Tras unos días de ir encadenando derrotas (eliminado en la Copa por el Logroñés, goleado por el Madrid en la Liga) llega el Liverpool a Montilivi. Pilla a un Girona desorientado y «blando» en defensa, como lo ha calificado Míchel, su entrenador, además de ineficaz en ataque. Con la baja de última hora de Miovski, que «ha sufrido», según ha explicado el técnico, «un esguince de tobillo en la última jugada del entrenamiento».
No ha sumado el Girona ni un solo gol en los 210 minutos, incluida la prórroga en Las Gaunas. Y, además, se juega este martes sus escasas opciones de continuar en la Champions, obligado a ganar al solvente líder de la Premier si todavía quiere alimentar su esperanza europea. «Lo único que no puede faltar es alma y corazón. Si hay un error de un jugador es un error mío», ha dicho Míchel.
«Nunca hago el ridículo»
«Mis jugadores nunca hacen el ridículo, aunque lo diga la gente. Yo me dejo la vida preparando un partido, luego las cosas pueden salir bien o no. Pero yo nunca hago el ridículo», ha insistido el entrenador de Vallecas. «Es muy fácil a nivel motivacional en estos partidos. Los jugadores ya ven que es un día especial».
«No podemos dejar pasar la oportunidad de ser nosotros mismos. Hay que demostrar que podemos volar»
«Es un partido y un día histórico. Necesitamos a nuestra gente porque el Liverpool no es solo el líder de la Premier sino también de la Champions», ha dicho Míchel. «Es muy difícil de parar. Pero si damos nuestra mejor versión es posible cualquier cosa. Estoy tranquilo. No podemos dejar pasar la oportunidad de ser nosotros mismos. Hay que demostrar que podemos volar», ha añadido el entrenador.
La reconstrucción del Girona está siendo costosa, como ya imaginaba su entrenador. Y, sobre todo, lenta. El desgaste de vivir en la elite le ha costado caro a través de un carrusel de lesiones sin fin como en la compleja adaptación de tanto jugador recién llegado.
Llegados todos ellos (Miovski, Abel Ruiz, Asprilla, Danjuma…) bajo el peso de un recuerdo que no han podido alcanzar. Y cada vez se les hace más duro soportar la sombra de Dovbyk, Aleix García, Savinho, Yan Couto, Eric García…
«Quiero que nuestra gente se sienta orgullosa y bien representada. Ellos dominan todas las facetas del juego, pero debemos tener una mentalidad muy agresiva», ha dicho Míchel, apelando a la ambición de su equipo. «Tenemos que correr más que nunca».
La idea de juego es la misma, pero la ejecución es distinta. Una vez alcanzado el siguiente nivel el Girona topa con la dificultad. Son ya cuatro partidos consecutivos sin ganar, con tres derrotas (Sturm Graz, Logroñés y Madrid) y un empate (Villarreal). El hilo ideológico táctico no ha cambiado nada, condicionado todo por el descenso en la calidad de los sustitutos. En la calidad y, sobre todo, en el rendimiento.
«Necesito la magia de Montilivi para un momento histórico. Necesito que la afición nos lleve a un día increíble y que el jugador no se canse de correr»
«Necesito la magia de Montilivi para un momento histórico. Necesito que la afición nos lleve a un día increíble y que el jugador no se canse de correr», ha reiterado el entrenador de Vallecas, explicando que el Liverpool «es un equipo que promedia más de 20 tiros por partido».
«El mejor equipo del mundo»
Ha pedido Míchel que su equipo «no sea blando» como lo fue «en los tres goles del Madrid» del pasado sábado. «Hay que ser agresivos sin balón. Los datos dicen que somos un equipo que defiende bien pero hay un momento, que es el de la transición, en que dejamos de hacerlo. Y el Liverpool es el mejor equipo del mundo en las transiciones. Jugar contra los mejores en las mejores condiciones te hace mejor», ha admitido Míchel. «Son momentos para competir y para aprender. Si aprendemos, seremos mejor equipo».
Míchel, enojado el pasado sábado por la debilidad defensiva de su equipo ante Bellingham, Arda Güler y Mbappé a los que tendieron una alfombra roja, continúa buscando soluciones. Y el Liverpool, a quien Arne Slot, un sereno entrenador neerleandés ha gestionado con tacto y acierto la herencia de Jürgen Klopp, no es el mejor rival para medir si el Girona se ha recuperado de ese bajón. Es, o debería ser, en realidad, un partido para disfrutar porque nunca el club imaginó recibir en una cita de Champions a uno de los grandes equipos del continente. Y del mundo.
«Claro que disfrutaré. ¡Seguro! Es un partido especial para todos. Para el club, para el equipo, para la ciudad y para la provincia. Necesito disfrutarlo, claro», ha confesado Míchel, quien en su época del Rayo ya le emparenta con el conjunto inglés. «Me encanta estar ahí, será especial para mí, ¡claro que sí! En aquella época cantaban Rayo Liverpool», ha revelado.
«Mi sueño es ganar al Liverpool, con gol de Stuani en el minuto 90»
«Mi sueño es ganar al Liverpool, con gol de Stuani en el minuto 90», ha indicado el entrenador convencido de que el capitán uruguayo se acabará encontrando con ese tanto que busca desde hace meses en la Champions. Un gol que aún no ha llegado. Aunque Míchel confía en que sea este martes en Montilivi cuando se vivirá un encuentro inimaginable hace décadas: un Girona-Liverpool de Champions.
«Es un partido histórico y único. Jugando en casa, y con la plantilla que tenemos, podemos plantar cara a todo un equipo como es el Liverpool», ha precisado Oriol Romeu. «Tendremos un ambiente único e histórico, apretaremos desde el minuto 1 y queremos que se cree esa atmósfera. Ojalá lleguemos al final con posibilidades de poder ganar y tener opciones de pasar. Lo queremos disfrutar al máximo porque no sabemos cuándo va a volver y por eso deseamos que el sueño dure lo máximo posible», ha añadido el centrocampista del Girona.