A menudo con un sombrero al estilo vaquero, desde que Billy Long dejó el Congreso de EEUU, se ha convertido en un exitoso hombre de negocios. Su especialidad, asesorar a otras empresas al hacer la declaración de la renta. «Escríbeme para ahorrar un 40% en sus impuestos. Hay un nuevo paquete de créditos fiscales!», escribe Long en su biografía de X (antes Twitter). Su truco, un alivio fiscal concebido para las empresas que mantuvieron a sus empleados en nómina durante la pandemia. Toda una ola de asesorías para la preparación de la declaración de impuestos comenzaron a llevar a sus clientes en esa dirección, incluso a aquellos que no eran elegibles para el crédito. Hasta tal punto que Hacienda quedó colapsada con la revisión de solicitudes que no prosperaban, y suspendió la medida. Billy Long no ha sido el único que se ha lucrado y ha hecho que otros se lucraran aprovechándose masivamente de vacíos legales para la evasión de impuestos, pero ha sido precisamente él quien Trump ha elegido para como jefe de la Hacienda americana, llamada el Servicio de Impuestos Internos (IRS, por sus siglas en inglés) una institución que el presidente y su secuaz quieren desmantelar, según han expresado repetidamente.
Esta trampa legal de la que Billy Long y sus asesorados se beneficiaron, y que el IRS tildó de «tergiversación y exageración salvaje sobre quién puede optar a los créditos», le ha costado a las arcas públicas, de momento, 230.000 millones, mucho más que la previsión inicial de 55.000 millones de dólares. Los analistas advierten de que la factura podría llegar a doblarse hasta los 550.000 millones ya que el alivio financiero solo se ha pausado, no cancelado, y quedan solicitudes por revisar. El mayor temor ahora es que, si el Senado confirma la candidatura de Long para el puesto al frente de la agencia de recaudación de impuestos, éste podría aprovechar su nueva posición de poder para facilitar el acceso a este crédito a empresas a las que asesoró. Este aprovechamiento personal le daría además un argumento a favor: que Hacienda es ineficiente y que conviene abolirla.
Abolir Hacienda
Long, que antes de asesor fiscal fue un conocido empresario de las subastas, estuvo 12 años en la Cámara de Representantes como legislador de Missouri, de 2011 a 2023, un puesto que abandonó para presentarse, sin éxito para un escaño en el Senado en 2022. Durante su tiempo en el Congreso, Long formó parte de los comités de Energía y Comercio, Seguridad Nacional y Transporte e Infraestructuras, pero nunca fue miembro del principal comité de redacción de impuestos de la Cámara. En cambio, sí fue uno de los impulsores del proyectos de ley para abolir Hacienda y sustituir el sistema federal del impuesto sobre la renta por lo que llamaron «el impuesto nacional sobre las ventas», una idea que no salió adelante.
Esta oposición a la institución en sí misma desbancaría la actual estrategia de la actual directiva, nominada por el presidente Joe Biden, de modernizar el proceso de recaudación de impuestos. EEUU, país cuna de la tecnología más puntera, en lo que concierne a la declaración de impuestos, sigue funcionando a día de hoy con formularios físicos de papel. Uno de los mayores proyectos de la administración actual ha sido el lanzamiento de un programa gratuito de declaración de impuestos online que no contó con el respaldo de muchos legisladores republicanos, algunos de los cuales han criticado el programa por «ilegítimo e innecesario» por considerarlo competencia desleal a asesorías fiscales como la de Billy Long.
Trump rompe otra norma no escrita
Con este nombramiento, Trump rompe una vez más con una tradición de la democracia americana: la de permitir terminar su mandato de cinco años a los jefes de Hacienda — cargo llamado, literalemente, comisionado del Servicio de Impuestos Internos, que está integrado dentro del Departamento del Tesoro. En el cargo se encuentra actualmente Danny Werfel, que fue nombrado por el presidente Joe Biden en 2022, y quien había manifestado su intención de permanecer en el puesto hasta 2027, un plan que Trump ha ignorado y simplemente ha anunciado su reemplazo.
No es el único cargo en el que Trump ejercerá su poder sin salvaguardas para rodearse de personas que actualmente considera aliados. El presidente electo quiere que Kash Patel, un leal trumpista, dirija la Oficina Federal de Investigación (FBI por sus siglas en inglés), el servicio de seguridad y de inteligencia nacional de EEUU. Lo más llamativo de este caso es que el director actual fue nombrado por el propio Trump en 2017 y aún está a la mitad de su mandato de 10 años.