La llegada de Donald Trump por segunda vez a la presidencia de Estados Unidos debe una parte importante a una campaña mucho más profesional, disciplinada y organizada que las dos anteriores. Al frente ha estado Susie Wiles, una veterana estratega política de Florida que trabajó con el republicano en este estado en las carreras de 2016 y 2020 pero en esta ocasión ha dirigido la compleja nave a nivel nacional, con Chris LaCivita como subcomandante. Este jueves Trump anunció que la ha escogido como jefa de gabinete, un puesto fundamental y poderoso desde el que se encargará de supervisar toda la política y los asuntos del día a día en la Casa Blanca y actuar como enlace con todas las agencias del Gobierno y el Congreso. Wiles será la primera mujer que desempeña el cargo en la historia del país.
En su comunicado Trump la ha definido como «dura, inteligente, innovadora y universalmente admirada y respetada» y no ha exagerado. Wiles, de 67 años, es vista con consenso bipartidista en el mundo de arquitectos políticos en el que lleva trabajando cuatro décadas como una de las más brillantes, efectivas e influyentes. En un perfil que ‘Politico’ realizó en abril sobre ella, el congresista de Florida Carlos Curbelo la definió como «una de las personas con más repercusión en la política estadounidense ahora mismo». En los siete meses transcurridos desde entonces ese peso no ha hecho más que crecer y ahora va a aumentar aún más.
Wiles llega a un puesto por el que, durante el primer mandato de Trump, pasaron cuatro personas. Pero su relación personal y profesional con el presidente electo es muy distinta a la que tenían Reince Priebus, John Kelly, Mick Mulvaney y Mark Meadows. Hace años que Trump identificó en ella a «una ganadora«. Y Wiles, además de lealtad, ha mostrado saber cómo relacionarse con Trump, ganarse su confianza y hacerse imprescindible para él. En campaña consiguió, por ejemplo, que animara a los votantes republicanos a usar el voto por correo y anticipado que a él le gustaba señalar como supuesto vehículo de fraude.
Desconocida solo para el gran público
Hija del jugador y luego famoso locutor de la NFL Pat Summerall, Wiles es una gran desconocida para el gran público. Siempre ha tratado de mantenerse en un segundo plano, una filosofía que ella misma resumía la semana pasada en una entrevista con ‘The Wall Street Journal’: «No tienes que gritar para ser visto. No quiero estar bajo los focos. Creo que dificulta tu capacidad para ser efectivo«.
Es algo que quedó claro en la noche electoral, cuando en su discurso de victoria Trump le agradeció el trabajo en la triunfal campaña y la llamó al atril. Ella apareció entonces a su lado, con su melena corta cana y una brillante camisola clara de raso, sonrió pero rechazó la oferta del presidente electo de pronunciar unas palabras. Dejó que hablara LaCivita y rápidamente aprovechó para escabullirse y volver a situarse detrás de otros invitados en el escenario.
En círculos políticos y en la prensa, no obstante, no hay nadie que no conozca a esta mujer que suele lucir gafas de sol con cristales de espejo. Y no pilló por sorpresa el apodo de «doncella de hielo» con que Trump dijo en la noche de celebración que él y todos en el equipo se refieren a ella. En un perfil hace siete meses en ‘Politico’ uno de sus colaboradores, desde el anonimato, había usado otra frase reveladora: «La abuela (Wiles tiene dos hijas y un nieto) es una ninja«.
Son palabras que definen el trabajo y la figura de Wiles, que también resumía el artículo de ‘Politico’: «Es buena en lo que hace. Es una operadora astuta, una gerente capaz, alguien que identifica y cultiva talento emergente, que hace y cuida relaciones con los periodistas, y da forma con sutileza y habilidad a historias que ayudan a enmarcar las corrientes políticas que pueden marcar la diferencia entre una victoria y una derrota».
Wiles, que en sus primeros pasos profesionales pasó por la Administración de Ronald Reagan y trabajó para un congresista de Nueva York, estuvo, por ejemplo, detrás de la carrera con la que el ahora senador de Florida, Rick Scott, llegó a gobernador en 2010. En 2015 conoció a Trump y se encargó de su primera campaña presidencial en Florida, que el republicano ganó en 2016 con el 49% del voto después de victorias en las dos elecciones previas de Barack Obama.
Asalto al Capitlio
Wiles ayudó también a rescatar la campaña renqueante de Ron DeSantis en 2018 y contribuyó a llevarle hasta el puesto de gobernador. Las tensiones explotaron no mucho después y DeSantis no solo la exilió de su equipo sino que convenció a Trump de que la sacara del suyo, aunque el republicano luego volvió a contratarla. En 2020, aunque perdió las elecciones con Biden, Trump elevó su porcentaje de voto en Florida hasta el 51%.
En 2021, después del asalto al Capitolio y cuando por breve tiempo se había convertido en un paria en el Partido Republicano, Trump volvió a acudir a Wiles. Ella, que se ha definido como una moderada y ha dicho que no le gustó lo que sucedió aquel 6 de enero pero también que no cree que Trump lo provocara, aceptó ponerse al frente de su Comité de Acción Política. Poco a poco fue ganando responsabilidades hasta llegar al frente de su campaña presidencial. Y muchos vieron su mano detrás del colapso fulgurante en primarias de lo que había parecido ser una prometedora carrera presidencial de DeSantis, al que Trump atacó con salvajes ataques personales que solo alguien que hubiera estado muy cerca del gobernador, como Wiles, podía tener. Ya con su jefe como candidato, ha dirigido una campaña que ha sido un exito sin paliativos.
Wiles no está muy activa en redes sociales pero recientemente colgó un mensaje en X después de que el empresario Mark Cuban, que apoyaba la campaña de Kamala Harris, criticara a Trump diciendo que «nunca jamás le ves alrededor de mujeres fuertes inteligentes». «¡Aquí estamos!«, replicó Wiles, que mencionó en su mensaje a Lara Trump, la nuera del presidente electo a la que puso al frente del Comité Nacional Republicano, y a Linda McMahon, presidenta del equipo de transición.