Termoeléctrica Punta Catalina (CTPC) habrá de inaugurar una nueva etapa en el mercado de valores en República Dominicana. Todo es cuestión de tiempo. Una vez entre en operación, su valor de mercado tendrá la oportunidad de revertir el trayecto tortuoso que le ha tocado transitar hasta la fecha. El proyecto se ha ejecutado entre cuestionamientos y escándalos.
Esta obra, la más grande y costosa jamás construida en el país, cuyo presupuesto inicial (y contratado) es de US$1,945 millones, se ha visto envuelta en el escándalo de corrupción más sonoro de la historia dominicana. Está en su etapa final y, desde que genere el primer megavatio, las autoridades esperan que sea juzgada por sus resultados y aportes a la economía dominicana. Está previsto que comience su etapa de producción desde diciembre de este año.
Para evitar nuevos retrasos, en medio de un proceso de arbitraje por la petición de un adicional de US$708 millones para terminar el proyecto, el Gobierno y el consorcio Odebrecht-Tecnimont-Estrella acordaron la creación de un fondo contingente de US$336 millones, que asegura el flujo constante de recursos hasta la finalización de la obra.
El Gobierno sostiene que la obra representa una oportunidad de inversión para el sector privado a través del mercado de valores. Las primeras expresiones de interés se dieron a conocer a finales de 2015. El apetito lo abrió el presidente Danilo Medina en ocasión de una presentación que hizo ante la matrícula de la Cámara Americana de Comercio (AmchamDR), donde invitó a los empresarios a formar parte del proyecto.
Casi un año después, en octubre de 2016, el presidente de la Asociación de Industrias (AIRD), Campos de Moya, consideró acertada la decisión del Gobierno de vender por lo menos un 49% de las acciones de Punta Catalina, ya que de esta manera respondería a un modelo económico más eficiente.
“Yo creo que se deberían vender enteras. El Gobierno está para ser un organizador y el sector privado un productor. Yo creo que el Gobierno no debió haberse envuelto en un proyecto de esta índole. Creo que lo más saludable es que el sector privado sea el productor de todo”, expresó el dirigente empresarial.
También en octubre de 2016, la Federación Dominicana de Cámaras de Comercio (Fedocámaras) exigió un proceso abierto y transparente al momento de negociar o vender al sector privado una parte de las acciones de la termoeléctrica Punta Catalina, en Baní.
La institución, presidida por el empresario vegano Claudio Fernández, consideró que lo ideal sería traspasar parcial o totalmente la propiedad de la generadora al sector privado y señaló que es recomendable contar en el proceso con una cantidad de actores adecuada, porque de esa manera “se puede evitar una concentración indeseada, promoviendo la competencia en el sector eléctrico para que la energía llegue a los consumidores a mejores precios”.
Sin embargo, la decisión de salir al mercado de valores para fondear el proyecto se tomó hace mucho tiempo, a raíz de la falta de flujo de efectivo como consecuencia de los problemas legales que enfrentó la empresa Odebrecht, líder en la construcción de la obra.
El superintendente de Valores, Gabriel Castro, dijo, en diciembre de 2015, que el Gobierno tenía en agenda colocar en el mercado de valores una parte del capital previsto en la construcción de las plantas a carbón de Punta Catalina, con lo que daría inicio formal al mercado de renta variable o de acciones en República Dominicana. La opción, por supuesto, se planteó en reuniones con el presidente Medina.
Luego de casi dos años de retraso en el cronograma de ejecución de la obra, pero que ahora está avanzada en un 95%, el escenario se ve más claro. La promulgación de la Ley 249-17, que modifica la 19-00 del Mercado de Valores, abre la posibilidad de hacer planes a corto plazo para poner en venta una parte de las acciones de Punta Catalina.
El administrador de Punta Catalina, Jaime Aristy Escuder, consideró que sería una excelente decisión de inversionistas privados invertir en la central termoeléctrica. La idea, asegura, es que la posición accionaria de esa empresa de generación esté abierta no sólo a los inversionistas, sino también al pueblo dominicano.
“Recuerden que esta es una planta del pueblo y el que quiera o esté interesado en adquirir acciones de la Central Termoeléctrica Punta Catalina, la más rentable del país, va a poder hacerlo. O sea, si esos inversionistas están interesados pueden acercarse perfectamente”, reveló Escuder, quien refirió que el porcentaje será definido en lo adelante en función de la estructura óptima de capital.
Recordó que Punta Catalina será manejada como una empresa que tratará siempre de maximizar sus niveles de beneficios y aporte al desarrollo económico y social.
Reveló que en estos momentos la dirección de Punta Catalina diseña la posición patrimonial que tendrá la empresa. La idea, adelantó, es que a partir que ya esté en plena carga “es el mejor momento, pues se tendrá la oportunidad de maximizar el flujo de libre de efectivo, lo cual es lo que da valor”.
Indicó que cuando Punta Catalina tenga un PPA (Power Purchase Agreement) que permita generar ese flujo de efectivo y traerlo a valor presente, y eso mostrárselo a los inversionistas, lo cual habrá de suceder en el último trimestre del próximo año, es probable que esté poniéndose en marcha todo un conjunto de colocación de títulos de deuda y también de acciones de parte de la central termoeléctrica.
A su entender, el objetivo es sacarle el máximo provecho a la empresa, hacerla muy rentable y que además se obtenga una prima sobre el valor de la inversión. Esto significa, apuntó, que se demuestre que el valor de la inversión es correcto y que los inversionistas están dispuestos a pagar un mayor valor de lo que se invirtió porque cuando está en operación, generando flujo de efectivo y beneficios, es el mejor momento para dejar entrar a los inversionistas. Explicó que aún no se ha decidido si habrá un límite para los inversionistas.
En octubre de 2016, Milton Morrison, quien a esa fecha fungía como vicepresidente ejecutivo de la Asociación Dominicana de la Industria Eléctrica (ADIE), afirmó, sobre la decisión del Estado de buscar un socio privado para Punta Catalina, que ya este había planteado desde hace un tiempo la decisión de abrirse a inversiones privadas.
Dijo entender que esta ocasión responde más a una decisión de cumplimiento de esa palabra que dijo el presidente Danilo Medina cuando estuvo en la Cámara Americana de Comercio, en el almuerzo, como también a una decisión en términos financieros porque, según dijo, para nadie es un secreto la dificultad que ha habido para poder materializar el compromiso financiero que permita terminar la construcción de esa planta.
“Es una decisión soberana del Estado dominicano, que, en función de sus necesidades, deberá valorarla en su justa dimensión y sobre todo ser lo más transparente posible porque, aunque es una decisión gubernamental, es un proyecto del Estado que a fin de cuentas toda la población es también propietaria”, explicó Morrison.
Otro proyecto sería de gas natural
El vicepresidente ejecutivo de la Corporación Dominicana de Empresas Eléctricas Estatales (CDEEE), Rubén Jiménez Bichara, considera que el país no puede perder tiempo para comenzar a licitar las nuevas plantas de generación de energía que suplirán la creciente demanda del mercado local, estimado en aproximadamente 120 megavatios cada año.
“Tú tienes un país que crece una demanda de 120 megavatios por año. Si tú no adicionas plantas, tú te quedas corto en la oferta. Por eso es que al inicio hablábamos de que la demanda inmediata era de 1,451 megas y de manera urgente de ellos eran 600 megas. Por eso la razón de haber iniciado Punta Catalina”, explicó.
Para el funcionario, lo preferible para equilibrar la oferta geográfica de energía es que la próxima planta a licitar sea por Montecristi, aunque será, por supuesto, por donde salga el mejor proyecto para el país.
Adelantó que las bases habrán de estar listas a finales de este año para licitar la próxima planta de generación de electricidad, la cual está previsto sea de gas natural. Sobre la posibilidad de que sean los chinos los que construyan la próxima planta, Jiménez Bichara dijo que “los que hagan la mejor oferta”.
Sobre los costos de unas nuevas centrales de generación, Jiménez Bichara se limitó a decir que “los que quieran saber los precios de las plantas a gas que habrá que licitar para su construcción en el país sólo tiene que entrar al mercado, pues eso funciona muy similar a otros productos, incluidos los vehículos. Esto quiere decir que el que quiera saber cuánto cuesta una planta sólo tiene que entrar y ver que dependerá de la característica de esa planta”.