Todos, absolutamente todos, los criterios son válidos para juzgar las decisiones de los entrenadores, sobre todo si tenemos en cuenta que solo hay dos o tres, a lo sumo cuatro, personas en el seno de cada club para poder emitir juicios sobre el comportamiento, la manera de trabajar y el libro de estilo del técnico que dirige su plantilla.
Es evidente que, como ocurre en el tema arbitral, el problema es que frente a la misma jugada (el sábado pasado, hubo un auténtico escándalo mayúsculo, en Son Moix, cuando un árbitro, casi recién llegado a Primera División, expulsó a Muniqi por una entrada y, a los ocho minutos, por la misma, exactamente la misma entrada, dejó sin roja, bueno, hasta sin amarilla, a Van de Beek, ¡una vergüenza!) se toman decisiones diferentes, sí.
La críticas a Xavi
El alemán Hansi Flick llegó al FCBarcelona y, desde el primer día, cuando dijo que no pensaba poner excusas (ya las ha puesto, ya) contó con el apoyo total del presidente Joan Laporta y, por supuesto, de Deco, cosa que no ocurrió, en la temporada pasada, con Xavi Hernández, al que volvieron loco, al que marearon y al que, al final, sentenciaron, con el empujoncito que le proporcionó el que era su amigo Alejandro Echevarría.
Hubo un momento, una época, en que internamente, en los entresijos del palco, todo lo que hacía Xavi les parecía mal. Se mofaron de la manera de motivar a sus jugadores. Criticaron que era demasiado cómplice de sus futbolistas, a los que les toleraba todo. Que entrenaban poco y flojo. Y, por descontado, que no les sacaba, a cada uno de ellos, el rendimiento que podían dar.
También, también, se le criticó a Xavi que concediese demasiados días de fiesta, de vacaciones. Y, mira por donde, tras el mayor fracaso en años (una victoria en seis partidos, 5 puntos de 18), Flick les ha concedido dos días de fiesta a los chicos, supongo que para que puedan irse de compras navideñas a París y Milan.
No digo que esté mal. Bueno, me da absolutamente igual. Puede, sí, que los preparadores físicos que manejan el Excel y todos los parámetros habidos y por haber para saber en qué estado está la muchachada, hayan recomendado a Flick que ya los castigará otro día por el ridículo ante el Leganés, pero que los chicos necesitan descanso.
Yo solo sé que si Xavi se atreve a tanto, en el palco lo hubiesen puesto verde. Si Xavi se hubiera atrevido a sacar a la plantilla de la fiesta del Liceo, diez minutos antes de que saliese el pastel de cumpleaños “porque los chicos tienen partido mañana”, se hubiera liado la del pulpo en el palco. Si Xavi le dice a su hermano Óscar que dé la conferencia de prensa (y las explicaciones) del 0-1 ante el Leganés, toda la junta lo hubiera criticado. “¿Qué pasa, que no ha dirigido él al equipo?”
Si Xavi se hubiese atrevido a retirar al equipo del Liceo antes de salir el pastel de cumpleaños, se lía. Si Xavi le pide a su hermano Óscar que salga a dar la conferencia de prensa tras el ridículo frente al Leganés, se lía. Como se hubiese liado si les hubiera dado dos días de fiesta tras ganar solo uno de seis partidos.
Yo solo sé que si computamos, por ejemplo, las últimas cinco jornadas de Liga, de la 13 a la 17 (el 1-5 de Mallorca, es un partido de la jornada 19), el Barça, que despegó en agosto y goleó al Bayern de Munich y Real Madrid, sería último de LaLiga, con solo dos puntos, encabezando el campeonato el Atlético, con pleno al 15; Real Madrid, con 13 puntos y Athletic, con 11.
Puede, sí, no digo que no, que los chicos necesitasen un descanso. Fijo. Seguro. Tal vez más mental que físico, por eso les irá bien irse de compras a París y Milan. Esperemos que no se les ocurra viajar a Estocolmo, como hizo Kylian Mbappé en su día de fiesta. Pero, lo que quiero decir, es que, tal vez, no todo lo que hace Flick debe ser bendecido, pues Gavi no está (aún) para ser media punta, Eric García para hacer de Cubarsí, ni Lewandowski para desaparecer del campo cuando hay que remontar un 0-1 ante el Leganés, por ejemplo.
E, insisto, Flick debió salir a dar la cara tras el fiasco frente al Leganés, se ponga como se ponga. Pero, de momento, a Laporta y a Deco, les parece de maravilla todo lo que hace el técnico alemán (por cierto, hoy, con los mismos puntos que Xavi). Como les encantaba, sin duda, todo lo que hacía Xavi Hernández, hasta que dejó de encantarles y lo volvieron loco. Empezando por su amigo Aleajandro Echevarría, que lo dejó caer tras taerlo de Catar.
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