El futuro de Ansu Fati en el Barça es poco venturoso. Lleva tres partidos sin ser convocado, y a lo largo de la temporada sólo ha jugado 8 ratos (en 29 partidos), con una sola titularidad. El pasado dibuja malas perspectivas para su porvenir en el club, y la apertura del mercado de invierno ofrece una salida para que juegue mucho más de lo que ha hecho hasta la fecha.
Hansi Flick ya ha hablado con el futbolista, concediéndole la posibilidad de que se sienta libre para elegir su futuro. Tiene contrato hasta 2027 con una cláusula de 1.000 millones: la vinculación propia para el que fue designado para heredar la camiseta con el 10 que perteneció a Lionel Messi. Aunque Ansu ya se hubiera adentrado en el drama particular de la lesión de la rodilla derecha que ha condicionado su carrera. Después de varias intervenciones, empezaron los problemas musculares que han ido interrumpiéndola.
Una rotura muscular en el bíceps de la pierna derecha en noviembre terminó por apartarle de los planes del entrenador que en la penúltima rueda de prensa confesó que al llegar a Barcelona, en el comienzo de la pretemporada, había descubierto a Ansu Fati en un gran estado físico.
«Si se quiere quedar, le cuidaremos», explicaba, dando a entender que entre ellos se ha planteado que Fati se marche del Barça, se desconoce si cedido o traspasado. «Es un jugador de La Masia, criado aquí y lo cuidaremos al máximo», subrayó el técnico, como si la figura del joven futbolista fuera un asunto de sensibilidad extrema. Y lo es.
Rendimiento y sentimientos
Pero el caso es que en el mundo profesional «cuenta el rendimiento» y los sentimientos ocupan un papel secundario. O peor. Sobre todo, cuando la cuantía del contrato es inversamente proporcional al rendimiento de los minutos. Ni de goles se habla en el caso del joven delantero de 22 años, que viajó a Arabia Saudí y ni siquiera entró en el acta arbitral. Tampoco en la del Barça-Betis de Copa.
«He sido honesto con Ansu y hemos hablado de diferentes posibilidades», se limitó a decir Flick, que se resumen en tres: continuar en el Barça, ser cedido hasta final de temporada o ser traspasado. Otro asunto será cuál es la más conveniente para el club y para el futbolista.
El contrato de Araujo
Más claro ha quedado el porvenir de Ronald Araujo. Básicamente porque el central, uno de los capitanes, ha vuelto a jugar. La lesión de Iñigo Martínez le convierte en intransferible, pese a que los agentes tramaban su marcha en este mercado de invierno. «Espero que se quede, por el club y por el equipo», deseaba Flick.
El técnico recordó que tiene un año y medio de contrato pero no pareció tenerlas todas consigo. El regreso de Andreas Christensen, con el alta médica, alivia la presión en la defensa, porque el Barça ha recuperado dos centrales en quince días.