El Barça también siembra en el Pequeño Maracaná


Hay algo mejor que celebrar los goles: explicarlos. Iñigo Martínez tiene mentalidad y cuello de hierro. Lewandowski puede nublarse a puerta vacía, pero también marcar hasta con la pantorrilla. Raphinha emboca lo que antes fallaba en sueños. Fermín convierte un mal control en un gol de uña. ¿Y Koundé? Pues quizá no recuerde el día que ofreció tres asistencias desde esa orilla que antes le parecía un cenagal.

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