Hace unos meses Carlo Ancelotti afirmaba sarcásticamente lo siguiente sobre su responsabilidad en el éxito del equipo: “Yo solo tengo que ponerles, no hace falta que les diga nada. Ellos salen y hacen lo que saben hacer”. El Real Madrid terminó conquistando la Liga y la Champions, pese a perder a Benzema, como antes perdieron a Cristiano Ronaldo sin que se supliesen esas bajas. Pero el italiano fue capaz de resetear a Jude Bellingham para convertirlo en un goleador con su llegada por sorpresa al área, lo que le llevó a anotar 23 goles en su primera temporada como jugador blanco. Carletto se sacó de la chistera al Bellingham delantero.
Han pasado unos meses de aquello y el Real Madrid ha concretado por fin el fichaje del delantero que llevaba años esperando. El pasado verano aterrizó en el Santiago Bernabéu el que es para muchos el mejor jugador del mundo: Kylian Mbappé. Sin embargo, el efecto que ha provocado en el Real Madrid ha sido devastador. Nunca un equipo se desequilibró tanto por la inclusión de un futbolista como le ha ocurrido a los blancos desde que el delantero de Bondy se estrenó como delantero madridista.
La inclusión de Mbappé ha desfigurado futbolísticamente a un equipo que jugaba con el piloto automático, el Madrid campeón en Wembley. Vinicius convive ahora con un jugador que replica su perfil, con tendencia a caer a la izquierda para arrancar desde allí hacia el centro. Un futbolista que está acostumbrado a ser el foco de atención en ataque y que ahora se ve obligado a compartir con él. La presencia de Kylian, quien muestra la misma indolencia defensiva que Vini, ha provocado que Ancelotti haya cambiado el esquema táctico del equipo pasando del 4-3-3 o 4-2-3-1 al 4-4-2.
Bellingham y Rodrygo, víctimas colaterales
Este cambio de esquema se ha cobrado dos víctimas principales: Jude Bellingham y Rodrygo. El primero ha perdido presencia en el área al alejarse de la misma para ayudar en la salida del balón y para tapar la banda. La involución goleadora del inglés es alarmante, hasta el punto de que a estas alturas de la temporada aún no ha marcado cuando la pasada campaña sumaba 12 goles. Bellingham, además, ha sido desterrado a la banda izquierda para tapar las subidas del lateral y ahorrar ese trabajo a Vinicius. El otro, Rodrygo, ha pasado de ser un fijo en el 4-3-3 o como delantero versátil jugando de 9 o por la derecha, a ser un suplente habitual. Ha perdido presencia y con ello producción goleadora.
En el medio, Federico Valverde ha sido degradado a picapedrero dejando de asomarse al área rival, por lo que los doce goles que anotó el año pasado se han quedado, de momento, en tres. ‘El Pajarito’ tiene que asumir más responsabilidades defensivas, tanto de pivote como de extremo ayudando a los laterales, como ocurrió ante el Milan, cuando estuvo pendiente de auxiliar a Lucas Vázquez con Rafael Leao. El charrúa ha perdido chispa, la ida y la vuelta de sus estampidas, encadenado al medio por Carletto.
Números de Kylian: un gol cada 21 disparos
Y a todo esto se suman los preocupantes números de Kylian Mbappé. Al inicio de la temporada, tras conquistar la Supercopa de Europa con un gol suyo, el galo habló abiertamente de 50 goles como marca en su primer año en el Real Madrid. La realidad es que lleva ocho goles, tres de ellos de penalti. Dejando los lanzamientos desde los once metros a un lado, observamos que en Liga el francés suma tres goles en 44 disparos, mientras que en Champions ha anotado uno en 20. Mbappé necesita 21 disparos para anotar un gol, una cifra impropia de la estrella rutilante que ha firmado el Real Madrid.
Y además el Real Madrid es más perezoso porque corre menos este año en los partidos que en la temporada pasada, mete menos goles y encaja muchos más. Siete en los dos últimos partidos en el Bernabéu. Mbappé, que llegó en loor de multitudes, se ha convertido en un caballo de Troya que ha desafinado el juego coral de un equipo engrasado como el del año pasado.
Ancelotti, «hundido»
El gesto cariacontecido con el que Ancelotti compareció en la sala de prensa tras caer ante el Milan dejó titulares inquietantes para el madridismo: “Me preocupa lo que se ve en el campo. El equipo no es capaz de dar una buena versión. Hay que buscar solidez. Tenemos que mejorar tácticamente y trabajar más a nivel colectivo. Los jugadores tienen que dar un paso y yo con ellos. Estamos sufriendo en este momento y esto nos debe unir más. La receta la conocemos: sacrificio, concentración y trabajo colectivo”.
El italiano descartó que Vinicius y Mbappé fueran incompatibles en el campo: “No lo creo. Tengo que hacer cambios, pero sin volverme loco. Debo apuntar algunos detalles tácticos para ganar solidez. Y ahora toca aguantar la crítica, pero esto también nos ha pasado en otras ocasiones. Las críticas las hay que aceptar y tenemos que defender mejor porque ahí está la llave. ¿Hundidos? Es bueno que los jugadores estén hundidos, como lo estoy yo. Va a ser una noche larga y así debe ser”.