir a esa montaña, inicialmente inhóspita. Pero desde agosto hasta noviembre la aventura es ver jugar al Barça e Flick, un equipo divertido que no especula ni un solo minuto. Divertido y goleador.
Media de 4 goles por partido
Las casi 280.000 personas que se han reunido en estos seis partidos han disfrutado de 24 goles. O sea, han visto una asombrosa media de cuatro tantos por encuentro, algo que no se ve en ningún otro lugar de Europa. De ahí que el público, reticente y temeroso de ascender a esa casa de alquiler durante los primeros meses del traslado del Camp Nou, haya cambiado radicalmente de idea.
Suben más de 3.000 personas más por partido y el récord contra el Bayern podría ser incluso batido en este derbi del domingo contra el Espanyol. Va mucho más allá del rival que visita Barcelona porque entre los seis inquilinos solo dos (Athletic y Bayern) tienen alto rango en la Liga y en Europa. Valladolid, Getafe, Sevilla y Young Boys están en otro estrato mucho más inferior de interés.
Punto de encuentro
Pero el interés lo genera el Barça de Flick, esa pandilla de niños liderada por Lamine Yamal y Pau Cubarsí que ha encontrado la química perfecta con la grada, respaldados por verteranos llenos de oficio como Lewandowski e Iñigo Martínez impulsados todos por la contagiosa felicidad que irradia la nueva capitanía de Raphinha.
Montjuïc se ha convertido en un punto de encuentro. Una cita a la que no se puede faltar. Para entender el gran cambio en este inicio estimulado por el ‘efecto Flick’ basta recordar que solo un partido de la pasada temporada (el Barça-Betis reunió a 45.055 espectadores) se colaría, pero como quinta mejor entrada de este curso.
Y el éxito de público, a la espera de que se vuelva al nuevo Spotify Camp Nou en 2025, sea a finales de enero o principios de febrero, ha traído también problemas de convivencia con la Grada de Animación, a quien el club no está dispuesto a tolerar ni una falta más.
El Barça ha comunicado que los 21.000 euros de multa que ha recibido de la UEFA y de la propia Generalitat de Catalunya de la pasada temporada por los incidentes que ha provocado este sector de la afición, situada justo en el gol norte, detrás de la portería del pebetero del estadio olímpico, deben ser abonados por ellos mismos. Esta grada está formada por cuatro grupos de animación (Amogàvers, Front 352, Nostra Ensenya y Supportes Barça) cuenta con 591 asientos en Montjuïc.
La directiva de Laporta les exige pagar esa cantidad en 15 días hábiles, al tiempo que amenaza con cerrar la Grada de Animación por un partido cada vez que el club reciba un expediente sancionador. El derbi ante el Espanyol entra ya en ese nuevo escenario dibujado por la junta. Si hay algún tipo de incidente, no podrán estar en el encuentro europeo ante el Brest (martes 26 de noviembre).