Escaldado por el ridículo de Logroño, incapaz como fue de marcar un gol a un equipo que jugó los 20 minutos finales de la prórroga con un lateral -Pol Arnau- disfrazado de portero de emergencia, el Girona se asoma a dos citas llenas de grandeza.
Escaldado por el ridículo de Logroño, incapaz como fue de marcar un gol a un equipo que jugó los 20 minutos finales de la prórroga con un lateral -Pol Arnau- disfrazado de portero de emergencia, el Girona se asoma a dos citas llenas de grandeza.