El pasado viernes por la noche, Taleb Al Abdulmohsen estampó su coche a toda velocidad contra un mercadillo navideño en la localidad de Magdeburgo, en pleno corazón de Alemania, matando a cinco personas e hiriendo a otras 235. Aunque se trata de un hombre saudí de 50 años, cada vez más indicios remarcan que el atentado fue fruto de una radicalización de ultraderecha.
Así lo ha denunciado el presidente de la Oficina de Protección de la Constitución de Turingia, Stephan Kramer. «Incluso si resulta que tenía un trastorno mental, los posts del presunto autor en Internet muestran que se ha radicalizado cada vez más en los últimos años, con vínculos con la extrema derecha«, ha señalado en declaraciones a Redaktionsnetzwerk Deutschland, haciendo referencia a las publicaciones en las que Al Abdulmohsen expresaba su apoyo a las políticas antiinmigración de Alternativa para Alemania (AfD).
Auge de la violencia
El atentado se produce en un contexto de creciente tensión y violencia social. En 2023, los delitos por motivos políticos en Alemania aumentaron un 1,89% hasta alcanzar los 60.028, el mayor nivel desde 2001, cuando empiezan los registros. Según el último informe de la Oficina Federal de Investigación Criminal, hasta 17.000 de esos casos fueron delitos de odio, que crecieron un 48%. Hubo 17 intentos de homicidio y tres personas fueron asesinadas.
«Estamos experimentando una escalada de agresión política con intentos cada vez mayores de intimidación y ataques contra ciudadanos que son políticamente activos, voluntarios para nuestra sociedad o que están al servicio de la policía y los servicios de emergencia», advirtió en mayo la Ministra Federal del Interior, Nancy Faeser.
Amenaza de la extrema derecha
Los ataques casi se han duplicado en los últimos 10 años, una subida que se debe a la creciente radicalización ideológica de parte de la sociedad alemana, especialmente de los grupos de extrema derecha. Estos perpetraron unos 28.945 delitos, un auge del 22,4%, poniendo a inmigrantes y solicitantes de asilo en el centro de su diana.
La Oficina Federal para la Protección de la Constitución, la agencia de inteligencia policial alemana, estima en su informe anual que en el país hay 40.600 radicales de derecha, 14.500 de ellos violentos. En abril arrancó el juicio contra nueve integrantes de los Ciudadanos del Reich (o Reichsbürger en alemán), un grupo de extrema derecha que planeaba un violento golpe de Estado y que sumaría otros 25.000 radicales. En mayo, la justicia avaló que los servicios secretos vigilen la actividad de AfD como sospechoso de un extremismo descrito por Berlín como la «mayor amenaza para la democracia».
Islamismo radical e izquierdas
El récord registrado en 2023 también se debe al repunte de las agresiones consideradas antisemitas, que se han duplicado tras la guerra de Israel en Gaza hasta alcanzar los 5.164 delitos. Detrás de esos ataques hay grupos ultraderechistas, pero también islamistas radicales, cifrados en 27.000 potenciales individuos. Según el citado informe, la amenaza del terrorismo islamista «ha crecido aún más» desde el 7 de octubre de 2023, cuando Hamás atacó por sorpresa a Israel, si bien esa procede de delincuentes individuales y pequeños grupos.
Las autoridades advierten que el auge de la violencia política también tiene otros componentes ideológicos. Así, 7.777 de esos delitos se atribuyen a la extrema izquierda, la mayoría contra agentes de policía, un bloque heterogéneo con un «potencial de radicalización aún no explotado» que suma a 37.000 potenciales miembros, 11.200 de ellos «orientados a la violencia». Varios grupos progresistas, desde activistas climáticos a defensores de los derechos humanos, denuncian que Alemania criminaliza cada vez más la protesta y silencia toda crítica contra las violaciones perpetradas por Israel en los territorios ocupados palestinos.