Aquella noche de martes que ya nunca ninguno olvidaremos, Vicente Moreno estaba en Pamplona con su mujer. El día siguiente tenía partido en Chiclana, dirigiendo a Osasuna en su partido de Copa del Rey, pero el club decidió viajar el mismo miércoles. Sus hijos, mientras tanto, estaban en Massanassa, municipio de unos 10.000 habitantes en el área metropolitana de Valencia, donde las noticias empezaban a ser preocupantes, las calles se llenaban de barro y el infierno se desplegaba en forma de destructiva DANA.
Aquella noche de martes, a eso de las 21.00 horas, Vicente Moreno habló con sus hijos. Le transmitieron que ellos estaban bien, seguros en casa, a salvo del creciente horror cuya magnitud nadie podía calcular en aquel momento. Se quedó tranquilo entonces. No dijo nada en el club. «Es muy reservado con sus cosas», refrendan en Osasuna. Al día siguiente hizo la maleta y voló rumbo a Chiclana por la mañana. La ansiedad la llevaba por dentro.
Más de 12 horas de angustia
Fue en esa hora larga de vuelo, la mañana del miércoles, cuando Moreno le transmitió al presidente y al resto de los empleados del club rojillo la situación. Desde aquella llamada a las 21.00 horas del día anterior no había vuelto a saber nada de sus dos hijos. Las comunicaciones en las zonas más afectadas por la DANA fallaban, era una evidencia por todos conocida, y a priori los chicos se encontraban y seguros. Pero…
Ya en el hotel de concentración de Sancti Petri, a eso de las 13.00 horas, Moreno pudo volver a hablar con ellos y así se lo comunicó al club. Todo estaba bien. El susto, tras tantas horas de incertidumbre, había pasado en lo familiar, aunque para entonces ya sabía que su pueblo, en plena zona cero de la catástrofe, había sido arrasado por la DANA. Como se fue confirmando en los días posteriores, al menos 17 vecinos perdieron la vida, a la espera de que las cifras de fallecidos sean definitivas.
El partido que tenían que disputar ese día frente al modestísimo Chiclana finalmente no se disputó. La DANA también causó estragos en la provincia de Cádiz y la prudencia llevó a la RFEF a aplazar el choque. Tocó organizar el viaje de vuelta a Pamplona, con el aeropuerto de Jerez inoperativo durante unas horas por las abundantes precipitaciones.
Una tonelada y media de alimentos
«Y ahí ya, con mucho tiempo de espera, empezamos a pensar en cómo podíamos ayudar», explican fuentes del club que este sábado visita el Santiago Bernabéu. Con el susto de su entrenador aún caliente, organizaron con ayuda de sus patrocinadores un envío de una tonelada y media de alimentos rumbo a Mestalla, el gran punto de recogida de ayuda habilitado. Allí la recogió el director deportivo del club, Braulio Vázquez, que casualmente se encontraba en Valencia esos días, visitando a su hijo Jesús, jugador del club ché.
Pero Osasuna quería hacer más. Y teniendo un entrenador nacido en una de las localidades más afectadas por la desgracia, decidieron orientar hacia allí su ayuda. «Gracias a Vicente, nos pusimos en contacto con el alcalde de Massanassa y le propusimos recaudar dinero para ayudar a reconstruir infraestructuras públicas que hubieran quedado dañadas: colegios, institutos, instalaciones deportivas… Pensamos que ya iba a haber una avalancha de ayuda de bienes de primera necesidad, principalmente alimentos, así que decidimos llevar a cabo esa idea, más a medio y largo plazo», explican desde Osasuna.
Más de 250.000 euros recaudados
El club abrió una línea de ayudas que ya superan los 250.000 euros, «la mayor parte provenientes de donaciones por Bizum de 40, 50 o 100 euros». En los próximos días, Osasuna ampliará la campaña para implicar en ella a patrocinadores, sea con donaciones económicas o, como en el caso de su patrocinador principal, Kosner, con la oferta de materiales de construcción a pecio de coste. «Cuando pases unos días, nos sentaremos tranquilamente con el alcalde de Massanassa para definir en qué proyectos colaboraremos», cuentan en la entidad navarra.
El mismo día en que Osasuna puso en marcha esta campaña, el pasado viernes, Vicente Moreno tenía que salir ante los medios a la protocolaria rueda de prensa previa a los partidos. «Sabíamos que estaba jodido, pero se le veía entero. Desde el departamento de Comunicación se les pidió a los medios que tuvieran sensibilidad con su situación. Pero fue sentarse a hablar y, sin que nadie le preguntara nada, se rompió». Sus lágrimas dieron la vuelta a España.
Una de las cosas que dijo en ese momento fue que era «muy duro» estar lejos de sus hijos en un momento como ese. Vicente Moreno habló con el presidente, Luis Sabalza, el director general, Fran Canal, y el director deportivo, Braulio Vázquez, y pidió permiso para irse a Massanassa tras el partido de ese sábado contra el Valladolid. «Y se le dijo que por supuesto». Misma respuesta que recibió Rubén García, futbolista originario de Xàtiva, una localidad no afectada por la DANA, pero que pidió poder ir a casa a ayudar. Osasuna no solo le dio permiso, sino que le cedió una furgoneta del club llena de material que el propio futbolista condujo hasta Paiporta.
Ni el entrenador ni el futbolista se desplazaron a Chiclana para el partido de Copa que, tras la suspensión inicial, se disputó el martes. El miércoles, Rubén regresó a Osasuna. Vicente no lo hizo. El mensaje del club hacia su entrenador había sido claro: «Vuelve de Massanassa cuando tú lo consideres». «Si hubiera decidido volver 10 días después, nos habría parecido bien. Somos conscientes de que su casa ha quedado afectada y que es un momento muy duro para él. Y tenemos plena confianza en Dani [Pendín, su segundo] y el resto del equipo. Se ha dejado en sus manos, no le hemos presionado», añaden.
Vicente Moreno regresa a Pamplona
Durante la conversación con las fuentes del club consultadas, el miércoles por la tarde, ni siquiera sabían si Vicente Moreno iba a sentarse este sábado en el banquillo del Santiago Bernabéu: «De verdad que no sabemos cuándo va a volver. Está en su mano y lo respetamos». Finalmente, sí lo hará. Este jueves comunicó al club su regreso y que dirigiría el entrenamiento de este viernes antes de viajar a la capital de España para enfrentarse al Real Madrid.
Y en un mundo tan frío como el del fútbol profesional, Osasuna dio ejemplo, anteponiendo la persona al entrenador, la humanidad a la competición, incluso ante un partido con la relevancia que tiene cualquier visita al Bernabéu. «Vuelve cuando quieras».