La Semanal, promovida como un espacio para el intercambio entre el presidente Luis Abinader, funcionarios y la ciudadanía, enfrenta críticas sobre su estructura y funcionamiento. La comunicadora María Elena Núñez ha señalado que este formato carece de un método claro y democrático para seleccionar a quienes formulan preguntas, lo que genera una percepción de exclusividad y control en un espacio que debería ser abierto e inclusivo.
Además, Núñez subraya la necesidad de definir si los profesionales invitados relacionados con los temas tratados tendrán o no la oportunidad de plantear preguntas. Esta falta de claridad limita el potencial del espacio para generar discusiones enriquecedoras con aportes especializados.
Otro punto crítico es el uso de La Semanal como una plataforma para exaltar los logros del gobierno, lo que refuerza la percepción de que funciona más como un canal de propaganda oficial que como un foro abierto que brinde información util a la ciudadanía.