La victoria de Donald Trump en las elecciones de Estados Unidos, el segundo país más contaminante del globo, amenaza con exponer al planeta a un aumento aún más marcado de las emisiones de gases de efecto invernadero y, en consecuencia, a un calentamiento global todavía más extremo y a una crisis climática desbocada. Según apuntan varios análisis realizados en los últimos meses por la plataforma ‘Carbon Brief’, especializada en políticas climáticas, el triunfo de Trump podrían generar hasta 4.000 millones de toneladas ‘extra’ de emisiones en Estados Unidos para 2030 (el equivalente a las emisiones anuales de Europa y Japón juntos) y, de esta manera, «acabaría con cualquier esperanza global de mantener el calentamiento global por debajo de la línea roja de los 1,5 °C«.
Durante su primer mandato en la casa Blanca, entre 2017 y 2021, el republicano desmanteló cientos de regulaciones ambientales, retiró a Estados Unidos del Acuerdo de París argumentando que los recortes de emisiones perjudicaban la economía y competitividad del país, impulsó nuevas explotaciones de combustibles fósiles como petróleo y gas en tierras protegidas y, paralelamente, apoyó públicamente postulados negacionistas contra el cambio climático. En 2021, con la llegada de Biden a la presidencia, el demócrata volvió a sumar a Estados Unidos a los pactos globales de reducción de emisiones, impulsó planes para acelerar la transición hacia energías limpias y realizó una de las aportaciones más grandes hasta la fecha al llamado Fondo Verde para el Clima, una iniciativa global para ayudar a los países más vulnerables a hacer frente al caos climático.
¿Pero qué pasará con la crisis climática ahora que Trump tomará por segunda vez las riendas de la Casa Blanca? Según el análisis de Carbon Brief, «es muy probable que Estados Unidos vuelva a incumplir por un amplio margen sus compromisos climático global«. Por ejemplo, en estos momentos, tal y como se constata en el Acuerdo de París, Estados Unidos se había comprometido a reducir casi a la mitad sus emisiones para 2030. Pero con la llegada de Trump, no solo es posible que las reducciones se reduzcan a menos del 30% de lo acordado sino que, además, incluso existe la posibilidad de que aumenten aún más si el republicano sigue con su política mantiene su promesa de aumentar las extracciones de petróleo, gas y carbón (lo que él mismo ha definido en varias ocasiones como “drill, baby, drill”). En la última campaña electoral, además, Trump ha reforzado aún más su postura negacionista del cambio climático por lo que el cambio de las políticas ambientales podría ser todavía más drástico.
«La victoria de Trump es un duro golpe a la justicia climática global y una alarmante escalada del riesgo climático para las comunidades más vulnerables del mundo»
«La victoria de Trump es un duro golpe a la justicia climática global y una alarmante escalada del riesgo climático para las comunidades más vulnerables del mundo», afirma el activista climático Harjeet Singh, director de la plataforma Fossil Treaty, argumentando que la postura del republicano en materia climática «agudiza la crisis climática y pone en peligro millones de vidas». «A medida que se va cerrando la estrecha ventana de tiempo para evitar un colapso climático catastrófico, el mundo no puede permitirse que su mayor emisor histórico de carbono y principal productor de combustibles fósiles eluda su responsabilidad», añade Singh en un comentario publicado justo después de darse a conocer la victoria de Trump.
Más emisiones, más extremos climáticos
Las proyecciones en materia climática rozan lo catastrófico. Sobre todo en un momento en que, según alertan varios informes de Naciones Unidas, el planeta ya va camino de un calentamiento global de entre 2 y 3 grados de media y esto, a su vez, amenaza con aumentar aún más extremos climáticos como las sequías y los desastres naturales como huracanes, lluvias torrenciales e inundaciones cada vez más violentos. Según explica la misma Organización Meteorológica Mundial, cada aumento de una décima en la temperatura global contribuye a alimentar este tipo de fenómenos extremos, aumenta su frecuencia y, sobre todo, los convierte en más devastadores.
El aumento de las emisiones del segundo país más contaminante del mundo amenaza con aumentar aún más los fenómenos extremos como sequías, huracanes y lluvias torrenciales
La victoria de Trump se produce a tan solo unas semanas de la celebración de la cumbre del clima de Bakú (COP29), un encuentro diplomático internacional en el que los países de todo el mundo se reunirán para debatir cómo acelerar los recortes globales de emisiones y movilizar más fondos para la lucha climática. En este caso, dado que Trump no habrá tomado aún los mandos de la Casa Blanca, todo apunta a que el encuentro seguirá en manos de los diplomáticos de Biden. Aunque, claro está, es posible que mantengan una actitud tibia en las negociaciones o, en general, un perfil bajo durante el encuentro. En ambos casos, una mala noticia para un planeta que necesita acciones urgentes para esquivar el peor de los escenarios.
Suscríbete para seguir leyendo