Las alarmas ya estaban más que encendidas en Turín. Lo sucedido este martes, acaso las intensificó un poco más, refrendando las malas sensaciones del debut. Carlos Alcaraz salió a entrenarse para su segundo partido en las ATP Finals, este miércoles frente al ruso Andrey Rublev. El peloteo con el ‘sparring’ estadounidense Andres Martin apenas duró 10 minutos antes de que el murciano decidiera dar por finalizada la sesión. Su estado de salud no invitaba a darle continuidad al esfuerzo.
«Tiene el pecho un poco cogido, le cuesta respirar», lamentaba su entrenador, Juan Carlos Ferrero, a los periodistas presentes en la sesión, prediciendo que no podrá estar al cien por cien en el decisivo partido contra Rublev, aunque espera que pueda jugar: «Creo que no llegará a tanto como para no saltar a la pista».
«Mal momento para ponerse malo», resumía un Ferrero que es consciente de que su pupilo juega este torneo con todas las cartas marcadas. No necesitaba este constipado que tanto desfiguró su tenis en la derrota inaugural contra Casper Ruud para que así fuera y, desde luego, flaco favor le hace a corto y medio plazo, con la ambición de brindarle a Rafa Nadal una despedida dorada en la Copa Davis que se disputa la semana que viene.
Las cuentas de Alcaraz para clasificarse
Alcaraz mira inevitablemente a esa cita, consciente de que estas ATP Finals, la Copa de Maestros de toda la vida, se le están poniendo más cuesta arriba aún de lo que ya las tenía. Solo una victoria frente a Rublev le permitiría depender de sí mismo de cara a clasificarse para la semifinal del sábado. Le podría valer con una sola victoria, pero ganar al ruso y posteriormente, el viernes, a un enrachadísimo Alexander Zverev es su única garantía de seguir peleando por el título.
La enfermedad le lastra a futuro, lo hizo en el pasado, y se suma a la ristra de motivos que ya obligaban a ser pesimista con las opciones de Alcaraz en este torneo. El mayor de ellos quizá sea las condiciones de la pista. Ha demostrado el murciano en este tramo aún inicial, aunque exitoso, de su carrera que es un tenista capaz de adaptarse a cualquier terreno, ya ganador de Grand Slam en hierba (Wimbledon), tierra batida (Roland Garros) y pista dura (US Open).
Alcaraz no carbura bajo techo
Los torneos indoor, los que se juegan bajo techo, son, sin embargo, su asignatura pendiente en el circuito profesional. Ninguno de sus 16 títulos ha sido en ese terreno, tampoco ninguna de las cinco finales que ha jugado y perdido. En los dos Masters 1000 que se juegan en pista dura techada, Shanghái y París-Bercy, cuartos de final es su mejor resultado y en las ATP Finals del año pasado encalló en semifinales. En su carrera, ha ganado el 79,5% de los partidos que ha disputado, un porcentaje que bajo techo desciende al 66,6%.
La ubicación del calendario en el torneo tampoco favorece al tenista murciano, actual número tres del mundo. Sus cinco títulos de Masters 1000 han sido en tres de los cuatro torneos disputados en el primer cuatrimestre del año (dos Indian Wells, dos Madrid y un Miami). Entre los cinco que se disputan con posterioridad, en cambio, solo suma una final, la de Cincinnati del año pasado, que perdió contra Djokovic. En los otros cuatro (Roma, Canadá, Shanghái y París-Bercy) ni siquiera ha alcanzado las semifinales, en un total de 13 intentos.
La excepción sería las Next Gen ATP Finals (la versión para promesas de la Copa de Maestros) con la que saltó a la fama en 2021. Pero alcanzar en plenitud el tramo final de temporada es una de sus grandes asignaturas pendientes en el circuito ATP. El propio Alcaraz lo sabe y, sumadas todas las circunstancias, ya anticipaba la dificultad de darle la vuelta en esta Copa de Maestros. «Si me baso en mis sensaciones de hoy, veo muy complicado pensar en las semifinales», reconocía tras perder contra Ruud en el arranque de un torneo en el que, definitivamente, lo tiene todo en contra.