«El mejor contrato de la historia de un club de fútbol», ha firmado el Barça con Nike. Lo repitió no menos de cinco veces el presidente Joan Laporta y una sola vez el tesorero Ferran Olivé. El mejor contrato que no tiene cifras conocidas, sino referencias, como que la contraprestación económica que percibirá el club será el doble de la que recibía en el compromiso actual.
Un éxito del que presume la junta directiva porque, fundamentalmente, de ahí que fuera una de las primeras frases de Laporta, el contrato ejerce una influencia «trascendental en la viabilidad presente y futura de nuestra entidad». No solo eso, sino que confirma, a juicio del presidente, la recuperación económica emprendida en su mandato y el regreso del Barça a la primera línea mundial.
La panacea negociada por la directiva requería la ratificación de una asamblea extraordinaria de compromisarios. Como las últimas, la junta la convocó por vía telemática. Y como las últimas, registraba una participación paupérrima, de 673 personas en la máxima afluencia, de 4.331 convocadas (el 15%).
La aprobación fue masiva. Votaron a favor 419 personas y hubo 27 en contra. En blanco se registraron 22 votos. Un 60% sobre el total de asistentes, un 89% de los votos emitidos.
Al borde de la ruptura
«Es un nuevo acuerdo que mejora la economía del club sin que los socios se rasquen el bolsillo y sin poner en peligro el modelo asociativo del club«, expuso Laporta en su discurso, erigiéndose en el garante de las esencias del Barça, al que ha librado de las eternas amenazas de la conversión en una sociedad anónima.
Laporta hizo hincapié en justificar los motivos de la firma del acuerdo, no solo por el desfase económico de la cantidades que cobraba el Barça, que aspiraba y necesitaba ganar más dinero, sino por «la deteriorada relación» que existía entre ambas partes, con demandas judiciales cruzadas. «Estuvimos a punto de la ruptura absoluta», afirmó Olivé, que se centró en precisar las mejoras de este nuevo contrato, ya firmado. Se calcula que reportará alrededor de 1700 millones en 14 años (hasta 2038), según fuentes extraoficiales.
Darren Dein, el mediador
Ni un número dieron los dirigentes. Olivé aseguró que «la cantidad que recibiremos anualmente duplica la cantidad que percibíamos y, además, en una fórmula creciente que irá incrementándose a lo largo de la duración del contrato», que dura hasta 2028. Entonces se cumplirán 40 años de una relación que empezó desde un prisma de desigualdad, «con un superior y un inferior», que en 1998 era el Barça, y que se ha ido deteriorando con el transcurso de los años, hasta el punto que ha necesitado la intervención de un mediador para que recosiera las relaciones entre las dos entidades.
No hubo cifras pero sí un nombre: fue Darren Dein, el mismo que intervino en la firma con Spotify. Los honorarios del mediador han sido compartidos por los dos firmantes. Esta vez no hubo petición de aplausos para el empresario inglés. La asamblea era telemática, no presencial. Al Auditori solo acudieron directivos, ejecutivos, empleados y los mil socios más antiguos.
El sostén será el equipo femenino
El desgaste se había cultivado con sucesivos desencuentros desde que en 2018 se produjera la última renovación con Josep Maria Bartomeu. La «letra pequeña» establecía que, además de primas por títulos, el acuerdo contemplaba penalizaciones (reducciones económicas) si no se obtenían. Los fracasos de los últimos años, sin conquista alguna, excepto la Liga 22-23 de Xavi, había acentuado las pérdidas del Barça, sin cobrar lo suficiente por premios ni por patrocinios. Esas penalizaciones se han suprimido.
Ahora el Barça ha logrado equiparar la cuantía de esas primas del primer equipo masculino como el femenino. O sea que el equipo de Pere Romeu se erige ahora en un motor económico de consideración por el dominio que ejerce en sus competiciones, con la Liga prácticamente garantizada y siendo uno de los favoritos, sino el que más, para conquistar la Champions. Esa la única sección no deficitaria.
Cuatro surtidores de millones
Olivé explicó que la inyección económica al Barça llega por varios surtidores: en primer lugar, y ya cobrado, es el premio por la firma del contrato (signing bonus), lo que debería ayudar a conseguir el fairplay que reclama LaLiga y que permitiría la inscripción de Dani Olmo y Pau Victor. También se «incrementa sustancialmente» el canon de patrocinio, por el que Nike tiene sus contraprestaciones, entre ellas una presencia principal en todos los soportes publicitarios, más la gestión de la que será la sala vip más importante del futuro estadio.
El Barça, asimismo, se garantiza un porcentaje mayor en las ventas y, sobre todo, precisó Olivé, libera una serie de activos. El club y la marca comparten las ganancias de todo el material que se vende con el escudo y el logo.
Marca y productos propios
En cambio, hay otra serie de objetos propios del Barça que ahora podrá comercializar por su cuenta en una nueva línea de producción y, además, podrá establecer colaboraciones con otras firmas que supondrán otro crecimiento comercial. El control de las 18 tiendas pasa a ser del club azulgrana, que obtiene el permiso para abrir otras e iniciar una expansión internacional, así como el negocio de las ventas por internet, con lo que se prevé una expansión exponencial.
La letra pequeña, por ejemplo, establece que Nike servirá todos los productos deportivos que necesite cualquier equipo del club, sin limitaciones, que equipará a las futuras secciones o equipos que pudieran crearse, y que si llegara un deportista que provocara un boom de ventas, se repartirían los beneficios.
El eslogan para convencer
Laporta repitió el eslogan del mejor contrato de patrocinio para satisfacer a los compromisarios, que debieron conformarse con el enunciado. La firma estadounidense no ha abierto la boca en ningún momento. Ni siquiera cuando el Barça amenazaba a los cuatro vientos con la ruptura por “el incumplimiento flagrante del contrato”.
La ausencia de información ofrecida al público en general responde a la voluntad mutua de las dos partes. El Barça reniega de la transparencia de la que presumía para no tener que justificar la cuantía ni el destino de las partidas que recibe y paga y Nike prefiere que no se conozcan sus tratos para que los nuevos contratos que ha de firmar o renovar tengan un punto de referencia.