El Espanyol de Manolo González está muy vivo. Cuando todos los elementos estaban en contra, con un club en combustión, una afición indignada con la propiedad y un entorno más cómodo en la crispación que en la calma, el equipo respondió de maravilla en casa, tumbó al Celta (3-1) y salvó la cabeza de su técnico. Los golazos de Cardona, tras una prodigiosa carrera de 70 metros, y Cabrera, con un zurdazo por la escuadra, abrieron un camino que se torció con el tanto de penalti de Aspas. Cheddira evitó cualquier drama y alivió a un Espanyol que espanta la crisis.
No será fácil terminar en esa 17ª plaza que lleva a la permanencia, la meta verbalizada por el director deportivo Fran Garagarza, pero si el equipo se hace fuerte en casa todo será más factible. Así ocurrió este sábado en una cita de alta tensión. Los 23.792 espectadores que acudieron al estadio vivieron una tarde de emociones. Se dejaron oír en todos los frentes, desde sus críticas a la cúpula comandada por Chen Yansheng hasta su éxtasis por los tantos locales y los gritos de «Manolo, Manolo» cuando el marroquí firmó el 3-1 y al final del partido.
Cinco cambios
La primera alegría llegó por megafonía cuando se anunció el excelente triunfo del juvenil perico contra el Barça (1-3). La ovación de la grada dio paso a los primeros cánticos de “Directiva dimisión”. Aún no había comenzado el choque y ya se percibía el drama propio de los duelos decisivos. No podía el Espanyol permitirse otro fiasco después de las bofetadas sufridas ante el Barça y el Girona, especialmente esta última.
Se jugaba algo más que tres puntos Manolo González, que dejó bien claro en la víspera que se veía “con fuerzas y sin miedo” para revertir la situación. El carismático técnico tiene el apoyo total de la plantilla y la afición. No le tembló el pulso al preparador gallego, que cambió medio equipo respecto al choque de Montilivi. Kumbulla, Brian Oliván, Pol Lozano, Justin Smith y Cardona entraron por Sergi Gómez, Romero, Bauza, Tejero y Veliz.
Entre las cinco novedades, destacó la presencia de Justin, el pivote franco-canadiense del filial que se dejó el alma desde el primer minuto en la sala de máquinas. Manolo apostó por un planteamiento claro y simple basado en la máxima intensidad y colocación ante un rival con mejor toque. Se llegó al minuto Dani Jarque con un 83% de posesión del Celta y algún que otro silbido antes de los aplausos en homenaje al eterno capitán.
Progresión hacia la gloria
A esas alturas el equipo perico ya perdía 3-0 en Montilivi. Salvado ese tramo inicial, el Espanyol se liberó, subió una marcha y exhibió su mejor imagen. Jofre desperdició la primera ocasión con un remate desviado. La grada empezaba a creer y el subidón total llegó con un 1-0. Irvin Cardona recibió en su campo un balón de Cabrera y comenzó una progresión hacia la gloria. Corrió y corrió el francés mientras los rivales intentaban frenarlo. Pocos creían en un final feliz, muchos le reclamaban que pasara el balón, pero no. El punta cedido por el Augsburgo clavó un zapatazo desde el balcón del área y adelantó a los pericos con su primer gol con la camiseta blanquiazul.
Joan García detuvo un tiro de Aspas (m. 42) y el duelo alcanzó el descanso con el Espanyol por delante y gritos de “¡Chino vete ya!” desde la grada. Quedaba confirmar el triunfo y Jofre envió una vaselina fuera nada más comenzar la segunda parte. El canterano topó después con Guaita. No quería sufrir el cuadro perico y Cabrera fue el encargado de sellar el segundo con un zurdazo tras un rechace.
Fiesta completa
Jofre volvió a acariciar el tercero y el Celta empezó a apretar. Tocaba sufrir, especialmente tras el penalti de Romero a Mingueza que no desaprovechó Aspas. La frontera entre el éxito y el fracaso era mínima. Otro tanto vigués llevaba a la desgracia, pero Cheddira, otro fichaje insulso hasta este sábado, aprovechó un pase de Puado para poner el tercero y completar la fiesta blanquiazul.