El asesinato de una autoridad carcelaria en Ecuador desnuda la debilidad de la política de seguridad del presidente Noboa


«El país cambió, que ha regresado la paz y que las mafias tienen las horas contadas«, se ha jactado el presidente ecuatoriano, Daniel Noboa, quien acaba de cumplir un año en el poder. Las noticias refutan a diario a un Gobierno que enfrenta tres severas crisis a la vez: energética, con apagones de hasta 14 horas, y de seguridad. A eso se le suman los problemas derivados de la destitución de hecho de la vicepresidenta, Verónica Abad. El asesinato el pasado viernes del subjefe de seguridad de la cárcel de Cotopaxi, Olger Moreno, no hizo más que ensanchar la distancia entre las palabras oficiales y los hechos delictivos. Moreno recibió dos disparos en la cabeza a plena luz del día y a pocos kilómetros de la unidad penitenciaria, una de las más peligrosas de ese país.

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