El tintineo de la pelota contra la pista. El chispazo de cuando rebota contra la pared. El sonido único de la pelota volvió a retumbar en los frontones de Vall Hebron. El Torneo Internacional Ciudad de Barcelona fue la celebración, la puesta de largo del centenario de la Federación Catalana de Pelota. Para festejarlos vinieron a la capital catalana los mejores pelotaris, entre ellos el campeón Jokin Altuna, conocido como Altuna III. Una jornada llena de aplausos, vítores y tradición que llenó las gradas y congregó a los más adeptos de este deporte histórico.
Los niños correteaban por el frontón. Con la indumentaria reglamentaria, totalmente blanca, chocaban sus manos. Las gradas del pabellón empezaban a estar repletas. La tarde del domingo no era una tarde cualquiera. La pelota mano volvía al lugar que se merece para cerrar los festejos de los 100 años de la Federación y el torneo estaba a punto de empezar. Mientras niños y niñas jugaban a un rey de la pista por parejas, dieron las 17 h. Empezaba el espectáculo.
Los pelotaris profesionales, llegados el sábado a Barcelona, se preparaban en los pasillos cercanos al frontón. Todos ellos llegaron a la capital catalana la tarde anterior en avión, para reducir al máximo la exigencia del viaje, mientras que las pelotas llegaron por carretera, para asegurarse que ninguna de ellas sufría cambios por la altitud. Los niños iban al acecho de autógrafos y fotos, mientras la resina se calentaba para fijar bien los tacos a sus palmas. Dos de azules y dos de colorados, todos de Aspe, uno de los dos equipos profesionales del País Vasco. Altuna, junto a Aitor Aranguren, se preparaban en la parte trasera. Bajo la luz de los fluorescentes, con esa aura de campeones, se preparaban para el partido.
Familias y cuadrillas de gente mayor se empezaban a repartir los pocos asientos libres que quedaban en el frontón. Sonaba la moneda rebotar en la pista mientras se decidía quién empezaba. El duelo entre Darío – Gabirondo y Egiguren V – Bikuña, terminó cayendo en favor de los últimos tras un partido muy disputado y ajustado, que se decidió en unos últimos puntos de infarto (19-22).
El plato fuerte llegó con el encuentro entre el campeón manomanista Jokin Altuna, que hace pareja con Aitor Aranguren, contra Ezkurdia – Rezusta. Pese a que el partido se le ponía de cara a la pareja favorita, una lesión en la mano de Aranguren complicó sus planes y terminaron cayendo por 22-11.
Sin embargo, el resultado fue lo de menos. Una vez el tanto 22 subió al luminoso, los niños invadieron la pista en busca de algún detalle de sus ídolos. Las gradas se pusieron en pie para aplaudir a los pelotaris. La pelota dejó resonar por el frontón. Volvió el silencio a los minutos, cuando el espacio se vació por completo. Las cámaras dejaron de disparar y las luces se apagaron. Terminó este domingo un año de celebración, pero sobre todo de recordatorio. Meses que han vuelto a demostrar el compromiso catalán por la pelota. Y sobre todo del cariño y de la tradición que Catalunya aún mantiene con un deporte tan mágico. Y que se mantenga por muchos años más.