«Somos el partido de las remontadas (…) Alguno se maravillará de los resultados, como lo hicieron en 2021“, aseguró este sábado Olaf Scholz ante cientos de candidatos y voluntarios del Partido Socialdemócrata (SPD). La llamada Conferencia de la Victoria Electoral, en la sede de la Willy Brandt Haus, era un paisaje de bufandas rojas con las siglas del partido. El mensaje de Scholz era «no os creáis los sondeos“
Las encuestas ante las elecciones anticipadas del próximo 23 de febrero sitúan al SPD en un 15 %, de los votos, frente al 32 % del bloque conservador de Friedrich Merz o el 18 % de la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD).
Mientras Scholz recordaba en Berlín la victoria contra pronóstico que le llevó al poder en 2021, un pletórico Merz era elegido candidato en un distrito del Renania del Norte-Westfalia, en el oeste de Alemania. Logró 266 votos de 267, tras haber sido designado hace bastantes semanas candidato a la Cancillería del bloque conservador. La nominación de Scholz no se produjo hasta el pasado lunes y debe ser ratificada en el congreso del SPD en enero.
«Tenemos 85 días por delante“, recordó Scholz, respecto a los comicios. El 16 de diciembre se someterá a un voto de confianza, con intención de perderlo para precipitar la disolución del Parlamento. Lo que busca como canciller y candidato del SPD es conjurar el desánimo, mientras sigue gobernando en minoría con los Verdes como únicos aliados.
Empleos en peligro
El SPD es la única opción que representa «al centro y a la justicia social“, según Scholz. Es el partido que defenderá los puestos de trabajo en gigantes como Volkswagen o Thyssenkrupp, donde decenas de miles de empleos están en peligro. Es el partido de la transición energética, mientras que Merz «habló incluso de retirar parques eólicos, porque son feos“, recordó Scholz. Y es el partido que «ha reducido la migración irregular sin cargarse el derecho al asilo“, añadió, mientras que Merz plantea implantar «expulsiones en caliente‘.
«Solo tenemos un Plan A y se llama Olaf Scholz“, aseguró a EL PERIÓDICO el presidente del SPD, Lars Klingbeil, en un aparte de la conferencia. En los corrillos periodísticos se insiste en un teórico Plan B para reactivar como candidato al ministro de Defensa, Boris Pistorius, si el SPD sigue hundido en los sondeos tras el receso navideño. «La remontada ya ha empezado“, según Klingbeil.
Este sábado, el popular diario Bild publicó un sondeo según el cual, en caso de elección directa del canciller, un 33% de los ciudadanos se inclinaría por Scholz, frente al 35% para Merz. Es un cálculo simbolico, puesto que el sistema parlamentario alemán se vota a la lista de un partido.
El derrumbe de los ‘saboteadores» liberales
Scholz ha convertido en orgullo la destitución de quien fue el ministro de Finanzas, el liberal Christian Lindner. «Era necesario enseñarle la puerta al señor Lindner“, aseguró Scholz entre ovaciones. Los liberales llevaban meses «saboteando sistemáticamente la coalición“, según el canciller. Su denuncia está avalada por una filtración difundida tras el colapso de su gobierno, según la cual los liberales seguían un plan llamado «Día D“, término alusivo al desembarco aliado de Normandía. Su plan incluía términos bélicos, como un «campo de batalla» para derribar dentro a la coalición de Scholz.
Inicialmente el FDP liberal negó el plan. Luego reconoció su existencia. Su secretario general, Bijan Djir-Sarai, dimitió esta semana en medio del caos precipitado por ese Día D que, según asegura, desconocía la cúpula. El FDP estaba ya en la cuerda floja del 5%, mínimo para obtener escaños, y que ahora se consagró como partido traidor.
Alemania en crisis: ¿culpa de Scholz o de Merkel?
«Han sido tres años de gobierno sacudido por el impacto de la guerra en Ucrania y lastrado por décadas de estancamiento inversor“, aseguró el secretario general del SPD, Matthias Miersch, en un aparte con los medios. La pregunta de la «responsabilidad» sobre la crisis de Alemania, que cerrará este 2024 en recesión por segundo año consecutivo, está muy presente en los medios del país. La publicación de las memorias de la excanciller Angela Merkel ha generado un cuestionamiento de su legado. Por un lado, por no haber parado los pies a Vladímir Putin y por otro por la austeridad practicada en sus 16 años en el poder.
Merkel niega haberle «consentido“ al presidente ruso incluso la anexión de Crimea, en 2014, por el temor de que Alemania dejara de beneficiarse del suministro de gas barato ruso. Sí admitió al presentar su libro que no dejó el país en «condiciones óptimas o tip top», sobre todo en materia de infraestructuras o digitalización.
Scholz evita críticas directas a Merkel. Al fin y al cabo fue ministro de Finanzas en su última gran coalición. Pero sí promete movilizar inversiones ante los déficits de una potencia «donde se hunden puentes“, como ocurrió en Dresde, o donde la telefonía móvil e internet siguen por debajo del nivel de otros socios europeos.