El Gobierno de Michel Barnier se enfrenta este miércoles a dos mociones de censura, que podrían convertir a este gobierno en el más corto de la V República. En Francia no se vivía nada igual desde octubre de 1962 con la caída de George Pompidou.
Se espera que por la tarde, tras varias horas de debate parlamentario, la Asamblea Nacional vote primero la moción de censura de la coalición de izquierdas Nuevo Frente Popular (NFP) para luego dar paso a la de la Agrupación Nacional (RN) de Marine Le Pen. Si todo sale según lo previsto, la extrema derecha votará a favor del texto de la izquierda, obteniendo holgadamente los 288 votos necesarios para que prospere.
La censura al Gobierno de Barnier ya ha sido públicamente exigida por 325 diputados, 185 de ellos del NFP, incluido el expresidente socialista François Hollande. Entre las filas de la izquierda también hay quien se opone al cese del Ejecutivo, como es el caso de la diputada socialista Sophie Pantel, quien afirmó que lo considera «ineficaz».
En el otro lado del hemiciclo, la derecha de Éric Ciotti y RN cuentan con 140 diputados. Si la izquierda y la extrema derecha certifican su voluntad de tumbar al Gobierno, ni siquiera serían necesarios los votos del grupo centrista LIOT. Dicha agrupación ya ha anunciado públicamente que no apoyará estas mociones.
«Si mañana entramos en territorio desconocido, es su responsabilidad», afirmó el líder de los comunistas, André Chassaigne, este martes en la Asamblea Nacional. A lo que el primer ministro respondió estar «seguro» de que la votación de una moción de censura «hará que todo sea más difícil y más grave» para Francia.
Durante la jornada, se vivieron momentos tensos en la Asamblea Nacional: abucheos al primer ministro y constantes acusaciones de irresponsabilidad entre aquellos que apoyan la moción y los que se oponen a ella. Los socialistas culparon a Barnier de no querer dialogar con la izquierda para evitar la censura. Mientras que el Gobierno señaló a Marine Le Pen por no querer sentarse a dialogar y evitar el 49.3. Durante el debate parlamentario, el ministro del Interior, Bruno Retailleau, acusó a Agrupación Nacional de «mezclar sus voces» con la «extrema izquierda»: «Es lamentable, es lo contrario de la política, la política son convicciones, ¡no es una tontería!». «Mañana algunos, de un extremo a otro, se preparan para jugar el destino de Francia y de los franceses a la ruleta rusa», añadió.
La temperatura aumenta por momentos y pese a que se produzca un «milagro», al Gobierno de Michel Barnier le quedan las horas contadas. Según fuentes cercanas al Elíseo, el presidente ya estaría barajando nombres para la candidatura a nuevo primer ministro, aunque lo hace desde la distancia. Desde el lunes se encuentra en Arabia Saudí en una visita de Estado.
El Gobierno más corto de la V República
Al presidente Emmanuel Macron le costó semanas de bloqueo formar este Ejecutivo. Barnier no llevaba ni un día en el cargo, cuando algunos diputados y expertos en política nacional ya se proyectaban en las elecciones legislativas del próximo año.
Tres meses de Gobierno que han sabido a poco. El primer ministro no lo ha tenido fácil, a pesar de que fue escogido como la opción más «amigable» para todos los grupos políticos. Un mandato corto pero lleno de dificultades, en especial, por la urgencia de aplicar unos presupuestos basados en importantes recortes y la aplicación de impopulares impuestos para sanear las cuentas. Finalmente, esta misma necesidad le ha llevado a la moción de censura.
El anuncio de esta censura ha contagiado a la economía, y la prima de riesgo saltaba este martes por los aires situándose en 86 puntos frente a los 81 del viernes pasado. A esto se suma el déficit público, que se prevé que roce el 6% al acabar el 2024, muy por encima del 3% límite que marca Bruselas.