Fue bastante más fácil para Míjeil Kavelashvili alcanzar la presidencia de Georgia que salvar al Manchester City del descenso en 1996. Para los desmemoriados, antes de la llegada de Emiratos, el conjunto ‘citizen’ deambulaba por la Premier. Nadie en la ciudad del United esperaría un sorpasso, aunque los de Guardiola vivan hoy su peor momento. Pero, dentro de la lógica de lo inesperado que rodea a Kavelashvili, menos probable parecía que un país como Georgia vaya a ser gobernado por un candidato de Sueño Georgiano, el mismo partido que Kaladze, exmilanista y alcalde de Tiflis. Que además es partidario de relajar las relaciones con Rusia de un estado que vive bajo la continua amenaza fronteriza de Putin. El mordisco a Osetia en 2008 fue la mejor prueba.
El surrealista descenso con el Manchester City
Así es la vida de Kavelashvili, a quien nunca le había interesado la política hasta que vio una oportunidad en ello. O eso comentan los compañeros que tuvo en el City de Alan Ball, una tragicomedia de equipo al que el delantero llegó para remediar la sequía de goles. Llegó el 1 de marzo de 1996, antes del cierre de mercado. Marcha el club inglés a un punto del descenso que finalmente se consumaría. Pero Kavelashvili tuvo su minuto de gloria en el derbi contra el United, que además supuso su debut con los ‘skyblue’. Fue titular con el dorsal ’32’ junto a su compatriota Kinkladze. De hecho, siempre se sospechó que Míjeil había llegado a Manchester para hacerle compañía a Georgi, mucho más talentoso.
Pero aquel 6 de abril iba a ser el día de Kavelashvili. El irlandés Quinn se encargó de servir en bandeja el gol del empate que anulaba el tanto de ventaja de Cantona. Aquel United acabó ganando la Premier con la autoridad que le daba una plantilla liderada por Ferguson con los hermanos Neville, Beckham, Giggs, Schmeichel o Cole. También aquel derbi, como casi todos los de la época. Antes, el locutor de la BBC tuvo que hacer el esfuerzo de pronunciar un nombre que a duras penas cabía en la camiseta. Si hubieran existido las búsquedas SEO, se habrían disparado, como sucedió el pasado sábado, cuando el tablero político europeo se agitó con la noticia de que el exfutbolista había ganado las elecciones presidenciales con un método más dudoso que el de Alan Ball.
Cole y Giggs aguaron el debut de Kavelashvili con un 2-3 que les dejó temblando. Fue peor el desenlace de la temporada. En la última jornada, el Manchester City perdió la categoría del modo más ridículo. Lograron llegar al 2-2 en el partido contra el Liverpool, después de un tanto de Rösler en el minuto 71. Un delantero nacido en Alemania del Este que se hizo desgraciadamente famoso por la siguiente camiseta: «Los abuelos de Rosler bombardearon Old Trafford«. Aunque se las dio de descendiente de la Luftwaffe, estuvo lejos de serlo, y como la fuerza aérea nazi, perdió más que ganó en su historia. El caso es que antes del tanto del apologeta había salido Kavelashvili con la misión de marcar un segundo gol en el City. Algo que no logró.
Tampoco parecía preocuparle mucho al equipo de Alan Ball, que, para culminar su desastroso devenir, creyó que un empate le bastaba para conservar la categoría. Con esas matemáticas no se puede mantener uno en la Premier y en una triple igualada a 38 puntos con el Southampton y el Coventry, el Manchester City fue el sacrificado. Kavelashvili estuvo un año más en la Second Division. Después, fue incapaz de renovar el permiso de trabajo y acabó haciendo carrera en Suiza, donde ganó una liga y una copa. Lo que no volvió a permitir Mijeil es que nadie le ganase con las cuentas, que le resultaron tan favorables el pasado 14 de diciembre.
Kaladze y Kavelashvili, la dupla política de Georgia
En 2016 fue elegido por primera vez como diputado en el Parlamento de Georgia, cargo que revalidaría en 2020. Lo hizo bajo en las filas de la formación Sueño Georgiano, cuyo secretario general es Kaladze, quien también está al frente de la alcaldía de la capital, Tiflis. Kakha hizo bastante mejor carrera que Kavelashvili, aunque ambos coincidieron en la selección georgiana. Ganó dos Champions con el Milan, además de otros títulos nacionales como tres ligas en el Dinamo de Kiev de Ucrania, país que, como la Unión Europea, teme el viraje político que se ha producido. «Este gobierno miente a su pueblo, diciendo que, volverán al camino europeo mientras están estableciendo un estado de tipo ruso, realmente autoritario», aseguró Salomé Zourabichvili, la presidenta saliente, contó también en su día con el apoyo de Sueño Georgiano, que ahora ha apostado por Kavelashvili.
Para Mijaíl fue bastante más fácil salir presidente que ser alineado en el Manchester City. Por primera vez en la historia del país, la elección se llevó a cabo en una votación celebrada en el Parlamento con el aval de la Comisión Electoral Central y ante el boicot de la oposición. Contó así con el voto a favor de 224 electores de los 300 diputados nacionales y municipales que participaron. Las calles se llenaron de protestas contra Kavelashvili, con los manifestantes portando elementos tan variopintos como diplomas universitarios, porque la oposición siempre se ha burlado del presidente por carecer de estudios superiores. Otros daban patadas a un balón.
«Felicito al pueblo de Georgia por la elección de un nuevo presidente. Míjeil Kavelashvili es una persona que siempre ha defendido la dignidad de Georgia y ha luchado por las victorias del país. Ahora, más que nunca necesitamos, precisamente, un presidente así de patriótico. Espero que el nuevo presidente tome todas las medidas necesarias para unir a la sociedad, fortalecer nuestra soberanía y lograr la reunificación de Georgia. Me gustaría felicitar a Kavelashvili por su elección como presidente y desearle éxito en beneficio de nuestro país y su gente», escribió Kaladze, cerrando filas desde la capital con el gobierno central.
Por cierto, Kavelashvili no va a ser el primer jugador del City o del Milan en ser presidente de un país: George Weah, que jugó en ambos, lo logró en 2017. Tampoco Kaladze y Míjeil son los únicos políticos de Georgia que fueron jugadores. El izquierdista Levan Kobiashvili fue jugador del Hertha Berlín y del Schalke.
Por el momento, Kavelashvili ha parado todo lo que le ha venido. Y lo ha hecho gracias al apoyo decidido de Kaladze, compañero de un partido atrapalotodo al que perteneció hasta que fundó La Fuerza del Pueblo, que en la práctica es un movimiento asociado a Sueño Georgiano. Promovió la aprobación de la ley de agentes extranjeros, que permite al Gobierno controlar ONGs y medios críticos, e igualmente fue artífice de una ley que reprime los derechos de las personas LGTBI+. Fácilmente, se percibe un talante similar al de Rusia, un país donde Kavelashvili fue campeón con el Spartak Vladicáucaso. Ahora, el título vuelve a las vitrinas rusas, que miran con interés cómo el delantero tímido y torpón que no triunfo en el City ha puesto en jaque a la Unión Europea.