Cuando un organismo dependiente del Ministerio de Educación, por tanto del Gobierno, decidió conceder la cautelarísima a Dani Olmo y Pau Víctor, se abrió la ventana para que saliera el fuego de la política y de los oportunismos que lo queman todo.
El comunicado del Consejo Superior de Deportes (CSD), contradiciendo el criterio de LaLiga y la RFEF y aceptando que es un caso con los suficientes claroscuros como para dejar a los futbolistas practicar su profesión mientras se dilucida un dictamen definitivo, pavimentó el camino para que algunos miembros de la oposición al partido gobernante pusieran el grito en el cielo.
La vinculación entre los apoyos catalanes al PSOE y el perdón momentáneo a los dos jugadores del Barça fue inmediata, abierta en concreto por Borja Sémper, portavoz del PP. Fue la palanca para que el conflicto surgido de la desidia e improvisación de Joan Laporta y su junta se sumergiera en el fango de la refriega política y de la captación populista de respaldos.
«Esta decisión del Gobierno, contra la norma y contra el criterio de la Federación y La Liga, es un trato de favor a un club y adultera la competición. Dudo mucho que esta amnistía se hubiera concedido a un club más pequeño», escribió en su cuenta de ‘X’ el portavoz del partido de la oposición. La palabra amnistía, metida ahí con fórceps.
No tardó en ofrecerle respaldo un correligionario como Nacho Martín Blanco en el programa ‘Cafè d’Idees’, de Gemma Nierga: «Lo que dice Borja Semper siempre me parece razonable. Y aquí en particular cuando dice que esto puede adulterar la competición. Me parece que es una decisión política y cuestionable». Semper y Martín Blanco coinciden también en ser seguidores confesos del Real Madrid.
En el comunicado oficial, el CSD considera que mantener apartados de los terrenos de juego a Olmo y Víctor «causaría un perjuicio económico y deportivo grave para el club y, sobre todo, para los futbolistas. Esto podría dañar también los intereses de la selección española, así como del resto de las competiciones nacionales, incluida LaLiga».
Ernest Urtasun, de Sumar, ha sido el primer ministro del actual Gobierno en salir al paso de las opiniones del PP y en tratar de desvincular al fútbol de la política. «Este mensaje es un delirio», ha indicado en Rac1. «Sólo faltaría que nosotros interviniéramos en la decisión del CSD, de ninguna de las maneras. Es ridículo», ha insistido el ministro de Cultura. El CSD, tras la última remodelación del Gobierno, el PSOE cedió a Yolanda Díaz la cartera de Cultura, retiró las competencias de Deportes y las atribuyó al Ministerio de Educación de Pilar Alegría.
Punta al tema
Las opiniones que interpretan la resolución del CSD como una decisión política abundan en el día de hoy. Es, de hecho, moneda corriente, en Madrid y en Barcelona. Las tertulias matinales en las emisoras de ambas capitales sacaron punta al tema. Lo mismo un puñado de articulistas.
Por ejemplo, Alfredo Relaño en el diario ‘As’. «Se quiera o no, esto llega en un periodo de pleitesías del gobierno Sánchez para con Catalunya que tienen muy amostazados a grandes sectores de la población. Se quiera o no, esta benevolencia recae sobre un equipo al que hace dos años Tebas ya permitió unas inscripciones basadas en la promesa de unos ingresos que fueron humo». Un Javier Tebas, presidente de LaLiga, que ha acusado al Real Madrid y Florentino Pérez de complicidad con el Barça en este asunto.