No es nada extraño que periódicamente haya ruido sobre la continuidad o no de aquel equipo ciclista, que a un espectador casual como un servidor le pille desprevenido cuál es cada equipo ante los frecuentes cambios de nombre que se producen. Es el problema de un deporte en el que los equipos viven exclusivamente de los patrocinadores que son capaces de atraer, sea porque tienen un interés directo en las dos ruedas, porque creen que ayuda a sus objetivos de marca o, más frecuentemente, porque su propietario es un apasionado de la disciplina y quiere apoyarla. ¿Dónde quedan los ingresos por matchday, televisión o patrocinio de la competición? A diferencia de otros deportes de equipo, en los bolsillos de sus promotores.
Esta semana se han conocido los detalles de las cuentas de ASO, la corporación francesa propietaria del Tour de Francia, La Vuelta, el Dakar y, en alianza con RPM Sports, el Maratón de Barcelona. Y sus números dan alas a la corriente crítica que cuestiona el actual sistema de redistribución que existe en la élite del ciclismo. Vayamos por partes.
La propietaria de dos de las tres grandes rondas del pelotón cerró 2023 con una facturación de 320,9 millones de euros, una mejora interanual del 8,5% que está muy por encima de la obtenida por algunos de sus principales equipos, estabilizados en un presupuesto que les garantice no perder su plaza. De esta cifra, algo más de 30 millones es lo que genera únicamente la prueba española, mientras que la ronda gala está en torno a los 150 millones de euros.
¿Cuánto llega de esto al pelotón? Unos 2,3 millones de euros en premios en el caso del Tour, es decir, menos de un 3% del negocio total; el ganador se embolsa 500.000 euros, mientras que la bonificación por cada victoria de etapa es de 11.000 euros. En el caso de La Vuelta, el prize money total es de 1,1 millones, por debajo del 5% de todo lo que se genera. En tenis, por poner el ejemplo de una disciplina donde los promotores de los torneos son distintos a los deportistas, hay una bolsa de premios por un lado y, después, el compromiso de repartir al 50% los beneficios de la cita.
Así pues, no es de extrañar que los principales equipos del World Tour se planteen crear su propia promotora de eventos para acceder a donde realmente está la gran parte del pastel: la televisión y los patrocinios compartidos. Un pulso interesante, ya que muchos se hacen la siguiente pregunta: ¿quién necesita más a quién? ¿Team Visma-Lease o Ineos al Tour? ¿al revés? Inversores dispuestos a liderar la transformación no faltarán.
Las cuentas de Mbappé salen
El Real Madrid ha presentado ya las líneas maestras de su presupuesto para 2024-2025, y uno de los aspectos más sorprendentes es que el peso de la masa salarial sobre el total del negocio será incluso inferior a la del año pasado. En total, la entidad presidida por Florentino Pérez destinará unos 512,9 millones de euros a salarios deportivos y amortizaciones por fichajes, una reducción del 5% interanual y muy en línea con los importes dedicados a este fin en 2019-2020 y 2020-2021, según las estimaciones realizadas por Intelligence 2P, la unidad de estrategia e inteligencia de mercado de 2Playbook.
El club blanco siempre ha sabido jugar con las renovaciones para repartir los costes en más años y no hacer coincidir en exceso los relevos generacionales. A su favor, que adicionalmente sólo tiene que asumir los costes adicionales de la sección de baloncesto, a diferencia de un FC Barcelona cuyo abanico polideportivo es más amplio. En el caso blaugrana, la masa salarial se quedará congelada en 494 millones esta temporada, inferior a la de su rival.
Eso sí, en ambos casos con una posición de cumplimiento muy holgado del squad ratio de Uefa, del 70%, una situación muy diferente a la de sus vecinos en la Premier League y la Serie A.
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