La Comisión Europea presentará una nueva directiva de retornos de migrantes antes de finales de marzo, en la que buscará el encaje legal de centros de expulsión fuera de la Unión Europea, según anunció por carta a los líderes la presidenta del ejecutivo comunitario, Ursula von der Leyen. El ‘modelo Meloni’ se afianza en la UE. A pesar de que la inoperancia hasta ahora de los centros que Italia abrió en Albania para acoger a personas migrantes a la espera de que se resolviera si situación legal, Bruselas da un paso más en su intención de copiar el formato. En este caso, el objetivo es establecer esos centros fuera del territorio europeo para hospedar a personas a la espera de ser expulsadas.
Von der Leyen se había abierto ya en octubre a explorar “soluciones innovadoras”, tal y como le había pedido una docena de países. Ahora, da un paso más, y ha instruido a sus servicios a buscar el encaje de estos centros en la nueva directiva de retornos que se ha comprometido a presentar antes de que acabe el mes de marzo. “Estamos estudiando la mejor manera de introducir en el marco jurídico la posibilidad de crear estos centros”, explicó por carta von der Leyen, «es necesario examinar los aspectos jurídicos, operacionales y prácticos, así como las implicaciones financieras de dichos centros, respetando al mismo tiempo los derechos fundamentales y el principio de no devolución”, añadió.
Durante un almuerzo de trabajo la pasada semana, los ministros de Interior de la UE discutieron la cuestión con el nuevo Comisario de Migración, Magnus Brunner. La idea logra cada vez más adeptos, en consonancia con la tendencia de los últimos daños de avanzar hacia la externalización de la gestión de los flujos migratorios. Sin embargo, países como España, no están cómodos con la idea. “Cada vez que ha habido un intento de soluciones innovadoras que restrinjan derechos, [ese plan] ha recibido un tirón de orejas por parte de la legislación internacional”, alegó el ministro de Interior español, Fernando Grande-Marlaska, en declaraciones a la prensa en Bruselas. Marlaska confirmó así la oposición de España a la medida.
Además de la apertura de centros en el exterior, Von der Leyen también quiere afianzar el trabajo sobre el concepto de ‘tercer país seguro’. Lo que pasa por armonizar la lista de países de origen que se consideran seguros, pero también por ampliar la definición. Esto abriría la puerta a expulsar a personas con derecho al asilo o la protección internacional a un tercer país donde puedan disfrutar del mismo nivel de seguridad. Idealmente, debería ser un país con el que además tengan algún tipo de conexión.
Von der Leyen dice en la carta que iniciará consultas con los países de la UE, ACNUR, la Organización Internacional de las Migraciones y algunas ONG para determinar si es necesario modificar la legislación, que entre en vigor en 2026. Al mismo tiempo, la presidenta aboga por acelerar la puesta en marcha del Pacto Migratorio “donde sea posible”.
Acercamiento con Turquía
A pesar de que en la actualidad los números están muy lejos de reflejar una situación de crisis, la gestión de los flujos migratorios vuelve de manera regular al debate de los líderes de la UE en el seno del Consejo Europeo. Diciembre no será una excepción. Sin embargo, una alta fuente comunitaria no augura una discusión en profundidad, sino simplemente un balance de los avances que se han hecho en los últimos meses por parte de la Comisión. De ahí la carta de von der Leyen.
Lo que sí estará sin duda sobre la mesa es la situación en Siria. Austria, Bélgica, Finlandia, Irlanda, Suecia, Grecia o Alemania han decidido suspender el análisis de las solicitudes de asilo de demandantes sirios. La Comisión, de momento, cree que no se dan las condiciones para proceder con los retornos dada la incertidumbre. Pero al mismo tiempo le preocupan los posibles nuevos flujos migratorios.
“Tendremos que ayudar a Líbano, Jordania y Turquía a prepararse para distintas eventualidades, incluida la planificación de contingencia para movimientos impredecibles de personas y nuevos retos de seguridad”, aseguró en su carta a los líderes Von der Leyen. “Es importante garantizar que una incertidumbre prolongada no desencadene nuevos flujos de refugiados,” añadió. Precisamente hasta Turquía se desplazó este martes Von der Leyen. Aunque el viaje estaba previsto antes de la caída de Bashar el Asad, la visita y la reunión con el presidente turco, Recep Tayyip Erdoğan cobraron un nuevo sentido. La jefa del ejecutivo comunitario escenificó un acercamiento con Ankara, que no es casual, en plena transición en Siria.
“Quiero reconocer que Turquía ha asumido sistemáticamente la responsabilidad de acoger a millones de refugiados sirios a lo largo de los años”, dijo von der Leyen. Aunque no lo ha hecho gratis. Desde 2011, la UE ha contribuido con más de diez mil millones de euros en ayudas a los refugiados y las comunidades que les acogen, y la presidenta aprovechó el viaje para anunciar un nuevo paquete por valor de mil millones más para este año.
Ese dinero, explicó Von der Leyen, debe contribuir a financiar la asistencia sanitaria y la educación de las personas refúgialas, pero también a la gestión de las fronteras, “incluidos los retornos voluntarios”. A medida que la situación evolucione, dijo la alemana “podremos adaptar estos 1.000 millones de euros a las nuevas necesidades que puedan surgir en Siria”. Pase lo que pase en Siria, von der Leyen es consciente de que Turquía será un actor clave en la región. Tras años con las relaciones prácticamente congeladas y el proceso de adhesión paralizado, la presidenta se abrió a retomar la cooperación económica y política. “Nuestra relación es tan rica como compleja. Pero una cosa está clara: avanza”, aseguró.