El duelo de enfermos entre el Espanyol y Valencia concluyó con ambos en el hospital. El equipo perico y el levantino firmaron tablas (1-1) en una final por la permanencia que mantiene a los dos conjuntos como estaban. El bloque de Baraja sigue colista y el del Manolo antepenúltimo, a un punto de la frontera de la salvación que marcan el Alavés y el Getafe. No hizo méritos para más el cuadro blanquiazul, que completó una pésima segunda parte y pudo llevarse un terrible revolcón en el tramo final.
Era la cita ideal para salir del descenso, pero el Espanyol se quedó a medias en su templo de Cornellà, donde ha conseguido 14 de los 15 puntos que figuran en su casillero. Más de 18.000 pericos acudieron al RCDE Stadium en busca de una alegría.
Dramatismo absoluto
No era un partido cualquiera el que se disputaba este miércoles. Último y antepenúltimo se citaban en uno de esos duelos que suelen marcar temporadas. La Dana obligó a suspender el choque en noviembre y los fiascos posteriores de unos y otros dotaban al pulso de un dramatismo absoluto. En el recuerdo también estaba el último precedente entre ambos equipos, cuando el Espanyol certificó su descenso en la penúltima jornada de la temporada 2022-23 tras un atraco a mano armada en Mestalla.
Sin Pol Lozano, sancionado, Manolo apostó por Justin Smith en el centro del campo, mientras Cheddira y Puado formaron la pareja de ataque, dos jugadores de estilos opuestos que debían asumir la responsabilidad del gol, esa carencia que tanto lastra al cuadro blanquiazul. El técnico gallego apostó por el mismo libreto empleado en el último triunfo ante el Celta, con la velocidad y el juego directo como principales exponentes para inquietar a los levantinos.
Doble larguero
El primer susto para la grada lo dio Kumbulla, el mejor defensa perico. El central quedó dolorido en el hombro tras un salto con Dani Gómez. Sergi Gómez llegó a calentar pero el albanés siguió comandando la zaga, una buena noticia para encarar con más convicción el desarrollo de un partido de alta tensión. Segundos antes del ‘minuto Jarque’ llegó la primera oportunidad para Puado, que estrelló el balón en el larguero con un zurdazo tras un pase de Cheddira.
Jamás se rindió el capitán perico, que volvió a la carga con un cabezazo en su segundo intento. El tercero fue aún más clamoroso: falló solo ante Dimitrievski poco después de que el Valencia topara también con el travesaño en un remate de Diego López que pudo complicar muchísimo la vida a los pericos.
Goles anulados
El pulso se encaminaba hacia el descanso cuando la insistencia del siete perico encontró recompensa. El testarazo de Puado causó el delirio en la grada y la consiguiente celebración de Manolo. Aún habría que sufrir para llegar con ventaja al intermedio, un hecho que se confirmó tras una gran intervención de Joan García ante Dani Gómez y con la incertidumbre propiciada por un posible penalti sobre Tárrega en el que no intervino el VAR.
Pero en el Espanyol nunca fue nada fácil. La desgracia apareció nada más comenzar la segunda parte. Diego López puso las tablas y el panorama se volvió a oscurecer, especialmente tras el gol anulado a Jofre segundos después por un fuera de juego milimétrico de Cheddira.
«Merecimos más en la primera parte. Era el momento del partido. El 1-1 nos hizo daño, nos quitó la confianza»
Baraja y Manolo movieron el banquillo en busca de frescura para un tramo final en el que cualquier error podía resultar fatal. Nervioso y sin ideas, el cuadro local apenas inquietó a sun rival en un desenlace que gestionó mucho mejor un Valencia. Los visitantes acariciaron el triunfo en un par de goles anulados por fuera de juego.