Cuando Kamala Harris o Donald Trump sean oficialmente declarados ganadores de las elecciones de Estados Unidos, probablemente no se habrán acabado de contar todos los votos. El arcaico sistema de recuento del país puede demorarse semanas hasta contar todos los votos. El problema es que no existe una autoridad a nivel federal que coordine la llegada de resultados electorales de cada estado. Por eso, los principales medios de comunicación estadounidenses se unieron para llenar ese vacío y crearon el Grupo Nacional de Elecciones para elaborar las llamadas proyecciones, que hacen un recuento representativo de los votos al cierre de los colegios electorales y lo extrapolan para declarar un ganador.
La anomalía de que sean los medios de comunicación los que anuncien los resultados electorales antes que las fuentes oficiales ha causado alguna que otra disrupción. En 2003, el escándalo de declarar de forma prematura la reeleción de George W. Bush hizo que las cadenas acordaran ser algo más precavidas. En 2016, la victoria imprevista de Donald Trump obligó a los medios a actualizar sus modelos de proyección. Y en 2020, la victoria de Joe Biden se confirmó casi una semana después, ya que se tomó el tiempo de realmente contar cada voto. Con una carrera tan reñida a la Casa Blanca como la actual, es probable que se repita la dificultad en las proyecciones.
Cómo se hacen las proyecciones
Cada uno de los 50 estados reportan los resultados dentro de sus fronteras, pero en lo que los medios son más rápidos que nadie es en recopilar toda esa información en bruto y darle un sentido. Es así desde las elecciones de 1848, apenas en los inicios del telégrafo y mucho antes de que la era de internet apremiara para conocer los resultados.
Para ello, tienen repartidos a miles de ‘recopiladores’ de resultados electorales que reportan el contenido de las actas a nivel de condado durante toda la noche electoral. Esos datos, de fuentes oficiales, se introducen en un sistema de datos compartido por el consorcio y se verifica al menos tres veces para contrastar que el volcado es correcto.
Para dar sentido a esos datos en bruto, se añade una capa de recopilación de información cualitativa (además de cuantitativa), que incluye sondeos a pie de urna, no solo de los votantes que acuden a los colegios electorales sino también con llamadas a listados representativos de electores que han ejercido el voto anticipado, para el que también se habilitan puntos de votación física, así como el voto por correo.
Por último, los analistas cuentan con un conocimiento hiperespecífico del complejo entramado de normas electorales, que varían no solo según el estado, sino que también a nivel municipal.
Finalmente, el principio para declarar a un ganador es el siguiente: cuando está claro que no se puede vencer al candidato que lidera el recuento de votos. Después, los resultados exactos se actualizan en las horas y días siguientes, hasta que todas las contiendas se han cerrado y los funcionarios estatales certifican sus resultados como definitivos.
Desacuerdo electoral
Aunque las proyecciones no son predicciones, sino que responden a modelos matemáticos, tienen un pequeño margen de error. Las ajustadas elecciones de 2016, en las que Donald Trump se impuso a Hillary Clinton, provocaron desavenencias entre los medios del consorcio y hubo una escisión: la agencia de noticias americana Associated Press (AP) decidió separarse del Grupo Nacional de Elecciones, en el que sí permanecieron las principales cadenas de televisión (ABC, CBS, CNN y NBC).
Por su parte, AP desarrolló, de la mano de la Universidad de Chicago, su propio modelo de proyecciones, de las que se hacen eco un gran número de medios de comunicación estadounidenses que van desde Fox News, conocida por su línea editorial a favor de Trump, hasta Univisión, la televisión estadounidense en español que presta especial atención a la población latina, pasando por reputados diarios como el Wall Street Journal. Dice AP que ha alcanzado el 99,5% de fiabilidad (y que el otro 0,5% lo pone la decisión humana del equipo electoral). Por su parte, el consorcio de televisiones también aprendió del pasado y sofisticó su sistema de proyecciones en alianza con el prestigioso centro de estudios Edison Research.
Un ejemplo de imparcialidad fue cuando AP declaró a Joe Biden ganador en Arizona en 2020, lo cual significaba la victoria definitiva del demócrata a nivel nacional. Fox News, socio electoral principal de AP, dio la noticia, en contra de los intereses trumpistas. Hubo despidos de cargos intermedios, pero AP y Fox tenían razón. Al cabo de tres días, el Grupo Nacional de Elecciones llegó a la misma conclusión y el recuento exhaustivo final confirmó la derrota del expresidente.
Este 5 de noviembre probablemente no haya resultados en firme. Pero el problema no es la espera, sino cómo los candidatos puedan usar ese tiempo de descuento. Hace cuatro años, Trump animó a sus seguidores a desconfiar del sistema, lo que terminó con el asalto al Capitolio.