Esta mujer, que vive de lo que produce como conductora del transporte público, resalta por su agilidad y buena actitud, y asegura que con sus cualidades pudo haber conseguido cualquier trabajo “común para mujeres”, pero optó por aprender a conducir para dedicar su vida al transporte público y serle útil a sus semejantes.
Sus inicios
Narra que su vida antes y después de aprender a manejar no ha sido la misma, “desde el momento que aprendí a manejar supe lo que quería ser, una conductora”.
“Tengo seis meses en un curso que nos proporciona la OMSA para formarnos como conductoras de las guaguas, a través del cual pasaré de cajera a conductora, donde me voy a superar porque me están dando la oportunidad de avanzar y sé que tengo potencial para el trabajo”, afirmó Dennisse a reporteros de Listín Diario.
Dijo que a veces ha pensado hacer otra cosa, sin embargo, cuando escucha a los demás hablar bien acerca de su trabajo se llena de entusiasmo para seguir con su carrera. “En el tiempo que tengo manejando nunca he recibido ningún tipo de discriminación, todo lo contrario, la gente me ve como una mujer luchadora que trabajo por mis hijos”, expresa.
Asegura que muchas personas que la rodean admiran la forma en que sabe salir a la calle y enfrentarse a los retos de la vida, y al mismo tiempo dedicarles momentos de calidad a sus proles. “Para mí, mis hijos son lo más sagrado que tengo, por eso trato de que mi relación con ellos sea la mejor posible”. Denisse es bastante conocida en la zona de la Charles de Gaulle, Sabana Perdida, La Barquita y otros puntos de la zona Norte, lugares que recorre permanentemente ofreciendo sus servicios.
Acción solidaria
“Uno se hace hasta familia de muchas personas que usan la ruta con frecuencia. Esa familiaridad a veces hace que uno se conduela y cuando no tiene el pasaje completo, de todas maneras uno lo monta, porque ya lo conoce y no lo va a dejar por unos chelitos menos”, dice esta laboriosa madre conductora.
Aunque ahora su familia se encuentra estable a nivel económico, cuenta que su vida no ha sido nada fácil. “Cuando yo vivía en Alma Rosa, el ciclón Georges, en 1998, se llevó la mitad de la casa donde vivíamos, tuvimos que trasladarnos a Hato Nuevo, luego tuvimos la suerte de que el gobierno nos dio una casa propia en San Luis y ahí tuvimos mas tranquilidad”.
Recuerda que en aquel tiempo vivió muchas vicisitudes, y por eso no se arrepiente de realizar el trabajo que hace hoy. “El trabajo dignifica, no importa si eres conductora de una guagua, de un carro o hasta de un motor, lo importante es la honestidad”, asegura Denisse, al llamar a los jóvenes a estudiar, prepararse y vivir con dignidad.
Vía:listindiario.com.do