El Real Madrid atraviesa por su habitual bache anual, un mal momento de juego que sufre cada temporada tras encadenar un par de malos resultados que siembran cierto nerviosismo en la grada y en los despachos. La diferencia es que esta vez no se trata de un problema puntual por falta de actitud o mala suerte. Es una deriva que viene desde el inicio de temporada y que ha terminado con el equipo encajando dos dolorosas derrotas ante el Barça (0-4) y el Milan (1-3), donde el Madrid tocó fondo y Carletto perdió el gobierno del equipo.
Para el técnico este no es su peor momento en el banquillo blanco: “Cada año hay momentos difíciles en los que tienes que luchar, pensar, aguantar… Son fases normales. Hemos tenido una racha espectacular con este equipo, pero ha caído muy rápidamente en los últimos partidos. Esto es parte del fútbol. Cuando piensas que todo está perfecto, caes. Pero lo bueno es que también te ofrece la oportunidad de reaccionar muy pronto. El sábado hay otro partido”. Un discurso mesurado que, sin embargo, no busca maquillar la deriva del equipo en los dos últimos partidos, en los que ha encajado siete goles ante su público.
Bellingham, el más molesto
“Así es muy complicado llegar a final de temporada”, advirtió el entrenador con rostro muy serio en sala de prensa después de ser sometido, y casi goleado, por este Milan que es séptimo en la Serie A. En los despachos del club se mantiene la confianza en el técnico, pero también hay inquietud porque son conscientes de que esta vez no es un problema puntual. La inclusión de Mbappé ha desequilibrado al equipo y son varios los jugadores que cuestionan en privado el protagonismo del francés, que, de momento, no ha mostrado la calidad que se le presupone. De hecho, hay futbolistas, como Bellingham, al que se le está agotando la paciencia porque la aparición del francés le condena a labores menos reconfortantes, restringiendo sus apariciones en el área.
Thierry Henry, el exseleccionador olímpico francés, analizaba cómo le ha cambiado la vida al inglés: “¿Quién está corriendo y tirando demarques a los espacios para llegar a la portería? Bellingham, no tu número 9. Y eso frustra. ¿Crees que a Bellingham le gusta hacer estas carreras? ¿Estirar el equipo? Lo hace porque sus ganas y su voluntad hablan. Pero no puedes ganar partidos con tu 10 (por el inglés) rompiendo en velocidad, regresando para tratar de defender y siendo quien tiene que llegar al área luego para marcar los goles que no ha metido aún”. Esto explica que Jude se marchase enfadado al ser sustituido ante el Milan en el minuto 73, pagando los platos rotos al ser la única estrella blanca sacrificada mientras Mbappé se quedaba en el campo.
Para un madridista ilustre como Pedja Mijatovic, “el equipo se le ha ido de las manos a Ancelotti. Esta noche (martes) el Real Madrid me daba pena. Carlo hizo los cambios pensando en mejorar y no han sido muy buenos”. En las altas esferas se acusa al italiano de ser demasiado político con la gestión de los minutos para no enfadar a las estrellas. De tener ‘mano blanda’ para contentar a los futbolistas. Pero la realidad es que esa gestión también ha provocado que en el vestuario haya jugadores que no estén contentos con la situación porque juegan menos de lo esperado. Bellingham, Rodrygo, Arda Güler, Endrick, Ceballos y hasta Brahim están en ese grupo de futbolistas decepcionados por su falta de protagonismo o su cambio de rol.
Ancelotti dejó claro que “el ambiente en el vestuario sigue siendo sano. Obviamente, habrá muchas críticas ahora, sobre todo a la actitud, los entrenamientos… Pero esto ha sucedido muchas veces en el pasado. Y lo que opina la gente, toca aceptarlo. Hay que asumir la realidad. Ahora no estamos bien y toca hacerlo mejor. Hay que arreglar cosas, lo repito: hay que defender mejor, porque ahí está la llave”. Aunque concluyó rebajando las expectativas de quienes esperan un golpe de timón: “Puede haber algunas soluciones en detalles tácticos, pero sin volverme loco haciendo cambios”.
Raúl, Solari y hasta suena Arbeloa
Florentino es el que más tranquilo está en las oficinas, pero espera que Carletto sepa corregir el rumbo del equipo y, sobre todo, haga convivir a Mbappé con Vinicius y Bellingham, una asociación necesaria en lo deportivo e imprescindible en lo mercantil. Especialmente en estos difíciles momentos en los que el club ha perdido una fuente de ingresos capital como eran los conciertos en el Bernabéu. El Real Madrid no puede permitirse empresarialmente que Mbappé no triunfe con la camiseta blanca.
Alrededor del presidente hay voces disonantes que dan por amortizado al técnico italiano después de su exitosa y larga carrera en el banquillo. Xabi Alonso es el único nombre que se pronuncia de cara al futuro próximo, pero entre los allegados a Florentino cunde la impaciencia y hay abogan por una solución interina si la deriva no se corrige. Huelga decir que Carletto no es ajeno a este fuego amigo. Pero es curioso que a día de hoy se hable más en los pasillos de Álvaro Arbeloa que de Raúl o Santiago Solari, las dos opciones más lógicas. El exlateral blanco está integrado en el núcleo duro de la estructura deportiva del club, al tiempo que participa en alguna de las empresas satélites, además de ser amigo personal del hijo del presidente. Y también es curioso que el único que no pronuncie el nombre de Arbeloa sea el propio Florentino. Cuentan que es el que menos fe le tiene. Por el momento, parece que hay Carletto para rato.