No sé qué es peor, no sé qué es más doloroso, no sé qué es menos edificante, ejemplar, no sé qué es más bochornoso, no sé qué es más patético, no sé qué es más esperpéntico si el corte de mangas a todo el fútbol español por parte del Consejo Superior de Deportes, presidido por el tal José Manuel Rodríguez Uribes, o la ‘botifarra’ y la lluvia de “¡hijos de puta!” lanzada al aire por el presidente Joan Laporta contra todos los que deseamos que, cuanto antes, por ejemplo, hoy mismo, deje de ser presidente del FCBarcelona.
Cuando escuché que la SER, la cadena con mejores contactos y fuentes en el Gobierno de Pedro Sánchez, anunciaba que el CSD le iba a conceder la cautelarísima a Dani Olmo y Pau Víctor, recibí la llamada de los dos abogados expertos en derecho deportivo que me habían ayudado a hacer la pieza de “el CSD no se atreverá”, comentándome con sorna: “Se han atrevido”.
Cuando escuché a la ministra Pilar Alegría decir que no era cierto que el CSD hubiese decidido ¡ya!, tal y como había informado la SER, pensé “ya está hecho”. Han decidido en horas. ¿Por qué?, porque no se trata de una decisión jurídica, basada en el derecho deportivo, estudiada, fundamentada en la documentación aportada por el Barça. 56 folios y 60 documentos no se leen en 24 horas. Se trata de una decisión política. Alguien, por ejemplo, el presidente Pedro Sánchez, con contacto diario con Waterloo, de lo contrario no sobreviviría como sobrevive, había decidido que había que seguir contentando al Barça y, muy especialmente, a Laporta, al que también le concedieron la cautelar para que siga, unos meses más, en el sillón.
Por eso los abogados que yo había consultado me llamaron para decirme “se han atrevido”. ¿Se atrevieron a qué? A resolver el tema en un plis plas. A decir que lo hacen por el bien del Barça y de los jugadores, bien que Laporta no tuvo en cuenta al presentar, tres días fuera de plazo, el aval exigido por LaLiga. El CSD se ha atrevido apelando (¡ojito al corte de mangas del CSD!) a la selección. Es decir, si se hubiese tratado de un futbolista ‘no seleccionable’, no sé, Robert Lewandowski, igual no le dan la cautelarísima. Se han atrevido (y este argumento también es muy atrevido) “por el bien del fútbol español”.
¿La ley?, papel mojado
¿Perdón?, por el bien del fútbol español, el CSD, José Manuel Rodríguez Uribes y Pedro Sánchez lo que tocaba era tomar una decisión que apoyase, reforzase y cumpliese las normas, las reglas, las leyes con las que se rige todo el fútbol español. Lo que han hecho Rodríguez Uribes y Sánchez, con este corte de mangas al fútbol español, es dejar escapar, de nuevo, a Laporta por la gatera (de ahí la ‘botifarra’ de satisfacción inesperada) y reforzar la tesis del resto de clubs de que el Barça se rige por otras leyes, que no son las de todos. Leyes que ya son papel mojado.
Es ahora cuando hay que ver la fuerza de la nueva Federación Española de Fútbol. Es ahora cuando hay que averiguar si Javier Tebas, presidente de LaLiga, además de saber escribir, con verbo y rapidez, mensajes autoritarios en X, defiende lo que dice y hace cumplir la ley. Es ahora cuando los clubs, que llevan (casi) cuatro años criticando que Tebas ayude a Laporta (el escándalo de Barça Visión les dejó a los dos muy tocados y ridiculizados), deben demostrar su poder, si es que lo tienen. Y, si no lo tienen, que dejen de llorar a lágrima viva.
El CSD argumenta su decisión para no perjudicar a la selección. ¿Qué pasa, que si se hubiese tratado de Lewandowski, no le hubiese concedido la cautelarísima? Habla del bien del fútbol español y, con su decisión, convierte en papel mojado todas las leyes que rigen el fútbol español.
Eso por lo que hace referencia al corte de mangas del CSD. Y, por lo que hace referencia a la ‘botifarra’ televisiva de Laporta, tras el abrazo cómplice de Enric Masip, su guardaespaldas preferido, unos cuantos (me temo que cada vez más) de los que deseamos que deje de ser presidente del Barça, nos damos por aludidos.
Siento ese corte de mangas en mi rostro (casi me lo merezco), siento ese corte en las yemas de mis dedos, siento el manotazo de balonmanista de Masip en mi cogote. Acepto el sonoro “que n’aprenguin!” y espero que ninguno de los múltiples “¡hijos de puta!” que resonaron en el palco del estadio King Abdullah Sports City vayan dirigidos a nosotros, los que consideramos que ese señor no puede seguir, ni un minuto más, como presidente del ‘mès que un club’.
Cuando hice la lista de los 25 escándalos de la nueva ‘era Laporta’ (los primeros 25 escándalos, quedan más por descubrir) señalé que Laporta había provocado, a lo largo de los últimos cuatro años, un deterioro tremendo, único, vergonzoso, de la imagen, reputación, credibilidad, prestigio y notoriedad del Barça.
Patadas a seguir
Lo ocurrido anoche en Yeddah debería hacer reflexionar a los 30.184 socios que lo votaron y, sobre todo, a los radiofonistas de prestigio que, durante los últimos días, han tratado de blanquear la imagen, el estilo, el comportamiento, la gobernanza y la altivez de un presidente que lanza ‘botifarras’ al mundo y escupe insultos por doquier.
Para el FCBarcelona ganar no ha sido nunca lo más importante. Y, mucho menos, ganar de cualquier manera. Nadie se hace del Barça para ganar. Ser del Barça es algo más. Y, desde luego, no creo que esos 30.184 socios que votaron a Laporta quieran tener un presidente así. El Barça ha pasado de ser un club señor a celebrar cuatelarísimas y victorias con cortes de manga e hijos de puta al aire, además de alguna que otra patada a bandejas de canapés y floreros del King Abdullah Sports City.
España (y eso le duele al independentista Laporta), el CSD (creado en 1977 y heredero de la Delegación Nacional de Deportes del franquismo, de eso sabe bastante el cuñadísimo) y Pedro Sánchez han suministrado una bomba de oxígeno al máximo dirigente del Barça. Allá ellos con su responsabilidad. A muchos ya no nos sorprende nada de Laporta. Y, por lo que parece, a los 30.184 socios que le votaron, tampoco.
Será cosa de recuperarse cuanto antes de la ‘botifarra’ sonora del presidente, masajearse el cogote, ponerse Bepanthol, la mejor crema para las quemaduras, en las yemas de los dedos y vigilar que este nuevo matrimonio España-Barça y Sánchez-Laporta no nos depare más sorpresas.
¡Ah! y descuiden, esta cautelar va a durar un año. O más. Como la de Gavi. La investigación del CSD empezó y acabó ayer, si es que la hubo algún día.