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Ellos siguen pensando, basados en razones históricas (bastante suertudas algunas, sí), que van a ganar LaLiga, la Champions, la Copa del Rey, el Mundialito nuevo…todo. Lo siguen pensando pero, de momento, bastante tiene Florentino Pérez con pensar, uno, en contestar a Lola Índigo y decirle que se olvide, que el 14 de junio no podrá actuar en el majestuoso Santiago Bernabéu, pues aún está negociando con sus amigos del PP del Ayuntamiento de Madrid y los vecinos que son duros de pelar y, dos, estamos dándole vueltas a la posibilidad de devolver a Kylian Mbappé al PSG, ahora que, dentro de nada, se abre el mercado de enero.
Lo del Real Madrid es para hacérselo mirar. No solo tienen abierto el melón de Mbappé, que anoche falló su segundo penalti consecutivo, lanzado de idéntica manera, sitio, potencial y descolocación al errado en Anfield, sino que ese muchacho sigue desnortado.
Y si no tuviesen suficiente con el melón del francés, que, insisto, como es el Real Madrid, siempre creen que van a remontar y que el chico se forrará de goles ¡en ya!, sino que la sandia de Carlo Ancelotti ya huele. Dicen que ya tienen apalabrado a Xabi Alonso, dicen, pero el ‘abuelo’, como le llaman simpáticamente por allí, el señor que lleva 4.000 alineaciones y 12.000 cambios, el caballero al que “nadie me puede enseñar nada”, empieza a hartar a los hinchas merengues.
El Real Madrid, a quien, como ya pronosticó ‘Carletto’ en la conferencia de prensa del martes, le iban a pitar un penalti en San Mamés y lo volvería a lanzar Mbappé, ha puesto punto y final, en la ‘catedral’, a una racha impresionante, pues llevaba 21 partidos de Liga sin perder como visitante. Y, mira por donde, el Athletic llevaba 18 partidos sin ganar al Real Madrid y ya suma 10 partidos sin perder. Este Ernesto Valverde tiene algo. Bueno, tiene que, además de un ser especial, fantástico, es un prodigioso entrenador. Y silencioso.
Podemos mirar a Ancelotti y asustarnos, por vez primera, por el hecho de que haya perdido cinco partidos de los 11 últimos jugados: 1-0 Lille; 0-4 Barça; 1-3 ACMilan; 2-0 Liverpool y 2-1 Athletic. Datos tremendos por sí solos ¿verdad?, pero terroríficos si pensamos que, de los 68 anteriores, solo había perdido dos, sí, sí, dos.
Si miramos a Mbappé, entonces es para ponerse a temblar. Si eres madridista, si eres Ancelotti, si eres Florentino Pérez, si eres merengue y hasta si eres Kylian. Se pasan siete años esperándole, les dice que no, se ríe de ellos, los torea, les lanza tinta de calamar uno, dos y hasta tres años, dice que viene, y no viene, viene y lo presentan como su fuese Taylor Swift, en el mismo escenario que Taylor Swift y, luego, declina lanzar los penaltis ¡pero si lo trajiste para eso!
Ancelotti ha perdido cinco partidos de los 11 últimos jugados: 1-0 Lille; 0-4 Barça; 1-3 ACMilan; 2-0 Liverpool y 2-1 Athletic. Datos tremendos por sí solos, pero terroríficos si pensamos que, de los 68 anteriores, solo había perdido dos, sí, sí, dos
Y, cuando lo lanza, lo falla, en Anfield y en San Mamés. Peor, peor, Mbappé está tan mal de todo, especialmente de cabeza, perdón, de mentalización, que hasta falla los penaltis del futuro pues, el de anoche, en Bilbao, el de la ‘catedral’, es el penalti que debía lanzar el 10 de enero, que era el día en que se debía de haber jugado este Athletic-Real Madrid.
Es posible que remonten, es posible que se reinventen, es posible que vuelvan a ser el Real Madrid de esas rachas sorprendentes e imprevisibles. Bueno, en el Real Madrid no hay nada imprevisible desde el anuncio de Mitsubishi, de 1994, cuando el pastor le pregunta al ‘yuppie’ perdido: “…y el Real Madrid ¿qué?, otra vez campeón de Europa ¿no?” Pues eso, veremos. Acabamos de entrar en diciembre, demasiado pronto para todo. Hasta para saber si Lola Indigo tendrá o no su concierto.
Lo que es auténticamente una realidad (y una barbaridad) es que todos, todos, absolutamente todos los pronósticos que se hicieron sobre lo que iba a significar Mbappé para el Real Madrid, para el club, para su dimensión, para su plantilla, para su proyecto, para su futuro, para sus negocios, para LaLiga, para el fútbol español, para sus compañeros, para las estadísticas, para el Viejo Continente, va camino de convertirse en un auténtico desastre, fiasco, desencanto, un río de lamento.
No se puede ser tan bueno y provocar tanta decepción. Repito, va vestido del Real Madrid y cuando uno va vestido de blanco vive con la eterna duda y/o esperanza, ilusión, que, un día u otro, resucitará, se juntarán todos los astros, y el mundo mundial, este y el que no vemos, el del futuro, quedará boquiabierto, prendado, ante el mayor hacedor de milagros (con permiso de Leo Massi y Cristiano Ronaldo) de la historia del fútbol.
De momento, ya hay quien ha nombrado a Kaka. Ya hay quien ha hablado de Prosinecki. Muchos hasta han recordado a Hazard. Cierto, esos tres fenómenos blancos, venidos a menos, sufrieron lesiones. Pero eso empeora aún más el comportamiento, el fracaso, los uyyyyy de Mbappé, que protagoniza partidos lamentables, uno tras otro, sin lesionarse, siendo el tipo más sano (no sé de cabeza) del fútbol español.
Insisto de nuevo, suerte tiene ‘Carletto’ y Mbappé, que el ‘ser superior’ está liado, y mucho, con los vecinos y con discutir con Lola Índigo la fecha de su concierto en el Bernabéu. Y si habrá concierto. Suerte. Pero enero está al caer e igual a Arabia Saudi se le pone a tiro Mbappé y lo prefieren a Vincius Júnior. Esto se anima y aún no en Navidad.
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