Unos 244 millones de estadounidenses están llamados a las urnas este 5 de noviembre en unas elecciones presidenciales muy ajustadas y en un contexto de tensión que mantiene en vilo al mundo ante los efectos que puedan tener los resultados del duelo entre Kamala Harris y Donald Trump. El sistema electoral de EEUU es mayoritario: cada estado adjudica un número distinto de escaños (votos electorales) que se lleva íntegramente el candidato más votado, aunque sea por una sola papeleta de diferencia sobre su rival. Como se reparten en total 538 compromisarios (el llamado Colegio Electoral), gana las elecciones aquel que consiga 270. Todo indica que la victoria se dilucidará por un puñado de votos en los siete estados en disputa: Arizona, Carolina del Norte, Georgia, Michigan, Nevada, Pensilvania y Wisconsin.
A partir de las 22.00 del martes (hora peninsular española), podrás consultar en esta página la evolución del escrutinio en tiempo real, tanto a nivel nacional como en cada uno de los 50 estados. En un país con nueve husos horarios, los estados cierran los colegios electorales a horas distintas, entre la medianoche y las seis de la mañana del miércoles. Pero hay dos horas clave: a las 2.00 cierra la Costa Este, donde hay la mayoría de estados bisagra, y a las 5.00 cierra la Costa Oeste, donde están los otros estados decisivos.
Autoridades electorales de algunos estados han advertido de que podrían pasar varios días antes de que se conozca el resultado final por lo ajustado de la contienda. De los siete estados clave, la previsión es que el conteo en Georgia, Carolina del Norte, Michigan y Wisconsin termine la misma noche electoral, pero en Pensilvania, Arizona y Nevada se podría alargar días. Por ejemplo, en el condado de Maricopa, donde vive la mayor parte del electorado de Arizona, funcionarios locales estiman que el recuento podría tardar de 10 a 13 días.
En EEUU no existe una autoridad electoral central, por lo que los grandes medios elaboran unas proyecciones a partir de una combinación de resultados oficiales en vivo, encuestas a pie de urna, un análisis de tendencias electorales históricas y una red de colaboradores desplegados en los centros de escrutinio de condados clave. Cuando la tendencia en un estado es irreversible, declaran al ganador.
En 2020, Estados Unidos tuvo que esperar cuatro días desde el cierre de los colegios hasta que Joe Biden fue declarado ganador. El proceso fue más lento de lo habitual porque la pandemia del covid provocó un aumento del voto anticipado, que requiere más tiempo de procesamiento, y porque la participación fue especialmente alta con 158 millones de votantes, casi 22 millones más que en 2016.
Hace cuatro años, el resultado en los siete estados bisagra de 2024 se decidió por menos de tres puntos porcentuales. Biden logró la victoria en Arizona, Georgia, Michigan, Pensilvania, Wisconsin, Carolina del Norte y Nevada, mientras que Trump solo consiguió imponerse en Carolina del Norte, por apenas 1,3 puntos de diferencia. Además, los demócratas se hicieron con el triunfo en cuatro estados donde en 2020 habían ganado los republicanos. De hecho, Michigan y Wisconsin, que dieron la victoria a Trump en 2016, cambiaron de color en 2020.
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