La prohibición de TikTok en Estados Unidos está cada vez más cerca de ser una realidad. La popular plataforma de vídeos, propiedad del gigante chino ByteDance, tiene hasta el próximo 19 de enero para vender su negocio estadounidense, en el que acumula más de 150 millones de usuarios, a una empresa que no sea de China. De no acatar, será bloqueada en el territorio.
El pasado 24 abril, tras años de polémicas y tensión entre Washington y Pekín, el presidente Joe Biden firmó una ley que amenaza con vetar el acceso a TikTok en su principal mercado mundial. La Casa Blanca asegura que esta medida draconiana, adoptada con un amplio apoyo bipartidista, responde a la voluntad de garantizar la seguridad nacional del país, pues tanto demócratas como republicanos acusan —sin pruebas concluyentes— a la aplicación de ser una herramienta de espionaje al servicio del régimen de Xi Jinping.
Desde entonces, TikTok ha tratado de batallar por la vía judicial su posible bloqueo en EEUU, pero también adoptando medidas internas para cortejar a los conservadores, según desveló The Information. El 7 de mayo denunció al Gobierno federal asegurando que la ley era inconstitucional, pues violaba la Primera Enmienda de la Constitución, que garantiza la libre expresión de los ciudadanos, entre otros derechos. Algunos usuarios también se querellaron contra el Ejecutivo. El 6 de diciembre, un tribunal tumbó la apelación y dictaminó que la administración puede adoptar esa medida para proteger sus intereses nacionales.
¿Qué dirá el Tribunal Supremo?
Hasta ahora, la justicia estadounidense ha ratificado una ley que supondría una sentencia de muerte para TikTok. Sin embargo, a la compañía le queda una última bala: el Tribunal Supremo. El 16 de diciembre impugnó la decisión, denunciando que se trata de «una restricción masiva y sin precedentes de la libertad de expresión» que, según sus cálculos, causaría pérdidas de más de 1.000 millones de dólares para las empresas que usan la plataforma para hacer negocio.
En una rápida reacción muy poco habitual, el mayor órgano judicial de EEUU confirmó dos días después que estudiará el recurso. El reloj juega en contra de TikTok, así que el alto tribunal ha añadido una vista oral especial para el 10 de enero. Los jueces podrían suspender la medida mientras continúa el litigio y su fallo podría llegar en cualquier momento posterior. Mientras tanto, su director ejecutivo, Shou Zi Chew, se ha reunido estos días con Donald Trump en su mansión en Mar-a-Lago, Florida.
¿Es posible forzar su venta?
Si el Tribunal Supremo da la razón a Washington, TikTok quedará embarrada en una situación sin precedentes. Su matriz, ByteDance, ha reiterado a lo largo del último año que vender su negocio en EEUU no es una opción viable, pues se trata de un proceso sumamente complejo que, además, Pekín ya ha dicho que vetaría. «EEUU debería respetar realmente los principios de la economía de mercado y la competencia leal, dejar de reprimir injustamente a las empresas extranjeras y proporcionar un entorno abierto, justo y no discriminatorio», ha señalado la embajada china en el país.
Ante esta negativa, la ley obligaría a Apple y a Google —bajo amenaza de multa— a dejar de dar soporte a TikTok a través de sus tiendas de aplicaciones, App Store y Google Play. Aun así, los usuarios podrían tratar de sortear ese veto accediendo a la plataforma a través de una red privada o VPN, que permite conectarte a Internet como si lo hicieses desde otro país con otra jurisdicción.
¿Qué hará Trump?
La ley que quiere atenazar TikTok entra en vigor el próximo 19 de enero, el último día del mandato de Biden. La siguiente mañana Trump jurará el cargo como nuevo presidente de EEUU, un cambio de rumbo en el poder que podría beneficiar a la aplicación de vídeos. Aunque el líder conservador fue el primero en proponer la prohibición de TikTok ya en 2020, ahora ha cambiado de parecer. Durante su campaña presidencial prometió que «salvaría» la plataforma, especialmente popular entre los más jóvenes, y en los últimos días incluso ha dicho que ocupa «un cálido lugar en mi corazón».
¿A qué se debe el giro de Trump?
Trump cambió públicamente su postura sobre TikTok en marzo. Fue entonces cuando se reunió con Jeff Yass, un inversor multimillonario y megadonante republicano que posee un 7% de las acciones de ByteDance, valoradas en 21.000 millones de dólares. Aunque Trump dijo que no hablaron sobre la plataforma y su futuro, Yass ha financiado una campaña de presión en Washington que, según The New York Times, ha colocado a sus aliados cerca de la familia Trump.
¿Puede Trump «salvar» TikTok?
Trump ha hecho una promesa que no puede cumplir. La ley prohíbe explícitamente un acuerdo que aborde las inquietudes de seguridad nacional con ByteDance, lo que limita su autoridad. Si el Tribunal Supremo ratifica la validez de la prohibición, Trump solo podría conceder una prórroga de tres meses para que se efectúe la venta de la app a una empresa no china. Eso permitiría levantar temporalmente su cierre y mantenerla en línea 90 días más, una medida que Trump podría explotar políticamente para vender al mundo que ha «salvado» TikTok y culpar a los demócratas. Aun así, una gran mayoría de los republicanos, entre ellos el líder de la minoría en el Senado, Mitch McConnell, apoyan sin ambajes el bloqueo.