Con más de cinco millones de practicantes y un aluvión de pistas y clubs que no se da en ningún otro país del mundo, España sigue dando pasos para afianzarse como la gran referencia del pádel en el planeta. Su principal oponente siempre será Argentina, como queda claro en todas las grandes citas de la élite, empezando por el Mundial. La albiceleste, tan competitiva como siempre, volvió a evitar el doblete español. Hubo cara y cruz en Qatar: sonrisas para ellas y lágrimas para ellos.
No fallaron las mujeres en el Khalifa International de Doha, donde se proclamaron campeonas del mundo por novena vez, la sexta consecutiva. Gemma Triay y Claudia Rodríguez sellaron el primer punto al batir a Virginia Riera y Julieta Bidahorria sin apuros (6-3, 6-2). Más sufrieron Ari Sánchez y Paula Josemaría, que doblegaron a Delfi Brea y Claudia Jensen tras una gran batalla (3-6, 7-5, 7-5). «Ha sido muy duro, pero en los momentos importantes hemos sacado nuestra mejor versión», apuntó Ari, la estrella de Reus.
Revancha frustrada
Si el éxito femenino era más que previsible, la final masculina se presentaba mucho más igualada. En el recuerdo aún permanecía la cita de 2022, cuando Argentina tumbó a España en el pulso decisivo gracias al triunfo de Sanyo Gutiérrez y Fernando Belasteguin, el gran ausente de esta edición. Había ganas de revancha, pero los jugadores de Juanjo Gutiérrez no lograron el objetivo.
Los primeros en golpear fueron Coki Nieto y Arturo Coello, que tumbaron a Martín Di Nenno y Franco Stupaczuk (6-1, 6-2). La superioridad de la pareja española, impecable durante todo el choque, fue aplastante ante los Superpibes, desbordados de principio a fin por el entendimiento, la eficacia y la pegada de sus rivales.
Derrota de Galán y Lebrón
Pintaba bien el panorama, pero faltaba poner la puntilla. El seleccionador, que había escondido sus cartas hasta el último suspiro, apostó en la segunda cita por el reencuentro de Alejandro Galán y Juan Lebrón, un golpe de efecto que no funcionó contra Federico Chingotto y Agustín Tapia, dos adversarios tremendamente competitivos.
Los españoles cedieron la primera manga después de ponerse con 4-0 arriba en el tie-break y tras desperdiciar dos bolas de set. En la segunda reaccionaron pronto con un break que acabó siendo decisivo para forzar la tercera, pero Chingo y Tapia activaron de nuevo el ‘modo roca’ y equilibraron la final (7-6, 3-6, 6-2).
Batalla antagónica
La responsabilidad pasaba ahora a Paquito Navarro, capitán del equipo con 35 años, y Mike Yanguas. Enfrente esperaban Leo Augsburger y Tino Libaak.
La dupla andaluza empezó bien, pero los argentinos nunca se vinieron abajo y acabaron alzando el título tras imponerse en el tie-break final en una película con un guión similar al de la pasada edición.