Cuba ha vuelto a la oscuridad, con todas sus complicaciones cotidianas. El paso brutal del huracán Rafael el miércoles por la zona occidental de la isla no solo ha provocado daños y pérdidas económicas que agravan la crisis. El Sistema Eléctrico Nacional (SEN) todavía no ha podido ser reconectado por completo después de horas de desasosiego. En la tarde del jueves, la Unión Eléctrica (UNE) informó sobre la persistencia de los problemas. El ministerio de Energía y Minas admitió que será lenta la vuelta de la normalidad en las casas. «Cada vez que nos enfrentamos a grandes obstáculos, conscientes de que sí podemos, estamos empezando a vencerlos. Cuba está de pie y combatiendo. Venceremos». La arenga virtual del presidente Miguel Díaz-Canel, y el llamado a «combatir» las adversidades, volvió a encontrar expresiones de malestar en las redes sociales.
De acuerdo con el portal ´El toque`, antes del paso de la tormenta, nueve de las 16 unidades de generación en las termoeléctricas estaban averiadas o en mantenimiento. «Había una demanda muy superior a la generación, solo podían producir cerca de la mitad de lo necesario. Además, durante los días previos, muchas provincias, como Cienfuegos y Las Tunas, habían tenido más de 20 horas de cortes eléctricos». Es la segunda vez en un mes que la mayor de las Antillas queda a oscuras en los últimos 30 días y por tercera vez en dos años.
A los problemas que arrastra la infraestructura y que provocan reiterados cortes, el huracán ahondó sus daños prtexistentes y cortó cables de fibra óptica. Cayeron dos torres de telefonía móvil y se afectó el servicio de la telefonía celular en varias zonas por donde Rafael dejó estragos.
Primer balance del desastre
La provincia de Artemisa, a 65 kilómetros de La Habana, se constituyó en una de las zonas más expuestas al desastre meteorológico: viviendas destrozadas, inundaciones y daños en infraestructuras por los vientos de 185 km/h.
Rafael fue impiadoso con las viviendas. Arrancó sus techos, destruyó locales comerciales, derribó árboles y una de las torres de luces del Estadio de Béisbol. En el hospital provincial, la tormenta arrancó ventanas de metal. Se estima que el daño económico es considerable en un momento en que Artemisa intentaba contribuir a la política de «seguridad alimentaria» para no profundizar el enojo ciudadano por la escasez y la inflación. El diario local ´El Artemiseño` informó sobre 9.000 hectáreas de plátano y 3.800 hectáreas de yuca afectadas. Se dañaron además plantaciones de hortalizas, arroz, frijoles, maíz y soya. La mitad del cultivo de café se habría perdido. Rafael impactó también en los sectores avícola y tabacalero.
En la capital cubana, en tanto, se reportaron derrumbes e inundaciones, además de miles alojados en centros de evacuación. La infraestructura hidráulica no sufrió daños., pero depende del restablecimiento de la electricidad para poder bombear el agua.
Díaz-Canel destacó que el nivel de preparación del sistema de emergencia evitó que los problemas fueran mayores. El presidente llamó a trabajar con «intensidad» e involucrar «al pueblo» en las labores de reconstrucción. El Gobierno está preocupado por el impacto del huracán en las cadenas de consumo en un país donde han crecido los problemas de acceso a los productos de primera necesidad y el mercado negro funciona como regulador de los precios. Díaz-Canel pidió «controlar» la venta de los alimentos y «velar porque no suban los precios». El Estado debe «atender con prioridad a los más vulnerables, y tener mano dura con quienes infrinjan la ley en estos momentos tan complejos«.