La guerra continúa en la única unidad de quemados del Líbano


En árabe, hanin significa nostalgia. Ahora que las bombas han dejado de caer en masa sobre el Líbano, muchos, sino todos, se aferran a ese sentimiento. Mientras las decoraciones navideñas salpican las calles, buscando una alegría compartida, surge la nostalgia por las vidas que esta guerra ha arrasado, y por las muchas que ha apagado cuando empezaban a brillar. Hanin lleva en su nombre ese anhelo. También se vislumbra en sus grandes ojos que se presentan insultantemente jóvenes en medio de un rostro arrasado por las llamas. «Era una madre cariñosa en mi bonita vida», rememora esta libanesa de 31 años, oriunda de Chmistar, en el valle de la Becá, al este del país. Desde la unidad de quemados del hospital Geitawi de Beirut, recuerda cómo la felicidad del cansancio que provoca la irrupción de la nueva vida sólo le duró cinco meses. 

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