La Brisita es un programa cargado de denuncias


Santo Domingo. – La ex vicepresidenta de la República, Margarita Cedeño, integrante del Comité Político del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), catalogó el denominado bono navideño o “la brisita” implementado por el gobierno actual, como un ejemplo del daño causado a los programas de protección social cuando se implementan sin sustento técnico ni evaluaciones de impacto es incalculable.

La opinión de la ex vicemandataria se ventiló el artículo titulado “Bonos sin protección social”, publicado en los periódicos Listín Diario y Vanguardia del Pueblo en el que reitera las diferencias que existen en torno al concepto de protección social y las características que lo diferencian del asistencialismo.

“Desde su creación, el programa ha recibido críticas, no por el hecho de que el Estado preste apoyo a los más necesitados durante la Navidad —una acción legítima y necesaria—, sino porque su diseño revela una lógica asistencialista y nada transparente y no una estrategia de protección social integral”, explica Margarita Cedeño en su escrito.

Considera que como consecuencia de dicho asistencialismo el resultado ha sido un programa cargado de denuncias de fraude, con bases de datos poco confiables y un sistema que genera incentivos perversos.

Argumenta que, al tratarse de un beneficio en efectivo, utilizable en cualquier comercio y sin restricciones claras por categorías de productos, ha habido múltiples casos de uso indebido.

“Se han reportado personas que reciben el bono sin necesitarlo o incluso quienes lo utilizan varias veces, mientras los repartos presenciales provocan aglomeraciones y disturbios similares a los que ocurrían en los antiguos repartos de cajas del Plan Social” acotó.

Advirtió que se ha implementado una tarjeta prepago y desechable, que tiene un alto impacto medioambiental, asistencialismo regresivo y, lo peor, el altísimo costo de emisión, que no sabemos a quién beneficia.

Margarita Cedeño finaliza su opinión presentando algunas interrogantes, que considera claves para evaluar si “la brisita” fue una política pública efectiva o simplemente un recurso asistencialista de corto plazo: ¿A quiénes realmente impactó? ¿Dónde se utilizaron los recursos? ¿Cuáles fueron los patrones de consumo? ¿Quiénes participaron en la distribución? ¿Cuántas tarjetas o bonos quedaron sin entregar?

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